CAPÍTULO 2

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PLAN

Cuando me deje caer en el gran sillón del cuarto de Mean, como se había presentado, él suspiró y cruzo los brazos. Movió las tapas que le acababa de acomodar cual niño regañado, y me miró con el ceño fruncido.

— ¿De verdad vas a...? Sabes qué, olvídalo. Quédate con tu frío — murmuré de mala gana, me había pasado tres horas a su lado, cuidándolo. Su cuerpo estaba débil, no podía permitir que tuviera un resfriado. Pero ahí estaba él, quitándose las tapas porque según tiene frío.

Solté un quejido, pues la madera en el sillón estaba golpeandome dolorosamente. Me acomode mejor, la espalda comenzaba a dolerme. Debería pedir un cambio de sillón para esta habitación, aún si el chico sentado, enojado y adolorido insiste en que no colaborará para llamar a su familia. Incluso si no hay nadie que se siente aquí. Incluso si es así, este maldito sillón se cambiara.

— ¿Adolorido? — le oí burlarse.

— Soy un enfermero. Soy el enfermero que te cuida, así que ten cuidado — y él solo se limito a reír. Observe su rostro, tenía una sonrisa divertida, leve, pero la tenía. Entonces Ellie, la enfermera más eficaz, entro sin tocar la puerta, con una bandeja, las pastillas y un vaso de agua en ella.

Y entonces paso.

Sus ojos perdieron diversión y miró a la rubia con enojo. Su boca se volvió una mueca de tristeza por un pequeño segundo y luego todo en él se tenso. Le vi apretar las manos, alejarse de Ellie y murmurar que no necesitaba eso. Quise pensar que estaba enojado, pero su expresión desolada gritaba que no era así. El cambio tan repentino me hizo suspirar. Sabía que pasaria. Tome del brazo a la joven rubia y la saqué del cuarto. Ella susurró un: "Lo siento" como si fuera culpa suya, y se fue.

Caminé a paso lento hasta él, con las manos en los bolsillos. La puerta cerrada. El sonido de los pájaros. ¿Le molestaría? parecía estar en un debate. Supuse que estaba pensando en alguien, ¿una persona mala? por lo que me senté a su lado y hable, intentando ser cuidadoso;

— Tienes que dejar que Ellie te de los medicamentos.

— No los necesito — le oí soltar un quejido, miré de reojo, intentaba tocar su manos sin sentir dolor, pues tenía una pequeña herida en la mano. Una herida hecha por otras manos, algo obvio.

— Los necesitas — impuse, Mean frunció el ceño. Acerque mi mano a su muñeca, deteniendolo.

La idea llega sola, él está débil, debe notar  que no  está  bien. Le miró, pero de nuevo desvía la mirada a su mano.

—. El dolor en tu brazo puede volver. Los necesitas — busco algún indicio de interés, algo que me diga que, como el doctor dictaminó y él sabe, no solo necesita medicamentos para el dolor en el brazo. No se cayó de una escalera, es algo grave y necesita cuidados. Pero no hay nada.

No se preocupa.

Él niega en silencio. ¿De verdad no sé daba cuenta de lo que le estaba diciendo? No sólo su brazo estaba lastimado, si no que también su espalda, el hombro, el tobillo, el cuello, ¿Tan mal enfermero cree que soy? No me está escuchando, no está razonando y por eso...

— No necesito de nada — murmuró, volviendo a apretar las manos y sólo entonces note las marcas en ellas. La forma de un golpe hecho por una persona. Incluso si no quiero, es algo que no olvido. En una pelea así es como quedan cuando te rasguñan, cual bestia recién liberada.
El agrio dolor llegó de golpe.

Así que es una de esas personas. No quiere que le cuiden, no quiere porque eso solo significa una cosa para ellos: debilidad.

— Si sigues haciendo eso sangrara — le dije, él pegó un salto. Las intento tapar con las mantas, solté una risa sin gracia, más por la costumbre, y me levanté.

— ¿Cuándo...?

— Las acabo de ver, tranquilo. La gata te debió haber hecho un gran show, ¿Verdad?

Siempre es así...

— ¿Gata? — pregunta confuso, entendiendo al segundo lo que quería decir. Niega apresurado —. No es una chica.

— ¿Chico? — él asintió levemente, con una mueca en el rostro —. ¿Novio, verdad?

— Algo así.

— ¿Tan malo? — Mean se removió incómodo. Sonreí sin animos, y asentí en silencio, si no me quiere decir mejor. Son sus problemas.

Busque con la mirada las pastillas, conozco a Ellie. No se las llevaría. Y efectivamente estaban en la mesita, una pequeña cerca de la puerta. Vire los ojos, genial. Este hospital es un peligro, ¿Por qué dejan las cosas así?

Pero la idea descabellada cruzo por mi cabeza y no pude ignorarla, deteniendo mis pasos.

— ¿No lo has hecho intencional, verdad?

Mean levantó una ceja, nuevamente confundido.

— ¿No he hecho qué?

— El accidente. La gata, o bueno, gato. Tu familia que no quieres ver. El rechazo hacia Ellie.

Pero él sólo quedó en silencio. Me vuelvo a girar, tomando las pastillas y el agua.

— No lo hice a propósito.

¿Y por qué tu voz tiembla?

* ~ * ~ * ~

— Espero que te guste el café sin tanta azúcar. El mío quedó horrible.

La voz de Yoang me dijo, colocando la taza en la mesa frente mío. Le veo revolver con fuerza, casi tirando el café, seguramente molestó por el mal sabor. No es la primera vez que pasa, por lo que niego en silencio, tomando un sorbo mientras cierro los ojos. El viento me golpea el rostro pero lo ignoro, concentrado en el sabor agridulce del café. No me gusta, sabe mal, pero tengo frío debido a las bajas temperaturas propias del Invierno, por lo que no puedo decir que no.

Cuando vuelvo a bajar la taza, Yoang me está viendo. Tan fijamente que me incomoda, nuevo una mano para llamar su atención y en silencio, con una mirada confusa e interrogante, le pregunto que sucede.

— ¿Qué tal el paciente...eh...Mean? — pregunta, aún confundido por su nombre. Se pone pensativo, intentando recordar. Pero eso es todo lo que sabe, ¿No me lo dijo?

Mi mirada se desvía a su cuello, y suelto un suspiró con cansancio.

— Sí, Mean. Él está bien — intento tomar de la taza pero el entrometido chico de descendencia china me vuelve a preguntar, no está conforme. Sus facciones se vuelven afiladas, sus cejas se levantan en pregunta, pero sólo hago una mueca, sin saber que decir. Su cuerpo tan grande y fuerte como un oso, pero su corazón de pollo son contradictorios. La ventana cerrada de la sala donde usualmente todos los enfermeros vienen (por el receso) suena, unos pequeños pájaros pasan. Y así como ellos se van, mis ganas por cuestionarle a Yoang por qué tiene marcas tan notorias en su hombro y cuello desaparecen.

¿Debería decirle? Me cuestionó, seguramente alguien ya le vio con esos chupetones. Él murmura algo, le giró a ver y le apuntó, con un dedo, lo mal que se ha puesto la camisa. Chilla, llamando la atención. Pero yo sólo puedo pensar en una cosa.

Él lo hizo otra vez.

¿Por qué sigue engañando a su novia?
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Dato importante:

Quería hacer algunas partes con pensamientos de Plan que fueran algo hirientes. Cómo la despreocupación por los sentimientos de los otros, siempre están diciendo que los médicos son fríos a la hora de dar informes de algún paciente, pero los enfermeros también lo son. Lo sé. Por eso advierto que Plan en algunos momentos puede ser cruel, pero no es porque quiera, él es así. Los enfermeros ven y cuidan los progresos de los pacientes, por lo que aveces, para no conmoverse, adoptan una imagen fría. Pero sólo algunos, y no es siempre.

*Lo vuelvo a decir para evitar confusión, este Fanfic tendrá embarazo masculino. Mpreg.

Lost Time Of LoXE (2Wish)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora