Todo empieza a mejorar en tu vida, sabes que las cosas van bien, te sientes bien, no tienes nada que temer, ya no estás sola, y eso te hace feliz, imaginas perder a tu compañero y tu pecho empieza a doler, como si miles de agujas se incrustaran en tu corazón y empiezas a tener miedo, el estado de limerencia en el que te encuentras es muy grande, tienes la enorme necesidad de protegerlo, de cuidarlo y asegurarte de que nadie lo lastime jamás.
No todos podemos estar en ese estado o al menos no cuando de verdad estás en la compañía y amparo de un ser amado, no te deberás sentir así porque cuando un amor es verdadero, la felicidad debería embriagarte en vez de el dolor atormentarte.