𝙐𝙉𝙍𝙀𝘼𝙇 𝘽𝙊𝙔
𝖻𝗒 : 𝖼𝗈𝖽𝖿𝖿𝖾𝗌El sonido de los grillos y el sol en mis pies me hacían acurrucar mis piernas contra mi pecho, soltando un gruñido y tirar las sábanas hacia un lado de la cama. El calor era insoportable, el poco sudor que caía en mi frente y cuello era asqueroso. Definitivamente, sudar no me gustaba y es irónico, porque me encanta un deporte que te hace sudar hasta que te duelan los pies como si fuera el último segundo de tu vida.
¿Por qué no soy del 90% de la población que no suda en demasía?
Maldita genética. Me repetía todo los días cuando recorría la pista de atlantismo junto mis compañeras de grupo, las cuales tampoco aguantaban después de una tercera vuelta, caían en las sillas como sacos de papas y tomaban de las botellas casi atragandose. La profesora siempre desde el fondo de la pista nos miraba con desaprobación y con sus labios moviéndose lentamente, repitiendo : ni para correr son buenas, mocosas.
Abrí mis ojos con pereza y solté un bostezo. El disco de Yoongi se había reiniciado más de cinco veces desde ayer en la noche. Todo el día me la había pasado escuchando sin cesar mientras abría mis regalos y los organizaba en distintas partes de mi habitación. Tienen razón cuando dicen que cuantos más familiares tengas, más regalos te darán. Porque ahora, tengo mucha ropa de verano e invierno, perfumes, velas aromáticas, fotos enmarcadas, libros y dulces.
Seguramente, cuando llegaron las ocho, caí en un sueño profundo y al parecer, mi madre no quiso interrumpirlo. Dejándome sin cenar y roncando en estado de Aurora. Las consecuencias de no cenar se escuchaban y sentían en mi panza, dándome a entender que el monstruo también estaba despertando.
Oh, mi panza.
Solte un chillido junto a un bostezo, mientras subía mis brazos hasta estar arriba de mi cabeza y estirar las piernas, rodando sobre la cama hasta una de las esquinas de ella. Encontrándome con el espejo viejo y plateado de mi abuela, siendo reflejada con el pelo pegado en mi mejilla a causa de la baba ( que seguramente cayó mientras dormía) y mi remera manga larga un poco dasacomodada.
Me reincorporé, poniendo mis manos sobre mi cara y refregando los dedos en distintas parte de mi cara, quitando los migrañas de mis ojos y el poco sueño que me quedaba.
Desde mi habitación se podía escuchar el microondas en funcionamiento y el agua corriendo, junto con los pasos de mi madre por los pasillos hasta que se detuvieron cerca de mi habitación.
Los golpes de sus nudillos contra la puerta de madera, no se hizo esperar ― Byung, el desayuno está servido. ―susurró―iré a la casa de tus abuelos, ¿sí?
― Si, mamá. ―respondí con la voz un poco ronca, deseando que haya escuchando por el pequeño tono de voz. Luego de unos segundos, cuando sus pasos se escucharon más lejos, me dio a entender que me escuchó y se fue, dejándome sola en mi comodidad.
Para mí suerte, este día no tendría que levantarme e ir a la escuela, teniendo a los profesores parados en frente de toda la clases y hablar como un loro.
Falta una semana y volveré a ese lugar donde mi mente es exprimida como naranja y mis dedos con callos.
Toqué la pared que estaba detrás de mi cama y me levante, quitando las sábanas de un tirón, poniendo mis pies en el frío piso de madera.―Oh― sisee, con los escalofríos pasando por las puntas de mis pies hasta la raíz de mi cabello. Gire mi vista hacía la ventana, oyendo como el auto de mamá se iba en dirección a la casa de mi abuela, Hye.
Hye o como le dicen mis primos,
Hye-Hye.Es una mujer de unos 87 años, con una herida en su pierna izquierda que no le permite caminar con normalidad. Resultado de una "pequeña" travesura de mi infancia.
Aún me arrepiento.
Mi primo, Ayato, es de Japón (nació allí) cuando vino a Busan, nos divertíamos todos los días sin parar. Hasta el día en el que toda la familia hizo una fiesta de despedida por la ida de los japoneses y mi abuela pasó por la correa de mi perro ( que estaba enganchada en dos silla y alejadas como si fuera una trampa ) causando la caída y herida en su pierna.
Soplé unos de los mechones de mi delgado flequillo, pero ni siquiera lo movió. Levante mi mano hasta mi frente y lo moví, un poco molesta.
Camine hasta la ventana, dándome cuenta que el auto de mamá se había desaparecido de la cuadra. Caminé, saliendo de mi habitación hasta llegar a la puerta del baño y abrirla sin esfuerzo alguno con mi pierna (ya estaba un poco abierta, solo necesitaba un empujón).
Apenas pasé por el marco de la puerta, estaba arrepentida. Tenia demasiada pereza como para lavarme la cara con agua fría, secarmela y peinarme.
A la cama, no pienso hacer demasiado.
Con pasos pesados, me di media vuelta directamente hacia mi habitación donde el único objetivo que tenía era mi cómoda y linda cama.
Cuando estaba cerca de mi objetivo, el sonido de la puerta siendo golpeada con suavidad inundó el silencio de la casa. No me moví de mi lugar tratando de no hacer ningún movimiento brusca, deseando que la persona que estuviera esperando solo se cansará y se fuera.
Para mí desgracia, volvieron a tocar.―¡Voy!―grité, caminando con rapidez hasta mi cama y agachándome hasta abajo de mi cama, alcanzado unas pantuflas y poniendomelas con torpeza.
No sabía si la persona me había escuchado, pero si tanto molestaba no creía que se haya ido al escuchar al menos un chirrido de todo el caos en medio de la silenciosa casa.
Salí de mi habitación y corrí hasta las escaleras, que con mucha intranquilidad, bajé saltando algunos.
―Oh, Yoongi.― exclamé sorprendida con la voz un poco ronca y lo miré con un poco de confusión. ―Todavía no..
―Oh, Yoongi.―interrumpió, imitandome con tono de burla, empujándome un poco y metiéndose a la casa sin permiso alguno sacándose los zapatos y acomodandolos en una esquina. ―Vas cinco minutos atrasada.
Rodeé los ojos, cerrando de un empujón la puerta y girando mi cuerpo con pereza hacia la cocina, pasando al lado del inesperado invitado.
―Aún no es hora..― dije con tranquilidad desde el salón, todavía dirigiéndome a paso de caracol a la cocina, imaginando encontrar un poco del pastel de la noche anterior si es que había quedado algo de ello y olvidando que había un desayuno ya preparado.
―Son las 11:30 am y debiste estar en mi casa a las..
―¡¿Qué?!―grité, girando bruscamente desde mi puesto, buscando algún reloj cerca del perímetro y al no encontrar ninguno, corrí hacía la entrada donde todavía se encontraba Yoongi.
Al verlo, le di vuelta y saqué su celular desde su bolsillo trasero con rapidez, prendiendolo y encontrarme con los grandes números blancos : 8:20 am.
― Tranquila, te mentí.―admitió con desinterés, sacándome el celular de las manos y devolviendolo al bolsillo trasero.
Suspiré con alivió y relajé mis hombros, sacudiendo mi cabello poco arreglado―poco porque no quiero aceptar que estoy peor que la basura de mi habitación―pero, aún así Yoongi venía todos los domingos por la mañana para ir al parque con su perrita, Holly. La bolita de algodón de color dulce de leche y que se alegra al salir de su casa, sacudiendo su cola todo el tiempo. Así que, él ya me conocía en este desastroso estado.
Aunque tenga que levantarme un domingo por la mañana y esté totalmente un lío, ayudaré a Yoongi en todo. Es mi deber ayudarlo después de todo lo que hizo por mí en estos largo y absurdos años.
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unreal boy ; jungkook
Fanfiction❝Las palabras entre nosotros eran casi inexistentes hasta que decidiste dar el primer paso.❞ Byung nunca fue tener conversaciones largas con sus vecinos, realmente no le gustaba tener una estrecha relación con ellos. Tal vez porque no se expresaba...