Capítulo 12

8.4K 497 6
                                    

- Llegamos - Habla Mateo estacionando el auto.

- ¿Dónde estamos? - Pregunté.

Estábamos en el medio del bosque, en un claro muy lindo, había un río y una mini cascada, habíamos entrado por un camino preparado como para autos. Era muy hermoso este lugar.

- Es el lugar al que vengo de vez en cuando - Responde, me ayuda a bajarme y saca mi muletas - Cuando estoy molesto o quiero estar solo, vengo aquí -

- Es muy hermoso - Dije mirando el lugar. Nos sentamos en la orilla del río y pude observar a los peces nadando.

- Lena... ¿Es en serio lo de tu padrastro? - Preguntó luego de un buen tiempo en silencio. Yo suspiré profundamente.

- Si... por eso nadie y menos un chico, va a mi casa -

- ¿No se lo dijiste a tu madre? -

- Lo hice... pero no me creyó, le contó a mi padrastro y él... bueno... - Mis manos comenzaron a temblar al recordar aquel momento tan vividamente, Mateo apoya su mano sobre mi hombro y sorprendentemente se acerca a mi y hace que me recueste contra él apoyando mi cabeza en pecho, escondí mi rostro en su cuello y cerré los ojos con fuerza para intentar dejar de pensar en eso.

Su aroma me ayudó, era relajante y el sentirlo cerca igual, no comprendía porque lo conseguía pero... lo hacía, conseguía calmarme...

Cuando pasó un momento en el que nuevamente me calmé por completo, se lo expliqué mejor.

- Él nunca llegó más lejos de... m..manosearme o... besarme, solo eso - Respondí sin abrir los ojos ni despegarme de él.

- ¿Por qué no lo denuncias? -

- Lo intenté, pero la policía dijo que necesitan pruebas, que mi palabra no bastaba y nunca las pude conseguir, y no quiero que para conseguirlas él tenga que... - Un nudo en mi garganta aparece sin dejarme continuar, mis ojos se cristalizan y Mateo suspiró y me abrazó mejor acariciando levemente mi brazo.

- Esta bien... no tienes porqué decirlo, encontraremos una forma de que ese hijo de puta se vaya a la cárcel -

- ¿"Encontraremos"? - Pregunté confundida y esta vez si levanté la cabeza para verlo.

- Quiero ayudarte, Lena. No me importa si tú no quieres o si es peligroso según lo que me has dicho... no puedo escuchar esto y no hacer nada, no puedo estar tranquilo sabiendo que aún te ocurre esta mierda -

- Pero... no tienes porque hacerlo, es mi problema... -

- Pero que sea tu problema no significa que no te ayudaré, si te pone en riesgo... se convertirá en mi problema también -

Sus palabras me sorprendían y me hacían sentir como si una calidez extraña pero reconfortante rodeara mi corazón y se extendiera por todo mi cuerpo.

¿Por qué quiere ayudarme... ? Antes de esa fiesta no éramos más que extraños el uno para el otro...

Abrí los ojos un poco más grandes al reaccionar y darme cuenta que nos habíamos quedado viéndonos el uno al otro con nuestros rostros a centímetros, al darme cuenta sentí mi corazón acelerarse y como nuestras respiraciones se mezclaban. Nuestros labios estaban por juntarse cuando mi teléfono comenzó a sonar.

Me separé bruscamente de él apoyando una mano en su pecho y me lo quedé viendo pensando en lo que estuvo a punto de pasar, mi teléfono seguía sonando cuando reaccioné nuevamente y lo agarré y atendí la llamada.

- Hola... -

- ¡¿Lena, dónde estas?! ¡Te estuvimos buscando por todo el instituto! -

- Sarah... yo salí de allí, mi tobillo dolía mucho entonces vine a mi casa para descansar - Mentí.

- Está bien... que te mejores Lena -

- Gracias... Adiós Sarah -

Corté la llamada.

- Tengo que ir a mi casa - Dije suspirando y evitando el mirarlo al rostro.

- Te llevo - Se ofrece suspirando.

- No hace falta - Dije.

- No te irás tú sola, y menos con el tobillo así. Vamos, yo te llevaré -

Me extiende la mano, yo suspiré y la acepté, él me ayudó a levantarme, me ayudó con mis cosas y me llevó hasta su auto. Nos subimos y él me llevó a mi casa.

En el camino no dijimos nada de nada, él puso música, que extrañamente me gustó bastante y sin hablar llegamos a mi casa, bueno, unas cuadras antes... a petición mía.

Me ayudó a bajar y me pasó mis muletas.

- Gracias Mateo - Dije sujetándolas.

- Por nada, nos vemos - Dice subiéndose a su auto nuevamente, yo me despedí con la mano y comencé a caminar hasta llegar al frente de mi casa.

Lo que me espera...

Abrí la puerta y ahí estaba mi mamá preocupada caminando de un lado al otro, pero al verme corre hacia mi.

- ¡¿Cómo se te ocurre llegar a estas horas?! ¡Estábamos preocupados! - Dice señalando a Josh.

A él lo que le preocupa es perder a su diversión...

- Lo siento, me quedé en la enfermería, el tobillo me dolía horrible, y cuando se me pasó el dolor vine aquí - Respondí.

- Está bien, pero no vuelvas a llegar tarde... - Dice mi madre amenazante pero aún preocupada, yo solo asentí.

Subí a mi habitación, cerré la puerta con pestillo y al cambiarme, me tiré en mi cama. Al solo tocar la suave almohada me quede dormida.

OPUESTOS ENAMORADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora