Amorético

capítulo tres

    El ambiente estaba sereno a pesar de llamarse esa calle Fiesta Alegre, en la urbanización(comunidad de clase media bien diseñada y construida con estructuras similares y uniformes) Country Club, San Juan. La casa donde vivía la familia Ferrer era visitada por un hombre de cuatro décadas y media. Ni siquiera tocó el timbre de la puerta, lo habían estado esperando. Al escuchar el sonido de un automóvil estacionandose frente a su casa, el señor Rafael Ferrer ordenó a su hija promogénita que abriese la puerta. El hombre que los visitaba se puso contento al ver a su sobrina.

-¡Qué hermosa te ves, Rubiana!

-Gracias tío Luis.

-Dios te bendiga y la Virgen te acompañe y te haga siempre feliz. ¿Luisito está aquí?

-Claro tío, tu hijo está aquí.

    Reunida la familia alrededor de la mesa para almorzar; comenzaron a cenar y rezaron el Padre Nuestro, como de costumbre antes de cada comida en familia.

       Después que almorzaron(sin dejar residuos de lo que fue arroz con gandules, ensalada de papas y pernil asado) se reunieron en la terraza para conversar. Rubiana esperaba con ansias ese momento para conversar con su padre acerca de Michael. Esperaba, al parecer, que su familia la apoyara. La última vez discutió el asunto con su padre; esta vez lo iba hacer frente a sus demás familiares...

     Estaba nerviosa aunque lo disimulaba. Todos allí conversaban sobre el ascenso a su padre en su trabajo,pero la idea de posponer su plateamiento para otro día le preocupaba. Al otro día se cumpliría una semana de haberse enojado con su novio.

-Con permiso- interrumpió ella la conversación-. Tengo algo que decirle a papi y quiero que ustedes sean mis testigos.

   Todos, sorprendidos, callaron excepto su hermanita Maricarmen quien pidió permiso para ir al refrigerador a buscar helado, lo que fue autorizado por su padre, dejando el camino libre...

-Papi. ¿ Cuando aceptarás a Michael como mi novio?

     Luego de tragar hondo y tras casi dejar caer una copa de vino, le contestó:

-Tengo que asegurarme de que sea un buen sujeto.

-Por lo tanto papi, deja que me visite aquí, para que lo empieces a conocer.

-No- gritó el padre.

-Pues. ¿ Cómo quieres conocerlo mejor?

-Primero que nada me bajas la voz, sé educada.

- Él es tremenda persona- interrumpió Luisito.

-Y tú cómo lo sabes- le preguntó su tío.

-Yo he jugado baloncesto con él.

      No menoscababan la postura del señor Ferrer las apologías a Michael sostenidas por Rubiana, Luisito y después por el tío Luis quien le dijo a su hermano:

-Dale una oportunidad al chico. Mira la carita de tu hija. ¡Está enamorada!

    La señora Ferrer, madre de Rubiana, se lavó las manos tras haber ido a fregar los platos.

-Les diré algo. Me han dicho que el chamaco ése.-

-Se llama Michael, papi.

-Sí, como se llame. En fin, del tal Michael me han dicho que es usuario de drogas  y le gusta también embriagarse con sus amigos. ¡Ah! Y que también vende drogas.

-Mentiras papi- gritó ella enfurecida- ¿Quién te dijo esas mentiras. Lo están o estás calumniando.

-Rubiana María Ferrer Rivera- le gritó su padre mientras Luis y su hijo Luisito solo contemplaban-. Bájame la voz señorita.

-Dime quién o quienes te han dicho esas mentiras sobre Michael- siguió insistiendo ella sin bajar el tono de voz.

-Personas serias.

-Serán personas prejuiciadas.

-Terminó la discusión. Vete a tu habitación señorita- le ordenó su progenitor pero ella seguía parada en el mismo lugar. Así que su padre la sujetó bruscamente por el brazo derecho, pero ella se le zafó. Al instante él la abofeteó. Rubiana, llorando, se fue corriendo y llorando a su habitación.

-Creo que debes ser un poco más suave con ella. Es una adolescente, pronto será adulta- le dijo Laura a su esposo tras haber regresado de la cocina.

-Cállate mujer. No me contradigas- le gritó él ante las atónitas miradas de su hermano y su sobrino.

Lágrimas alteraban el bello rostro de Rubiana, quien estaba acostada sobre su cama. Sus hermosos ojos grandes parecían albercas con fondo rojo..En un momento dado se preguntó a sí misma

-Mi padre tiene prejuicios? No, imposible

     El señor Ferrer era un hombre muy respetado. Un hombre conocido por su carácter firme. Fue presidente del consejo de residentes de su comunidad. Miembro de algunas organizaciones sin fines de lucro. Iba a misa todos los domingos con su familia...