Capitulo 39

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-Vos no tendrías que estar aca - dijo el - ayudándome... no lo merezco... yo nunca te trate bien. - se quejó. 

-Y no te guardo rencor por eso Julian, al contrario, ayudarte es lo que más quiero... déjame hacerlo.

-No Oriana déjame. - pidió el.

-No te voy a dejar así como estas - añadió.

-¿Porque Ori? - hizo una pausa - ¿Porque te comportas así conmigo y yo soy una mierda con vos? - admitió.

-No sé… solo siento que tengo que ayudarte... cuidarte.

No supo como lo hizo, no supo como llego, pero fue como un flash como el llego hacia sus labios. La besaba, lo estaba haciendo de nuevo, nuevamente provocaba aquellos labios. Una mano de él la acomodó en la mejilla de Ori, la necesitaba, necesitaba de sus besos, de sus caricias. Maldición. La necesitaba a ella.

Sus labios calzaban a la perfección, eran el uno para el otro, pero no querían darse cuenta, ninguno de los dos lo admitía, ninguno de los dos se atrevía a realmente ver sus sentimientos. Se besaban desesperadamente, se necesitaban. Los labios de él eran dulces, esponjosos, suaves, perfectos, adictivos, como una verdadera droga. Se separaron por falta de aire, pero no se separaron completamente, el junto sus frentes, tenía los ojos cerrados, tenía miedo de abrirlos.

-Soy un estupido- hablo él.

-Cállate - ordeno ella y beso nuevamente aquellos labios, no supo cómo tuvo el valor de hacerlo, solo lo sintió y obedeció lo que le ordenaba hacer su mente, no estaba escuchando su corazón, estaba escuchando su mente.

-Quedate esta noche conmigo Ori- le susurró entre sus labios - o solo deja que me duerma y después te vas, pero no me dejes solo. - le pidió y dio un pequeño beso en sus labios.

Hizo lo que él le pidió, se recostó a su lado, aun llevaba el vestido, Julian se dio vuelta dándole la espalda, mientras ella hacía pequeños masajes y caricias en la mejilla de él y en su cabello. Era todo tan extraño, todo estaba cambiando tan rápido, ¿Estaría sintiendo cosas por Julian? Si la respuesta era un no, entonces porque sentía que lo necesitaba, sentía la necesidad de estar cerca de él, de cuidarlo, protegerlo, apoyarlo, darle amor. Aunque le hiciera tener ganas de arrancarse los pelos por su maldita actitud. Eran como fuego y agua, como Venus y Martes, como dos estrellas muy diferentes, pero aun así estaba sintiendo que... quería a Julian. Podía ser que él no sintiera lo mismo porque aún estaba viviendo con el recuerdo de su novia fallecida, ¿Y qué pasa si ella lo ayuda a salir de aquel trance?, y lo ayuda a aprender a amar nuevamente, bueno y si no resulta, se iría para siempre de la vida de él, renunciaría a su trabajo y a todo lo que tenga que ver con él. Iba a hacer eso, lo ayudaría a olvidarse de su novia muerta, para que aprenda a amar nuevamente, para que vuelva a sentir lo que es el amor, lo que es cariño, confianza y todos esos sentimientos.

***

Sentía una mano en su cintura y una respiración pausada en su cuello, ¿Dónde estaba?, poco a poco ella abrió los ojos, lentamente, para darse cuenta de que se había quedado dormida en la cama de Julian, la tenía abrazada y esa respiración era de él, se sintió nerviosa, ¿Como hacía para salir de ahí sin despertarlo?, se sentiría avergonzada si el despierta y al ve allí todavía. Lo miro, tenía su rostro completamente relajado, sus labios los tenía entre abiertos, trago bruscamente saliva, le habían dado ganas de besarlo, pero se aguantó. Lentamente y silenciosamente sacaba el brazo de Julian de su estómago, hasta que por fin salió. Le hubiera gustado quedarse, la cama estaba cómoda, y calentita a la vez.

Salió del cuarto dejándolo solo, para ella dirigirse a su propio cuarto.

Se miró al espejo, realmente estaba viendo a un zombie en el, tenía ojeras, y su cabello estaba alborotado. No lo pensó dos veces y sacó su vestido para poder darse una relajada ducha. 40 minutos más tarde salió del baño envuelta en una toalla, relajadamente seco su cuerpo para luego poner su ropa interior y ponerse algo cómodo,se puso un jeans azul medio decolorado,una remera gris y unas zapatillas grises.

No hacía calor, el cielo estaba nublado y quizás en un rato más comience a llover. Peino su cabellera, miro sus ojeras, tenía que hacer algo para taparlas, tomo un frasco pequeño que contenía base del tono de su piel, no acostumbraba a maquillarse mucho, pero este era un caso de emergencia. Cuando ya estuvo lista, salió de su habitación, entró a la cocina. Allí estaba Nora hablando amistosamente con Maxi.

-Valla has despertado bella durmiente - le dijo Maxi acercándose a ella y depositando un sonoro beso su frente - ¿Como has dormido?.

-Muy bien gracias - ¿Cómo dormí anoche?, pues no pase frio Maxi, sonrió por lo bajo recordando aquello.

-Ori podrías ir a despertar a Julian, su madre llamo, y quiere que valla al banco a buscar un dinero que ella les mando. - Maldijo por dentro.

-Ah... está bien - sonrió nerviosa - ¿Y como está la señora Diana?.

-Por lo que me dijo el trabajo está muy entretenido, y aún no planean volver. - informo.

-Valla. - susurro ella.

-Pero ya ve a despertar a ese muchacho antes de que cierren el banco.

Ori solo asintió con la cabeza y salió de la cocina, subía lentamente las escaleras recordando todo lo que vivió anoche, aquellos besos tan suaves, sentir su respiración en su cuello, su perfume. Primera vez que dormía con él, mejor dicho primera vez que dormía en una cama a solas con un hombre, y fue lo más hermoso que pudo experimentar, sentir como sus manos la abrazaban como dándole protección, fue una sensación inexplicable, sinceramente él estaba haciendo que su mundo cambie, se estaba dando cuenta de que la mayoría del tiempo pensaba demasiado en él, el 100% de sus pensamientos solo era él y nada más que él. ¿Se estará enamorando de Julian? o ¿Solo siente una simple atracción por el?. Unas preguntas, sin respuestas, respuestas que ella misma tiene que contestar escuchando su corazón y su mente.

Una Simple Empleada || Orian ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora