Epílogo

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La habitación no había cambiado en nada, aunque habían agregado algunas fotos.

- no has cambiado nada - dijo la mujer mayor que se encontraba en la cama

El joven sentado a su lado sujetaba su arrugada mano, pero no se atrevía a mirarla.

- tu cabellos, tus ojos, sigues igual que siempre - dijo sonriendole

-como molestas

- incluso tu voz, - dijo un poco burlona -  no te sientas obligado a permanecer al lado de esta anciana,

- hace unos años no habrías dicho tal cosa

- de todas formas ya no me queda mucho tiempo

Se hizo un largo silencio, Arthur le apreto la mano, como si eso pudiera evitar que le llegara la hora.

- no importa lo que suceda, nunca te dejare sola - sintió el ardor de las lágrimas en sus ojos - no importa el tiempo que transcurra, yo siempre seré tu esposo

Y entonces sintió la mano de la mujer perder fuerza y enfriarse, solo podía significar una cosa, no se atrevió a mirar, con la mano que no la sujetaba se cubrió los ojos, como si eso le impidiera dejar salir las lagrimas

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