𝗆𝗂𝗋𝖺𝖼𝗎𝗅𝗈𝗎𝗌 𝗅𝖺𝖽𝗒𝖻𝗎𝗀 ; 𝗺𝗮𝗿𝗰𝗮𝗻𝗶𝗲𝗹
Nathaniel Kurtzberg ve la belleza de su compañero y mejor amigo Marc Anciel como algo más.
Ante sus ojos, la belleza de Marc es como la de un ángel caído del cielo. Como un hermoso ángel que...
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Mientras todos se dirigían a sus salones correspondientes, el azabache observaba fijamente su libreta.
" El diario de Ladybug "
Pensaba en como su gran talento para la escritura lo llevo a terminar enamorándose de su compañero y mejor amigo. Al pasar unos 10 o más minutos por fin salió de su mundo.
Aunque no duró mucho porque inmediatamente volvió a perderse en sus más profundos pensamientos.
Si bien, él se sentía algo incómodo al notar como Nathaniel le coqueteaba en varias ocasiones; sentía como su estómago se revolvía, el como sus mejillas se pintaban de un color carmesí y como una especie de electricidad recorría todo su cuerpo causando que sus nervios despertarán al instante.
Era tan bello y horrible a su vez.
No quería hacerse ilusiones.
Y como antes ya lo había dicho, ambos chicos ya habían hablado acerca del tema más sin embargo pareció no importarle a el de sedosos cabellos rojos.
De tan solo pensar que su mejor amigo jugaba con sus sentimientos, lo hacía sentirse devastado además de que no quería perder esa gran amistad que solo tomo una semana en formar.
Por un lado, el pelirrojo de apellido Kurtzberg se sentía demasiado estúpido; él tampoco quería dejarse llevar por sus sentimientos pero le era imposible no enamorarse cada vez más de Marc.
Para Nathaniel, Marc era un angel, un hermoso angel que lo había cautivado tanto por su belleza como por su forma de ser y pensar.
Volviendo a la realidad.
El pelirrojo, al darse cuenta de que su querido angel no se encontraba en el salón decidió pedir permiso para ir al baño y así poder buscarlo.
Sabía que el azabache constantemente no entraba a sus clases por quedarse escribiendo o por soñar despierto y eso afectaba sus notas.
Bajo las escaleras que dirigían hacia el patio aunque noto un bulto abajo de estas, inconscientemente sonrió.
Abrazo a aquella persona por la cintura y recargo su cabeza en el hombro del ojos verdes.
— ¡Qué...! —Pegó un salto lo que causo que rompiera el abrazo del pelirrojo—. Oh... Solo eres tú... ¿No deberías estar clases?
— Lo mismo me pregunto yo —Se cruzo de brazos y lo miro frunciendo el ceño—. ¿Estás consciente de que tus notas pueden bajar?
— Si lo sé, pero necesitaba pensar...
— ¿En qué? ¿En mi? —Le coqueteó.
— S- ¡No! Nathaniel, entiéndelo, no quiero que nuestra amistad se vea afectada por tus coqueteos...
El pelirrojo bajo la mirada. El hermoso angel tenía razón, pero ya no lo aguantaba más.
Lo tomó de sus hombros y lo abrazo, sorprendiendo así a Marc.
— Lo lamentó... Pero no puedo evitarlo, no puedes evitar sentir algo por alguien... No puedes...
— ¿De qué hablas, pelirrojo?
— Shh... Es mejor que vayas a clases si no quieres bajar tus notas —Fue lo último que dijo antes de darle un pequeño beso en la comisura de sus labios e irse.
Una vez más, el azabache era un tomate viviente, le hacía competencia a la cabellera de su mejor amigo.
— Maldito pelirrojo... —Negó y guardo sus cosas para poder ir a clases, aunque recibiera un regaño por parte de la profesora Mendeleiev.
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