❝Go back to being plastic❞

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Albus Potter

"A mí no me gustas, Alice

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"A mí no me gustas, Alice."

Muy enamorado

¡Albus Severus Potter!

—¡No me grites!

—¡Yo te grito si quiero!

—¡No eres la reina del mundo, Longbottom!

—¡Y tú por el simple hecho de ser un Potter no eres el centro de la Tierra!

Una rubia y un moreno discutían a gritos en la mansión de éste último. Estaban en la habitación de Albus, intentando no matarse el uno al otro. Los dos estaban sudados, y ya ni recordaban cómo había empezado la discusión, ahora, lo importante era ganarla. Alice, muy molesta, lanzaba todo lo que encontraba contra el chico, y éste, a duras penas, esquivaba los objetos voladores.

—¡Deja de tirarme cosas! —gritó Albus, elevando los brazos por encima de la cabeza para protegerse.

—¡Y tú deja de gritarme!

—¡Tú has empezado gritándome!

Y de repente, los gritos pararon. Las respiraciones aceleradas de los dos jóvenes eran suficiente para indicar que no podían seguir peleando más. Los dos, al mismo momento, como si estuvieran sincronizados, se sentaron en el suelo, con las lágrimas cayendo por sus rostros. Todo, absolutamente todo, iba de mal en peor. "La pareja perfecta" no era más que una simple mentira que beneficiaba a sus padres, y los perjudicaba a ellos. La rubia deseaba nunca haber conocido al chico que estaba sentado a su derecha, y él deseaba nunca haber aceptado ser su amigo para satisfacer a sus padres.

—A mí no me gustas, Alice —dijo el chico, apartándose el pelo de la cara para mirarla a los ojos.

La rubia soltó una carcajada y lo miró con vacilación. Parecía mentira que el moreno pensara que él era el único afectado en este juego. Desde que cumplió los doce años, la vida de la chica había sido un infierno. Antes, todo era perfecto, no eran ricos, ni tampoco famosos. Pero claro, su padre quería más, y decidió aliarse con los Potter para conseguir sus objetivos. Vendiéndola a ella, a su propia hija.

—¿Y tú qué crees, Potter? ¿Que tú a mí me gustas? Venga, no me hagas reír.

Albus frunció el cejo.

—No quiero salir con una chica tan irresponsable, sabelotodo y mimada . No quiero ni siquiera verte, te considero patética con tus absurdas manías.

La rubia apretó los puños, sintiendo como la rabia se acumulaba en sus venas.

—Yo tampoco quiero salir con un rico que va víctima y no es más que un inmaduro. No quiero darte besos ni fingir que te amo y que tenemos una relación perfecta. Porque todo esto es una absurda mentira que nos hace daño. Pero tenemos que hacerlo, ¿no? ¿O le vas a pedir tú a mamá que rompa el contrato de matrimonio? Porque yo no se lo digo a mis padres ni de broma.

𝐃𝐎𝐋𝐋𝐇𝐎𝐔𝐒𝐄 || The Potter'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora