Estaba atorado o al menos así se sentía, atrapado en un mundo que no le pertenecía y que, por encima de todo, aborrecía.
Frunció el ceño y chasqueo la lengua cuando escucho la puerta del vecino azotarse. Por lo que Yuri sabía, la persona o personas que Vivian al lado eran unos escandalosos, desde temprano en la mañana habían comenzado a mover muebles, a quitar y poner cosas.
—Parecen hormigas —mascullo Yuri mientras miraba la pared que separaba su vivienda de la otra—, pero al menos las hormigas no son tan escandalosas —rectificó.
Luego de eso se dejó caer en el sillón con los brazos extendidos hacía los lados.
El día anterior no hizo nada más que maldecir y patalear hasta que se sintió lo suficientemente agotado para dormir, ¡era horrible tener un cuerpo humano! ¿Cómo pudo cansarlo tanto hacer un simple berrinche? Ni bien habían pasado dos días y ya comenzaba a extrañar su cuerpo celestial, aquel que podía comer todo lo que quisiera sin tener que desechar nada, aquel que no necesitaba dormir ni mucho menos descansar, y ya no hablemos del fastidioso calor que lo hacía despedir chorros de agua del cuerpo, ¿sudor? Posiblemente.
Miró hacía la cocina. Dentro de ella, pegado al refrigerador estaba una nota con las actividades cotidianas que tendría que realizar Yuri en su nueva vida. Al parecer era un joven que recién ingresaba a la Universidad y estudiaba mercadotecnia. También trabajaba a medio tiempo en una tienda de víveres, la dirección de la tienda y Universidad, estaban pegados junto al calendario en donde estaban escritas las actividades. Afortunadamente era domingo, su único día libre de la semana, ¡genial! Podía odiar su nueva vida a gusto.
Durante casi todo el día Yuri no hizo más que holgazanear dentro de la casa, fue solo cuándo su estómago comenzó a gruñir que decidió salir para ir a la tienda a comprar algo de comer, no sabía cocinar así que lo mejor era comprar comida precalentada o en el mejor de los casos, un poco de fruta, aunque estaba seguro que eso no lo llenaría.
Abrió la puerta y lo primero que vio al salir fue a tres hombres uniformados con overoles marrones. Con el rabillo del ojo Yuri miro el interior de la casa vecina, dándose cuenta que todos los muebles estaban envueltos en tela blanca...
«Qué raro» pensó.
Después de ello salió del pasillo, todavía no entendía a los humanos y mucho menos sus costumbres... aunque tampoco es como si necesitara comprenderlos, estaba ahí por un castigo. Yuri sospechaba que tal vez solo fuera cuestión de tiempo para que lo hicieran regresar al cielo, a lo mejor pasaría después de que Yuri desechara el sentimiento negativo que guardaba en su pecho, lo intentaría tanto como pudiera. Entre menos tiempo permaneciera en el mundo de los humanos, mejor.
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El ruido de la ciudad era algo particular, miles de voces diciendo cientos de cosas a la vez, autos que pasaban rugiendo a gran volumen y de vez en cuando alguna melodía que se escapaba de ciertos locales que tenían las radios encendidas. Era fastidioso, tanto ruido terminaría volviendo loco a Yuri, dio un fuerte respiró y en cuanto vio una tienda corrió a ella para refugiarse. Estaba tan concentrado en escapar del ruido que no se dio cuenta de los tres pares de ojos que lo habían seguido desde que atravesó el estacionamiento para entrar a la tienda.
Al abrir la puerta una campanita tintineo, indicándole al empleado de la tienda que alguien había llegado, aunque no le presto mucha atención ya que tenía una revista entre las manos.
Yuri caminó entre pasillo y pasillo tratando de encontrar algo lo suficientemente llamativo para abrir su apetito, a decir verdad, las imágenes de la comida que mostraban los diferentes paquetes, se veía apetecible por lo cual tomo uno de ellos con la firme promesa de que sería una buena comida. Después de ello se dirigió hacia el mostrador y la persona que tenía la revista frente a la cara por fin la bajo para poder atender a Yuri, fue en ese momento que el primer ataque de la noche comenzó para el ángel exiliado.
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CARITATEM AETERNAM (otayurio) #FBLA19
FanfictionAprenderás a amar a los humanos, amándote a ti mismo. Te convertirás en uno de ellos... Aquellas fueron las ultimas palabras que Yuri escucho decir al arcángel Gabriel, antes de ser expulsado del paraíso. Ahora Yuri debe vivir como los seres a los q...