004: Vidas y secretos

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─¿Cuauhtémoc? ¡Cuauhtémoc! ─reaccione─

─¿Sucede algo?

─Un señor de cabellos grisáceos paso gritando tu nombre

Espera, ¿Un señor de cabellos grisáceos? ... ¿Señor de cabellos grisáceos?

¡Es Carlos!

─¡Ah! ¡Valentina, perdón, pero debo irme! ─le anote en una hoja mi número celular─ Te dejo mi número celular para que me puedas llamar cuando sea

─Pues gracias por el café y el número celular

Me despedí y salí corriendo hacia el estacionamiento, solo pude observar que un señor de cabellos rubios estaba inclinado en los laterales de la camioneta negra con un cigarrillo en su mano, iba a escapar cuando gritaron mi nombre, deduje que me había visto

─¿Mm? ¡Cuauhtémoc! ─giré levemente mi rostro para mirarle a los ojos─ Carlos tuvo que irse rápido al departamento, entonces me dio la instrucción de llevarte

─¿S-seguro?

─Claro que sí ─abrió la puerta del automóvil─ Suba por favor

Subí a la "limosina" y en el porta vasos había un vaso con refresco, el auto arranco, el aire acondicionado se encendió y baje el vidrio de la ventana.

─D-disculpa...

─¿Mm? ─me miró por el retrovisor─

 ─¿Cómo te llamas?

─Soy Daniel, pero puedes llamarme Dani

─Ok...─tenía una gran duda, y quería decirla, pero no sabía si era lo correcto; hablé por impulso─  ¿Tú siempre fumas? ─ tape con mis manos mi boca después de haber preguntado algo que obviamente incomodaría el ambiente, agaché la mirada avergonzado. ¡¿En que estabas pensando, para preguntar eso, Cuauhtémoc López?!─

─No, solo cuando me estreso ─me dirigió una mirada demasiado cálida─ Nunca has visto a Carlos fumar ¿Cierto?

─¿Él fumaba? ─levante mi mirada sorprendido─

─Así es. ¿No lo sabías? ─negué con la cabeza─ Pues dejo de fumar cuando entro a trabajar con tu padre; grande era su necesidad por encontrar un trabajo que cuando le hicieron la entrevista para Avon, solo deseaba dejar de hacerlo, pues tenía dos razones. 1: Por que la empresa no acepta trabajadores adictos al tabaco y 2: por que no quería dañar su salud una vez conseguido un gran trabajo ─miré hacia la ventana con los ojos abiertos como plato, yo no sabía eso, ni criándome con él─ Supongo que la tercera razón fue que tenía que cuidarte y conociéndolo, el no querría dañarte

─Lo conoces muy bien ¿No?

─Sí, lo conozco desde los 15 años estando en la secundaria

─Perdona que lo diga, pero ya llevan 7 años de amistad ¿Cierto?

─Así es, pero tú y yo nos llevamos solo 4 años, cosa que me sorprende

─¿Por que?

─Pues cuando Carlos hablaba de ti por teléfono, me había imaginado a un chico de 21 años, pero resulto que solo tienes 17 años

 ─No quiero imaginarme que dijo para que te des ideas de tremenda edad

La platica duró un buen rato, cosa que me alegro mucho que ya me había olvidado por completo que me había mudado de casa y de ciudad.





Casados por accidente - AristemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora