ᴘʀᴇsᴇɴᴛ (ᴀᴜ ᴏᴍᴇɢᴀᴠᴇʀsᴇ) [∂íα 7]

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Este capítulo tiene contenido omegaverse, si no te gusta, te pido de la manera más atenta que lo respetes.

Contenido +18
[AU omegaverse]
[AU sin quirk]

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El día no estaba saliendo como esperaba, había planeado hacer un pastel casero, pero a este se le había quemado en relleno de cheesecake y al momento de pegarlo había quedado chueco, por último, la decoración tampoco había sido la mejor aunque había utilizado los instrumentos de su esposo. Era el esposo del mejor chef del mundo y aún así no podía hacer un jodido pastel.

En sus años de matrimonio ha ia aprendido realmente muchas cosas y se supone que ya sabía hacer un pastel pero los malditos nervios no lo dejaban hacerlo bien.

Tuvo que salir corriendo con su pequeña acompañante hasta la pastelería más cercana donde terminó comprando uno que era realmente bonito, esperaba que su esposo creyera que de verdad lo había hecho pero daba por seguro que sería casi un milagro, pues al gran Katsuki nunca se escapaba algo.

Luego de de terminar ambos limpios y vestidos para recibir a su pareja se encontraba peinando a su pequeña en dos pequeñas coletas, cada una a un lado de su cabeza, tenía el cabello como su padre que a veces era sumamente difícil pero satisfecho con lo que había obtenido.

El aroma de su alpha se hizo presente, cada vez estaba más cerca por lo que corrió hasta la sala con su niña en brazos y dándole un pequeño cartel le dijo que cuando su papá entrará lo levantará muy alto. La puso de pie frente a él, ella sonreía con tanta emoción como él.

Cuando Katsuki cruzó la Kirishima alzó las manos y Momiji alzó el cartel. Ambos se encontraban sonriendo.

-¡Feliz cumpleaños! -ambos dijeron al unísono.

Katsuki se sorprendió por un momento pero después corrió hasta su pequeña para cargarla y besar su frente, cuando se acercó a su omega lo tomó por la cintura dejando un corto beso en sus labios al mismo tiempo que su hija se cubría los ojos por lo que ambos rieron.

Bakugou nunca podría cansarse de eso, tenía la mejor familia, un hogar lleno de amor donde no le hacía falta nada, tenía al omega perfecto y la hija perfecta. Momiji estaba cerca de los 5 años mientras ellos estaban a los 7 años de relación. Habían pasado tanto tiempo y compartido tantas cosas que no imaginaba su vida con alguien que no fuera su pelirrojo.

-Ustedes siempre logran sorprenderme y no sé cómo lo hacen -caminaron juntos hacia el comer donde el pastel un par de regalos lo esperaban.

Katsuki al ver el pastel vio a su pareja fijamente para terminar riendo, Kirishima había sido atrapado pero agradecía el gesto, estaba seguro que se había esforzado, tenía que volver a enseñarle los pasteles aunque la última vez con crema batida había terminado en algo más pero ahora no era tiempo de pensar en eso.

La celebración había pasado de la mejor manera, Katsuki cumplía 34 años pero al lado de su familia, cuidando a su pequeña hija, se sentía más joven que nunca y con su pequeño sol a su lado, parecía nunca envejecer, era felicidad pura la que recibía a diario.

Momiji se había quedado dormida luego de jugar con ambos por lo que la habían llevado a dormir. Ahora ambos se encontraban lavando los trastes que habían utilizado, Katsuki le contaba como había ido su día y después Eijirou le contaba el suyo y el accidente con el pastel. Cuando terminaron de lavar Katsuki lo tomó por la cintura viéndolo fijamente a los ojos.
¿Cómo es que un omega podía ser tan hermoso? Era la pregunta que se le venía a la mente cada vez que veía a Eijirou, lo cual era siempre.

KiriBaku Week 2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora