07. Una Bestia

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De lo contrario serás esta horrorosa bestia para siempre.

Austin no paraba de pensar en las palabras de Georgia. ¡Maldita sea! Sabía perfectamente que era una bruja desquiciada. ¿Por qué no se fue en el momento que llegó? Sin pensarlo dos veces, Austin corrió a su auto y regresó a casa. No deseaba que alguien lo viera con su nuevo cambio de imagen, cortesía de Georgia Wilkins. Al llegar a casa corrió a su habitación. Se aseguró de cerrar bien la puerta antes de acercarse al espejo.

Decir que Austin Mahone no detestaba su nueva imagen sería mentira. Era demasiado vanidoso y su imagen actual era producto de un hechizo. Saltó del susto al escuchar su celular sonando. Lo sacó de su bolsillo para ver que era Alex. Suspiró. ¿Qué debía hacer? ¿Contestaba? Rodó los ojos antes de deslizar el dedo sobre la pantalla de su celular.

–¿Alex?–

–Hola Austin. Jane acaba de llamar. Dice que eres un cerdo asqueroso con olor a ratón muerto por haberla dejado sola.·

–No fue mi intención Alex. Sucedió algo.–

–¿Sucedió algo? No me digas que decidiste hacerlo con alguna chica de último año.–

–No amigo. Esto es peor.–

–¿Necesitas que vaya por ti?–

–Estoy en casa idiota. Tengo que irme. Mañana te avisare la hora para que vengas.–

–Bueno. Hablamos luego Mahone.–

-Adios.-

La mañana siguiente fue difícil para el castaño. No sabía exactamente cómo salir de su habitación. ¿Qué le diría a su madre? Una bruja me hechizo y ahora soy un desastre. ¡No! Permanecio debajo de las sabanas imaginando diferentes reacciones que su madre tendría al verlo. Número uno, Michele podría gritar y desmayarse. Número dos, Michele podría salir corriendo y abandonarlo. Número tres, se enfadaría y buscaría a la bruja. Austin negó con la cabeza. Su madre era capaz de mover cielo, mar y tierra por él.

-¿Austin? ¿Puedo entrar cariño?- Su ojos se abrieron como plato al escuchar a su madre al otro lado de la puerta.

-¡Demonios!- murmuró entre dientes. -¡Un segundo mamá!

Saltó de la cama. Miro a su alrededor buscando algo para cubrirse. Nada. Maldijo en voz baja y decidió acercarse a la puerta.

-¿Si mamá?- Abrió la puerta de a poco. No quería que su madre lo viera. ¿Qué pensaría?

-Tu tía Lisa viene de camino. Hoy es su cumpleaños. ¿Lo recuerdas?- Por tercera vez en menos de un hora volvió a maldecir por lo bajo.

-Ma, no creo que sea buena idea que la tía Lisa venga hoy.- Hubo un silencio por parte de su madre. –No es que no quiera verla. Pero tengo un problema mamá.-

-¿Te sientes mal?- Austin suspiro.

-¿Mama, recuerdas cuando tenía frenos?- Se oyó un si detrás de la puerta. -¿Me veía bien?-

-¿Qué clase de pregunta es esa Austin Carter? Para mi te ves guapísimo sin importar lo que lleves.- Un sollozo escapó los labios del castaño. –Eres mi hijo. Siempre te voy amar tal y como eres.-

-¿Mamá?- Otro sollozo. -¿Aun me amarías cuando aparento ser una bestia?-

-¿De qué hablas Austin?- Respiro hondo antes de abrir la puerta de su habitación. Su madre alzo la vista para ver a su hijo pero lo que vio fue una gran sorpresa. -¡Austin! ¿Qué te sucedió cariño?-

-Estoy aparentado lo que soy en realidad mamá. Un monstruo.- Michele observó a su hijo. Su cuerpo era más delgado que la última vez que lo vio. Tenía el cabello largo, una barba que llegaba a su pecho.

-¿Quién te hizo esto?- Austin se mantuvo en silencio. -¿Austin?-

-No tiene sentido mamá. Estoy hechizado.- Los ojos de Michele se abrieron como platos. Jamás pensó escuchar esas palabras salir de la boca de su hijo.

-¿Hechizado?- Austin asintió. -¿Estas bromeando Austin?-

-¡No!- Le mostró el brazo a su madre. -¿Ves eso? Tengo hasta el próximo año para encontrar a la chica que me ame como soy. Si la flor se vuelve fea por segunda vez estoy acabado. Seré… seré esto para siempre.-

-Tal vez podemos hacer algo.- Austin negó la cabeza ante las palabras de madre.

-No podemos hacer nada. Es magia.- Michele observo a su hijo por un instante antes de librar un suspiro.

-¿Alguien más sobre esto?- Austin susurro un no. -¿Qué le dirás a Alex?-

-Debo hablar con él. Anoche llamo y prometí decirle.- Michele asintió.

-Llamare a tu tia para disculparnos.- Hubo un silencio. –Austin, recuerda que las apariencias no lo son todo.-

-Pense que lo eran.- Michele negó con la cabeza antes de retirarse.

*

-Espera un momento. ¿Estás diciendo que la bruja te hechizo? – Austin asintió ante las palabras de Alex. Luego de que su madre cancelara la reunión decidieron llamar a Alex. Este no quedo sorprendido al ver Austin.

-¿Alguien me puede decir quien es la bruja?- Alex alzo la vista para mirar a la madre de su mejor amigo.

-Es complicado Michele.- La madre cruzo los brazos frente a su pecho en espera. –Se llama Georgia Wilkins. Tal vez se esta vengando.-

-No se esta vengando idiota. Dijo que esto era una lección. ¿Qué hare? No pienso volver a la escuela.- Austin miro a su madre. Esta tomo asiento frente a su hijo y su mejor amigo.

-¿Por qué Georgia Wilkins se vengaría de ti? Mejor aun, ¿Por qué esto es una lección?- El chico de ojos verdes bajo la cabeza. Estaba decepcionado de si mismo. Su madre no lo educo de esa manera. Ahora entendía su cambio pero era tarde. Ya aparentaba ser la horrible bestia que llevaba por dentro.

-Me burle de ella, de todos a mi alrededor.- Michele sintió como su pecho se contrajo. –Me siento un asco. No puedo creer que todo eso conllevara a esto.-

-Te eduque mejor que eso, Austin. ¿Olvidaste todo lo que te he enseñado? ¿Dónde está el Austin que amaba tener amigos de todo tipo?- Se encogió de hombros. –Haremos lo siguiente. No volverás al colegio. Alex se encargar de traer tus trabajos y proyectos a casa para luego devolverlos en lo que queda del año.-

-¿Qué sucederá en el ultimo ano?- Michele miro a Alex.

-Encontraremos un tutor. Alguien de confianza, con quien te puedas sentir seguro.- Alex miro a Austin. El castano observaba la alfombra que decoraba el suelo de la sala de estar. –Por ahora deberías pensar en como romper el hechizo.-

-No conozco ninguna chica que le gusten los girasoles. Y dudo que me amen por ser asi de horrible.- Michele le echo una mirada a su hijo.

-¿Qué hay de Leona?- Austin y Alex hicieron un gesto de disgusto al mismo tiempo.

-Leona es una chica de rosas. Nuestra relación no es algo basado en amor.- Michele abrió la boca para protestar pero Austin la detuvo. –No mama. No quiero que sepas nada sobre mi vida amorosa.-

-¿Qué hay de las demás chicas?- Alex miro a Michele.

-Debe haber alguna chica que ame los girasoles con pasión.- Ambos voltearon a ver a Austin.

-Hay una chica pero estoy seguro de que no estaría nada contenta al saber que necesito su ayuda.-

Aqui les dejo el septimo capítulo. No está editado por lo que tomare mi tiempo para hacerlo. Recuerden comentar y votar. Desearia saber que opinan sobre esta historia, ¿si?

Siempre Lo Haz Sido | Austin Mahone [Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora