Esa noche cayó un diluvio. El cielo lloró como si se hubiese compadecido de un amor prohibido. Las lágrimas inundaron las calles de ambos mundos pero los rayos solo golpearon a su ventana.
Taehyung nunca le había temido a las tormentas, sin embargo, esa noche en especial, sintió algo que jamás se hubiese imaginado que podría llegar a sentir. Y le aterró. Se sintió vacío. Diablos, ¿por qué tenía la impresión de que esa no sería la única vez?
Tembló de frío bajo el cobertor que se abrazaba fuertemente a su cuerpo para disimular la falta de alguien. Un gemido lastimero salió de sus labios cuando un estruendo más reventó contra la calle contigua a su edificio. El suelo se movió igual que sus manos, las gotas de agua se resbalaron por los ventanales al igual que el sudor frío por su espalda. Cerró los ojos con las pestañas húmedas. Suspiró.
No pudo darse cuenta, debido al miedo que movía su cuerpo, pero el ojo izquierdo había comenzado a producir lágrimas púrpuras que fueron tiñendo su mejilla gota a gota. No obstante, el aumento de latidos en su pecho no pasaron desapercibidos. Aquello solo ocurría en momentos específicos cuando el lazo se estrechaba.
Abrió los ojos rápido y se sentó de golpe en la cama, quitándose el cobertor de encima, antes de que un rayo más reventara. La luz fugaz que iluminó el cielo le permitió distinguir una figura alta y esbelta de pie en la línea media entre el pasillo y su habitación. La mano grande envolvía el pomo de la puerta completamente. El trueno estalló al mismo tiempo que pronunció su nombre, ahogando su voz.
—Shhh... —Susurró el otro acercándose a su cuerpo tembloroso, dejando la puerta abierta.
Taehyung comenzó a llorar aún más cuando aquellas manos se deslizaron por su cuerpo hasta acomodarlo de manera perfecta en su pecho. Los pocos hipidos que lograron salir de sus labios fueron contenidos con otros belfos cuyo sabor a fresa logró que dejara de tiritar. El aroma suave de la piel contraria se coló por sus fosas nasales, nublando su mente y eliminando ese dolor en el pecho que lo había atormentado durante varias horas.
Era su efecto analgésico.
—Estás aquí... —Murmuró Taehyung en medio del beso. —Jinnie, en verdad estás aquí.
—Estoy aquí, Bebé. —Respondió Seokjin apartándose solo lo suficiente para ver el rostro húmedo de su predestinado.
Ambos pares de labios colisionaron nuevamente para no volver a separarse. Hubo un juego de manos que terminó esparciendo sus ropas por la habitación y ciertos roces certeros que unieron sus cuerpos.
Taehyung no lo preguntó porque no estaba dispuesto a romper ese mágico momento -no pensaba destruir la burbuja en la que Seokjin le hacía el amor en medio de la madrugada y bajo una tormenta- mas eso no impidió que pensara en la situación por la mañana, cuando abrió los ojos con la luz del sol rozándole las pestañas y el calor de su complemento abrazado a su espalda.
Su novio había regresado la misma noche en la que le habló de aquel sujeto desconocido. Había vuelto de inmediato solo para contenerlo porque, aunque no se lo había dicho, Seokjin percibió su miedo.
El corazón de Taehyung se comprimió de ternura al pensar en que Seokjin había decidido mandar, probablemente, al carajo el negocio con Park solo para ir a buscarlo.
Giró despacio sobre la cama para poder acurrucarse en el pecho grande y cálido de Kim. Inhaló su aroma dulce y cerró los ojos.
Sí, era conmovedor que Seokjin hubiese vuelto. Pero también estúpido. Y ambos lo sabían bien.
Dejar un negocio importante a medias solo para volver a casa no era algo que alguien con dos dedos de frente hiciera normalmente. No en su mundo. No Seokjin.
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EROS »taejin
FanfictionEl planeta tierra se ha dividido en dos mundos: En el primer mundo se encuentran las personas que creen que el amor no es más que sinónimo de debilidad y son regidos por El Gobierno: un grupo conocido como "los hombres del primer mundo", sanguinario...