cap 7: see you tomorrow

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Este es el último día antes del apocalipsis, el último día normal en la tierra y a los Hargreeves se los estaban comiendo los nervios.

La mañana llegó, poniendo desde el inicio del último día normal en la tierra antes del apocalipsis, ridículamente tenso. Desde que mis pies tocaron el frío suelo de madera, hasta que me puse mi ropa de todos los días o de lo que eran todos los días. Un tornado de pensamientos me taladraba la cabeza, hasta que alguien toca mi puerta. Era Diego, haciéndome señas para bajar a la sala. Hasta él, que no le gusta mostrar sus emociones, estaba estresado. ¿Pero quién no lo estaría?

Luther estaba caminando frenéticamente de un lado para otro, Klaus estaba fumandose un churro de marihuana y Allison estaba haciendo notas. Diego y yo sólo nos quedamos contemplando la escena, hasta que Cinco se decide por fin dejar de beber esa jodida margarita y prestarnos atención. Se levantó de su asiento y nos entregó a cada uno de nosotros una hoja amarilla arrancada de un bloc de notas. Todo escrito en tinta negra. El mío estaba manchado con un extraño líquido azul. Lo olí, obviamente era alcohol. —Vayánse a memorizarlo, tatuenlo en su piel, yo que mierda sé, pero esas son sus decisiones. Lo que necesitan hacer. Todo viene ahí— dijo y siguió bebiendo de la margarita que había dejado en la mesa.

Nadie estaba satisfecho ni agusto con las decisiones que había que tomar, hasta que la dulce voz de Vanya llena mi conciencia. —¿Vanya no tendrá que tomar decisiones también?— fue ahí cuando Cinco casi se atraganta con su margarita. —¡Mierda!— dijo y se teletransportó a no sé dónde. Me quedé viendo la hoja por un largo rato, o bueno, me pareció eterno.

Las decisiones no parecían difíciles, pero cada uno tenía distinta cantidad de decisiones que tomar, por lo que ví de reojo en la hoja de Diego, que había estado a mi lado todo el tiempo. Empezó a sudar frío. —¿Qué pasa, Diego?— le di una ojeada a su hoja y lo volteé a ver extrañada. —Solamente tengo miedo, _____— acaricié su espalda tratando de consolarlo, hasta que mi amado Cinco interrumpió.

—Ya está, gracias por recordarme, princesa— y fue ahí que se nos heló la sangre a los dos. Dejamos de respirar por un momento. —¿princesa?— repitió Diego con incredulidad, y básicamente todos nos estaban viendo así. Saqué mis alas y me largé ahí, dejando a Cinco sin tiempo para reaccionar.

Y ahí estaba yo, volando y surcando el azul cielo de New York por última vez, mientras jugaba entre las nubes como hacia cuando estaba pequeña y con una nostalgia tremenda que me carcomía la poca cordura que le queda a uno cuando se entera de que el mundo se termina mañana, con horarios y todo. Quería irme a emborrachar o algo así, pero mejor lo hago después de salvar el mundo.

Es media noche.

La ansiedad está en cada uno de los integrantes de la familia más disfuncional de todo el planeta.

Regresé y dejé descansar mis alas para el espectáculo de mañana. Nadie estaba en la casa, obviamente, más que Cinco y yo. —¿Porqué te fuiste hace rato, princesa?— preguntó, remarcando la última palabra con odio. —Estaba nerviosa. Estoy nerviosa, por dios Cinco, ¡Él mundo se acaba mañana!— comencé a sudar frío y me empecé a sentir mareada. Cinco una de sus típicas bebidas alcohólicas azucaradas a mis labios, mientras sostenía mi cabeza. Cuándo recuperé la compostura, me di cuenta de que había más de 10 en la barra. Al carajo lo de tomar después del apocalipsis, una no me vendría mal.

Y así me pasé la última noche, besos por aquí, besos por acá, en especial por parte de Cinco, atacaba únicamente mi cuello con una mirada llena de lujuria. Lo besé sin piedad y nos separamos por falta de oxígeno. —¡Feliz cumpleaños, madre tierra! ¡Un día menos para tú muerte! ¡Yeiiii!—

•••••

Octavo día.

Una última vez, el día estaba tenso, exactamente como ayer. Bajé rápidamente a la sala, sólo para encontrarme a todos los demás esperándome al parecer desde hace un buen rato. Apenas eran las 8:00 de la mañana y estaba amaneciendo, con los rayos de sol filtrándose por las caras ventanas que papá mandó a construir. Vanya no estaba presente, gracias a Dios.

•••••

Habíamos repasado el plan una y otra y otra. El apocalipsis iniciaría a las 3:00pm, exactamente. Para ese entonces Vanya estaría ya volviéndose loca con sus poderes y nosotros estaríamos locos buscándola y peleando con Hazel y Cha Cha, cosa que nos tomaría todo el día, hasta que anocheciera. 8:43pm, otra hora que hay que recordar y estampar en la memoria.

Ninguno de nosotros sabía qué hacer, así que hay estábamos, viendo fijamente el reloj, viendo cómo las manecillas se movían de un lado a otro, taladrandonos el último hilo de cordura, y hasta que finalmente llegó la hora deseada. —¡Ahora!— gritó Cinco, y todos ya nos habíamos movido de nuestros lugares 16 segundos antes.

Feliz día de tu muerte, planeta tierra.

Funeral ✝ FiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora