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—¡Soo! Creo que esta chaqueta te podría quedar preciosa.— Escuché la voz de Jin, que se encontraba a penas a unos metros de mí. Había estado toda la tarde con el simpático sastre y modista de Jungkook, mirando complementos o ropa nueva, aunque todavía no habíamos comprado nada.

El olor que desprendía mi camiseta me había tenido aturdida todo el día, haciéndole caso omiso al pobre Seokjin que estaba haciendo todo el esfuerzo para que yo me evadiese de mi mundo, claro que, obteniendo un resultado menor a nulo.

Llevaba todo el día taladrándome la cabeza con que Park Jimin, el puto Park Jimin se había metido de alguna que otra forma en mi camino de nuevo.

La última vez que le ví, todavía podía recordar los golpes que me había dado, dejándome claro la mierda que era. Todos esos sentimientos, olores y pensamientos que sufrí en aquél instante volvieron a mí.

—Soo, venga... Te he dicho que Jeon no es tan malo.— Trató de consolarme Jin. Sin embargo, se equivocaba rotundamente al creer que era eso lo que me tenía atormentada. Le sonreí apenada, para después decirle: —Lo sé, no es eso lo que me preocupa, es simplemente...— El pelimorado me miró amigable y pasó su brazo por encima de mi cuello, así formando un cálido medio abrazo entre nosotros.

—Te preocupa qué es lo que quiere de tí, ¿no?— Evitando hablar del tema de Jimin, decidí darle la razón y así tratar de pensar en otra cosa. Además Jimin no era el único que revoloteaba por mis pensamientos. Por mucho tiempo, él era la primera persona que me daba la sensación de calma y tranquilidad que añoraba en mi madre. —Sí...— Asentí mientras pasaba mi brazo por su espalda con confianza, ya que era bastante adorable y bueno, y le había cogido cariño en muy poco tiempo.

—Bien, Junglook es algo... Extraño, y especial, por no llamarle exótico.—Suspiró, como si fuera a darme el dato más desgarrador del mundo. — Jeon está podrido por dentro, aunque no lo parezca. Él es peligroso, como un animal, pero sin embargo, como todo animal puede ser domado. — Lo miré, asustada.— Sólo síguele el rollo, evita llevarle la contraria...y...— Me miró divertido.— Sé todo lo sumisa que puedas, eso le encanta.

Me quedé sin decirle nada, con una nueva que seguramente tenía que ser buenísima, porque empezó a reír estruendosamente con una curiosa risa que se parecía el sonido de un paño contra un cristal, lo que hizo que toda la tienda regresase a vernos y yo también acabase en carcajadas mientras íbamos hasta los vestuarios.

Le indicamos a la encargada que llevábamos 4 prendas, y nos metimos en los vestidores con el cartelito de dicho número, y seguimos hablando a través de la cortina del probador. —Sigo sin entender qué es lo que quiere de mí. Has hecho las cosas peores, Jinnie.— Le dije mientras reía. Lo escuché reír levemente del otro lado mientras retiraba la camiseta causante de mis recuerdos, y me probaba la nueva.

—Me encanta el hecho de que nos conozcamos desde hace dos horas y ya me pongas motes cursis. Te permito que tomes estas confianzas con esta deidad.—  Dijo, seguramente haciendo una pose de divo, pues no sería la primera vez ya que cuando se presentó

...

Me bajé del taxi junto a Jin, llegando a la mansión donde me encontraba en un extraño cautiverio. Jin se acercó al portón, y puso una clave de números en un panel. yo me detuve a divisar cómo se veía aquél sitio con la luz del atardecer reflejando en el mármol blanco del exterior. Había pasado menos de 24 horas desde el incidente y la muerte de mi padrastro, y parecía que yo me acostumbraba rápidamente a aquella vida. A pesar de que escapar había sido una idea que había mantenido en la cabeza todo el día, los recuerdos sobre mi hermanastro me obligaban a volver y descubrir más acerca de él.

Dejando atrás esos pensamientos observé la imponente casa, y me pregunté si algún día, yo también podría tener una casa bonita, ser una persona normal, tener mi propia familia, y mi propia hija. Desvié mi mirada hacia Jin, y vi cómo se acercaba al panel, para que luego un haz de luz azul le escanease la pupila después de colocar aquel código. Había mucha seguridad en esa mansión.

Con ello, las puertas se abrieron y yo me quedé sin palabras. No sabía de la tecnología con la que contaba esta casa, pues además de un código, tenía un escáner ocular, y eso aumentó mi curiosidad sobre cuánta riqueza había bajo ese techo. Jin me hizo un gesto para que le siguiese, haciendo que sus pendientes de cadena se balancearan.

Avancé hasta llegar a su lado, mientras cargaba dos bolsas y él el resto, siguiendo yo con la ropa de Jungkook puesta. Llegamos a la puerta de la casa, y Jin se volvió a acercar a una especie de panel, volviendo a ser reconocido su ojo, lo que permitió que se escuchase un "clack", y  se abriese la puerta, que estaba desbloqueada. Dejé las bolsas en el descansillo, pero cuando volví a subir la mirada, vi como Jin dejaba caer las suyas mientras se quedaba mirando fijamente al interior de la casa.

Las paredes estaban rasguñadas, había rastros de sangre por el suelo. Los cojines estaban desplumados y faltaban varios cuchillos, que algunos estaban en el suelo, ensangrentados. Jin simplemente analizó todo con la mirada sin expresión alguna, mientras que yo buscaba una explicación en su mirada.

Simplemente avanzó con una expresión dura. Se volvió levemente y me dijo, con una mueca inexpresiva: —No te muevas de aquí.— Hice lo que me mandó, y esperé en el vestíbulo a su regreso. Él subió por las escaleras, y pude escuchar pasos en la planta de arriba. Acto seguido, escuché a Jin lanzar un gruñido de dolor, unos golpes y el sonido de muebles cayendo. Me asusté, supe que quizá era mi oportunidad de escapar, así que me acerqué a la puerta y cuando estuve a punto de tomar el pomo de la puerta e irme, un pensamiento me detuvo.

Lo primero que me pasó por la cabeza fue Jin, tenía que ayudarle, no podía dejarle arriba con lo que fuera que estaba pasando, lo conocía de un día pero era mi primer amigo en un largo tiempo, no podía dejarle allí.

Lo segundo, fueron aquellas palabras que JungKook me había dedicado por la mañana. Eso de "Si intentas escapar, te voy a  seguir". No sabía si era literal pero no iba a ser nada bueno sabiendo que había acribillado a tiros a mi padrastro sin mostrar pudor por ello.

Por último, aunque me repugnaba la idea mi hermanastro había vuelto a mi vida, y habían muchas  cosas que necesitaba saber o muchas cosas que necesitaba decirle, gritarle. Quería mi venganza y mi explicación. Esos tres motivos eran un torbellino de sensaciones en mi cabeza.

Así que lo hice. Subí corriendo y de puntillas, y me acerqué a la habitación de la que provenían los ruidos, la habitación que seguramente era de Jungkook. Respiré hondo, y abrí la puerta que estaba entreabierta y de la que se escuchaban respiraciones aceleradas.

Lo que divisé, fue a Jungkook con unos ojos platinos encendidos, con su camiseta hecha pedazos en su cuerpo, lleno de cortes y con dos cuchillos carniceros clavados en su abdomen, y por otro lado, estaba TaeHyung, también lleno de cortes, tumbado y tapándose un ojo con una de sus manos, ya que de este salía sangre.

Pero lo que me sorprendió más, es que entre ellos estaban Jin de un lado, tratando de calmar a Tahyung con unos vivos ojo verdes. Pero tratando de calmar a Jungkook... Estaba Jimin. Con unos extraños ojos de color magenta.

***

¡Hola!

Bueno, un día de retraso, pero por lo menos he subido el capítulo. :). Espero que te haya gustado, y si es así...

No te olvides de mi estrellita.

Fecha de publicación original:  27/12/2019
Corrección: 07/03/2023

JJK || Mind Games [CORRIGIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora