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El día siguiente de la llamada me lo pasé llorando, haber hablado con Mikel no me había venido nada bien la verdad.

No paraba de acordarme de todos los momentos que habíamos pasado juntos, el como pasar de hablar todos los días con una persona y contarle todo a no hablar nada.

Era como si fuesemos a volver dentro de un par de meses. En mi cabeza la sensación era esa, como si esto solo fuera un tiempo para pensar en ambos, pero no era así, se suponía que era para siempre.

Después de haberlo dejado comenzamos un rollo raro de besarnos y hacerlo pero sin ser nadas, solo amigos. Era lo que más me jodia, que no podía dejar de pensar en él, en querer besarlo, en todo con él. Pero como ya he dicho muchas veces el rencor era superior.

-Natalia, vamos a ir a comer, ¿vienes?-Alba tocó a mi puerta suavemente.

-Ni tengo ganas.-me soné los mocos y Alba pasó directamente a mi habitación.

-¿Quieres que me quede aqui contigo? Puedes contar conmigo, Natalia.-su sonrisa era sincera y sus ojos brillaban a pesar de la poca luz de la habitación.

-Ve, no pasa nada. Y ya sé que puedo contar con nosotras.-trás pronunciar esas palabras su mano izquierda se puso encima de mi muslo y lo apretó en señal de apoyo.-Solo necesito tiempo y un abrazo.-puse una mueca triste a lo que Alba sonrió tiernamente.

-Aqui estoy.-abrió los brazos y me envolvió en un abrazo calido.- Y ahora tienes dos opciones... Bueno tres.

-Cuéntame.-levanté las cejas.

-Una, vienes a comer. Dos, te dejo aqui descansar tranquila pero esta noche nos vamos de fiesta las cuatro o tres, me quedo aqui contigo que estás pachuchilla.

-Me decanto por la segunda opción.-dije haciendome la interesante y Alba sonrió victoriosa, sabía que lo iba a hacer con cualquier opción que eligiera.

-Está bien, me voy. Estate lista para las ocho y media o así. Descansa, baby.-me dejó un suave beso en la mejilla y salió por la puerta.

Me pasé otra media hora sin pensar mucho en nada y decidí salir por Valencia yo sola, no sin antes ducharme y vestirme despreocupadamente.

Fui a un bar a comer yo sola, solo acompañada de mis cascos y mi playlist favorita de fondo. Me sentía en paz. Estuve andando por las calles sin un rumbo fijo, sin pensar por donde iba y mucho menos como iba a volver pero ahora mismo me daba igual.

Dieron las cinco de la tarde y acabé en el paseo marítimo, sentada en un banco y el sol brillante. Hacía un aire frio que contrastaba con el calor que hacía de por sí.

Ultimamente no me llegaban muchos mensajes al WhatsApp, unicamente de África y algún que otro grupo antiguo, había roto la comunicación con toda la gente de Pamplona, exceptuando a mis padres y a mis hermanos, asi que me extrañó ver una notificación en el móvil.

bbyyys 🖤🌹

María V: Chicssss, queda inagurado el grupo de la casita, os q

Julia M: Nataaaaaliaaaaa vamos para allí, espero que estés alegrada que vamos a ir a merendar a casa de Miki

Chicas... estoy en el paseo marítimo y no sé volver
📍Ubicación
Decidme el camino más fácil que encia no tengo megas

Julia M: Okay, estamos en el coche, te recogemos bby

Sonreí bloqueando el móvil dejando que la música vuelva a envolverme en su entorno, había pasado una dos horas y media desde que llegué y ya comenzaba a estar cansada de estar allí.

Escuché por encima de la música como un coche pitaba escandalosamente, me giré y lo primero que vi fue a Maria asomada por la ventana cantando una canción insinuandome que fuera con ella y al lado suya, en el otro asiento a Alba tapandose la cara avergonzada.

Me reí a carcajadas y no pude evitar establecer contacto visual con Alba, la cuál estaba sonrojada por la verguenza que estaba pasando. Entré en coche y Julia me dió un leve beso en la mejilla.

-Vaya caminata te has pegado.-sonrió Alba tras el espejo retrovisor.

-Estaba agobiada y decidí que era lo mejor.

-Ves, eso deberia de haber hecho yo cuando corté con Andrés.-Julia maldecía por lo bajo y las dos chicas en los asientos de delante se rieron.

Llegamos a la casa y comenzamos a prepararnos para vestirnos, pusimos la música en la tele a todo volumen y canturreabamos por el salón mientras ibamos preparandonos para salir.

-¿Os apetece algo de beber?-dijo María olegando a la cocina.

-Un gin-tonic.-sonrió Alba secandose el pelo cok una toalla.

María preparó todo lo que pedimos, ya que ella ya estaba lista para salir, solo había que esperar a que llegara la hora.

Estuvimos bailando en el salón con la música de fondo, bebíamos y picoteabamos cualquier cosa de la nevera. Me encantaba esta sensacion de por fin ver que encajaba en algún sitio.

-Me acaba de llamar Marta, ya están allí.-María paró la música de fondo y desconectó el móvil.

-Okay, cojo el móvil y nos vamos.-Julia entró al cuarro dando pasos ligeros mientras nosotras ibamos hacia la puerta.

Estaba tan feliz y tan cómoda, Alba me miró y sonrió. Sabía que esta noche me tocaba una charla con ella sobrtodo, no lo sabía con certeza pero me gustaría que así fuese.

Esta vez fuimos andando, porque teniamos pensado beber las cuatro y el pub tampoco estaba muy lejos de nuestro piso. Caminamos por las calles de Valencia hablando animadamente, María con Alba y Julia conmigo.

Hablabamos sobre la guitarra y nuestra vida en la música y tal. Ambas componiamos y cantabamos y nos gustaba muchísimo todo lo relacionado con eso.

-A donde vamos hay un micro abierto de diez a doce, podríamos cantar algo.-explicó la gaditana con una sonrisa de ilusión.

-Me encantaría, pero cuando lleve algunas copitas de más que me muero de la verguenza.-ambas reímos, reciviendo una mirada fugaz de las chicas de delante.

Cuando llegamos en la puerta ya estaban los chicos, nos saludamos con besos y abrazos y entramos dentro pidiendo una bebida para empezar la noche.

-Vamos a bailar, ¿no?-Marta habló cerca de mi oido y acepté sin pensarlo.

Y en aquel pub, con un ambiente solamente iluminado con unas cuantas luces neon y focos parpadeantes, inundado de un olor a alcohol y colonias. La música retumbaba por todo el local, ni había mucha gente pero el sitio al ser pequeño parecía que estaba lleno.

Bailamos todos en el centro de la pista al ritmo de cualquier cancion que pusieran.

Me encantaba la sensación de libertad que estaba teníendo, ya sea por la compañía, el alcohol o el propio ambiente del pub.







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