Capítulo 4: Recuerdos para un mismo destino. (Pt. 1)

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Park Jimin estuvo tres días y casi tres noches en Seúl. Y dentro de esas horas de estadía en la capital, la noche antes de su partida, conoció a Taehyung.

Las circunstancias que los llevaron a verse frente a frente no estuvieron demasiado fuera de lo común, en realidad. Fue más bien algo así como una no-coincidencia.

La noche previa a la partida del líder de los Liers de Busán, el peli azul yacía recostado en el sillón del living, el que estaba frente a la extensa pared de cristal que dejaba ver la ciudad cubierta de luces artificiales, mientras leía unos documentos –que contenían demasiadas palabras en negrita, en su opinión–. Tenía los lentes colgados por la parte de atrás de su cabeza y tarareaba una canción. Lo acompañaba el ruido que hacía Seokjin con una cucharita de metal mientras le daba vueltas dentro del té que preparaba.

No obstante, en algún punto, el sonidito metálico se detuvo siendo reemplazado por el golpeteo sordo de los pies descalzos del azabache.

Taehyung continuó con la vista clavada en las hojas de papel hasta que el espacio a su lado se hundió y el calor de su compañero le rodeó la espalda. Seokjin había dejado un par de tacitas llenas de té negro en la mesita de cristal templado frente a ellos.

El cuerpo musculoso y caliente del Ex Agente se acomodó en el sillón de modo que pudiera servirle a su novio de descanso. Y Taehyung se acomodó gustoso sobre el amplio pecho de Kim. En medio de las piernas contrarias y con besos que comenzaron a ser esparcidos por su cabello, Taehyung dejó los documentos sobre la mesita y se dispuso a disfrutar los mimos.

La imagen era dulce. Tal vez hogareña. Era la típica escena de la pareja de recién casados del drama de las ocho de la noche. Solo que ellos no estaban casados (aún) y no eran una pareja "normalmente" heterosexual. Pero aquello no impedía que la imagen siguiera siendo dulce y hogareña.

Las manos de Seokjin jugaron sobre el vientre de su novio, tocando la piel cálida con roces delicados sin ninguna intención de querer convertir aquel momento en algo más carnal. Taehyung cerró los ojos hundiendo la nariz en el hueco del cuello de Seokjin. Aspiró profundo el aroma a Chocolate amargo y sonrió.

Seokjin se percató de aquel detalle.

— ¿Y esa sonrisa, Cachorrito? —Preguntó. Taehyung se echó a reír por el apodo cursi que su novio había estado utilizando últimamente para llamarlo.

El peli azul alzó los hombros aún escondido en el cuerpo ajeno.

—Solo me parece gracioso que siempre huelas a Chocolate.

Seokjin resopló divertido, acomodándose más en el cómodo sofá. Su cabeza quedó recargada sobre el reposabrazos.

—Que me parezca asqueroso su sabor no quiere decir que odie su olor, Tae.

—Posiblemente. Pero no es tu caso, Amor. —insinuó Taehyung mirándolo por fin. La sonrisa pícara de Seokjin le provocó un cosquilleo delicioso en el bajo vientre.

—¿No? ¿Entonces cuál es mi caso?

—El tuyo no es más que una astuta trampa, Jinnie —el nombrado se mordió los labios evitando reír—. Tú odias el Chocolate, sea su olor o sabor. Sin embargo, yo lo amo. Y eso lo sabes muy bien.

—Ya. ¿Cuál es tu punto, Sherlock Holmes? —preguntó burlón. Taehyung rió dejando un pequeño golpe sobre el pecho de su novio.

—Mi punto es que usas esa colonia con aroma a Chocolate porque sabes que me vuelve loco y termino comiéndote completo. —Su voz engrosándose cada vez más.

Lo último que ambos vieron fueron los ojos intensos y cargados de pasión del contrario. A continuación, sus bocas se juntaron.

Sus besos solían ser del tipo hambrientos o demasiado melosos. Con lengua o solo un pequeño pico. No obstante, por alguna peculiar razón, aquel beso fue diferente. Tenía tintes de melancolía y desesperación que Taehyung percibió, obviamente.

EROS                                           »taejinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora