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Una voz lejana le llama, Soonyoung no responde y continúa con su mirada al paisaje exterior. No está llorando como suele hacerlo, sólo pequeños suspiros deja salir.

—¡Soonyoung, das asco!

El pequeño logra ver un ave volar con lentitud, como si una de sus alas estuviera a punto de dejar de funcionar. Él quiere hacerla caer y curar su malestar.

—¡Sabemos qué has hecho, Soonyoung! Es completamente asqueroso.

Su vista en el animal no le permite ver lo qué hacen los demás. Él no logra esquivar lo que han tirado hacia su cuerpo, eso que cae justo en su cabeza.

—¡Mereces lo que te pasó, Soonyoung!

El pequeño voltea a verlos justo en el momento en que otra persona se acerca a golpear su rostro. Un leve rubor aparece en su ojo derecho y él sale corriendo.

Esta vez, Soonyoung es encontrado, y sin ningún resentimiento es apedreado por ellos, quiénes él juró jamás comprenderían su temor.

Ellos, quienes no saben lo mucho que intentó escapar de su dolor.

Soonyoung llora sangre cuando es dejado solo en aquel lugar y en medio de sollozos dolorosos, por mamá es acunado.

Soonyoung, ¿por qué has llorado en clase?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora