Abrí mis ojos con desesperación, un rostro muy familiar se alejo de mí. Me senté colocando mis piernas encima de una mesa pequeña y tapando mis labios
─Perdona si te asuste
─¡Es que no se trata solo de eso! ─destape lentamente mis labios; mis manos se posaron en mis rodillas y mi cabeza dio un pequeño giro hacia la derecha tratando de no mirarlo─
─¡Temo, te pido perdón de verdad! ─se arrodillo frente a la mesita tomando mi mano derecha, pero le di una palmada y la soltó─
─No sé como te llamas... Pero jamás te di autorización de llamarme así... ─me levante y empecé a caminar hacia la puerta de mi camerino, cuando me detuve al escuchar unos rechinidos provenientes de desde afuera─
─¡Octavio! ¡Te dije que no entrarás al camerino de Cuauhtémoc! ─Aristóteles abrió la puerta hecho una furia. Un portazo alcanzó a golpear mi pierna y un gemido salió de mi boca─
─¡Imbécil! ¡Le acabas de golpear a mi novio!
¿Novio?─¿Tu novio? ─el amigo de Aristóteles de nombre Octavio, me masajeo sutilmente con ayuda de un antiinflamatorio mientras mi agresor se sentaba en una de las sillas que andaban por ahí y me miro confundido─ Octavio, tu no eres de creer en el- ─Octavio se levanto desesperado y cubrió con sus manos los labios de Aristóteles; les mire por un buen rato, bueno, ¿Quién tiene hambre?
─Pelos de marucha, ¿Te importaría hablar de esto afuera? ─se miraron a los ojos, incómodo silencio y yo bien de adorno. Intenté levantarme pero lance un quejido y volví a sentarme en el suelo atrayendo su atención─
─Supongo que si te golpeé fuerte ─NO, no me digas; solo me acariciaste mi pierna y YA, pero nada más ─ Lo siento Cuauhtémoc
─suspire y me levante como pude─ Ya paso, tranquilo ─mire a los dos. Octavio me miraba y mi mirada también se centro en él, hicimos contacto visual totalmente innecesario y un silencio abrumador inundo el lugar ─lo mejor será que los deje hablar a solas, con permiso ─incliné levemente mi rostro y cojeaba hasta llegar a la entrada; baje las escaleras que habían y me fui dejando mi ausencia allá─
─¿Porqué no dejas que lo sepa?
─Por que te conozco, y sé lo que dirás, la razón no vale tanto para comentarla...
─Carlos, ¿Viste mi playera de noche?
─Se esta secando ─cortaba un poco de verduras para preparar ensalada con carne y pasta─
─¿Te ayudo? ─señale levemente las cacerolas que cocían la carne─
─Si no le es mucha molestia ─giro levemente su rostro y se encogió de hombros─
Tome un cuchillo del cajón de utensilios y empecé a cortar una zanahoria para depositar cada trozo en un recipiente.
Había un silencio interminable y un aura abrumadora; Carlos y yo no solemos hablar mucho cuando preparamos la comida pero esta vez era completamente diferente.─¿Hoy viene alguien en especial?
─Si, he invitado a alguien muy importante ─mire de reojo a Carlos muy extrañado, él no suele invitar a gente y lo más raro es que no me haya avisado con anticipación─
─Debería ir a vestirme ¿No?
─Hasta que termines de cortar esa zanahoria
Termine de cortar otras cuantas y me retire de la cocina, caminaba un poco adolorido, sentí unas punzadas en mi cabeza, me senté en el borde de la cama y sobaba mi frente tratando de calmarme. Supongo que Carlos se dio cuenta rápidamente de mi estado físico y emocional, por que si hay algo que nunca se le escapa de las manos son los detalles, en especial los comportamientos.
Unos golpeteos se escuchaban afuera de mi habitación. Levante ligeramente mi rostro e indique que pasara; Carlos traía una bandeja con agua y medicinas, desde antiinflamatorios hasta tabletas para la migraña. Se sentó a mi lado y me coloco en mis manos unas tabletas, la trague y bebí un poco de agua.Un estruendoso ruido se escuchaba en los departamentos de abajo y los de al lado; típico, viernes y todos lo saben. Agache la mirada y suspire cansado, esto de trabajar con Aristóteles me tiene un poco atareado, nuestras agendas están un poco apretadas últimamente y ni siquiera llevo dos semanas aquí.
─Joven Temo... ─la voz ronca de Carlos me saco de mis pensamientos, dirigí mi mirada hacia la de él─ ¿Sabe cual es el verdadero motivo de la cena?
─Me agradaría saberlo ─sonreí y observe como la mirada de Carlos iba girando levemente hacia mí─
─Al igual que usted, yo también quisiera saberlo... ─aguanta, dijo: "¿Yo también quisiera saberlo?" ¿¡Acaso no lo sabe?!─
─Espera... ¿Tú no sabes para que es la dichosa cena? ─me animé a preguntar─
─suspiro y ladeo su cabeza de un lado a otro, dando el gesto de "negar" ─Adrián me dijo que prepara una cena ya que esta noche llegaría a hablar con nosotros
─Preferiría cien veces ir al parque de diversiones que cenar aquí con Adrián
─Pues sea lo que sea, tendrá que soportarlo; en el mundo laboral suele suceder muy seguido y es mejor que se vaya acostumbrando
─Supongo que tienes razón... Mejor me iré a bañar
( . . . )
─Adrián, yo no creo que sea buena idea ir a la cena de Carlos y Cuauhtémoc ─dije esto mientras peinaba unos mechones de cabello que no se quedaban quietos, fruncí el ceño y me rendí, mire de reojo a mi manager desde el espejo─
─¿Porque no?
─Él me odia, es más, te puedo apostar que ni siquiera sabe que voy a ir
─¿No te animas a ser adivino cuando te retires?
Solté una carcajada, Adrián sabe como subirme el animo cuando me rehusó a salir de mi departamento mucho más cuando es "cenar" con mis compañeros de trabajo... Prefería hacer de todo MENOS eso
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Casados por accidente - Aristemo
Fanfiction❨❨ Mudanza necesaria ¦ Trabajo forzado ¦ Matrimonio interpretado. ❩❩ 「 Un anillo de compromiso que queda en manos de la persona menos esperada, pero la más indicada. Amorodio que te obliga a quedarte con la persona que no querías, pero que el dest...