CAPITULO 5

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Le conté a mi mejor amiga lo que pasó la noche anterior y la muy loca me pidió que aproveche sobre Benjamín, pero no sería capaz de ello, estoy llegando a la oficina y veo a Violeta la cual me saluda con una sonrisa en el rostro imagino que Jacqueline no le conto aun nada de lo que vio o tal vez quien sabe.

· Buenos días Jacqueline – parece que no ha dormido nada la noche anterior.

· Hola Gianna, ahí están los planos de la construcción de esta semana, terminas con ellos y los llevas a programación – definitivamente ella no durmió nada anoche parece un mapache literal.

· Está bien, gracias. – llega Benjamín, está saludando a todos, pero en cuanto llega a mi escritorio se pasa de largo, lo cual me resulta extraño.

Siento un incómodo punzón en el estómago tal vez sea por lo que he cenado anoche en casa, pero prefiero no hacerle caso ya que tengo mucho trabajo hoy, todo va bien por unos minutos cuando el punzón vuelve con más fuerza entonces prefiero ir al tópico de la empresa me estoy parando y escucho su voz llamarme.

· Gianna a mi oficina ahora. – su voz suena muy tosca, la cual en cierto punto me asusta.

· Disculpe, pero primero iré a tópico no me siento bien si me permite unos minutos. – lo miro como si le estuviera rogando lo cual me extraña hasta a mí.

· Está bien, no se demore. – gracias a los cielos que su voz ya no suena como hace un rato.

Regreso del tópico y me encuentro a Benjamín en las escaleras, lo veo acercarse a mí de una manera como si un león viera a su presa la cual soy yo, por cierto.

· Gianna sube a mi oficina y espérame ahí, no demorare mucho. – logro escuchar su voz detrás de mi oído lo cual causa un escalofrió en todo mi cuerpo.

· Ok, lo espero ahí, no se demore. – le guiño el ojo y su mirada pareciera dilatarse lo cual ya me asusto un poco.

Entro a la oficina con la mirada de Jacqueline puesta sobre mí, pero prefiero no hacerle caso al momento, cierro la puerta y recorro el lugar para poder saber qué cosas esconde una oficina como la de Benjamín, en eso abren la puerta y es el quien entra.

· Que es eso de estar husmeando en las cosas de los demás Gianna, no sabía que fueras así. – tiene una sonrisa en el rostro, pareciera triunfante pero aún no lo es.

· Solo veía que cosas tienes acá nada más, algo de simple curiosidad. – mientras me acerco a él sigilosamente como si yo también viera una presa la cual es el.

· Señorita si se acerca así aténgase a las consecuencias y recuerde que estamos en mi oficina, la cual en cualquier momento me puede importar muy poco. – me toma de la cintura y logro escuchar todo eso detrás de mi oído lo cual otra vez me causa un escalofrió en toda la espalda y me gusta dicha sensación.

· Perdone entonces, pero diga para que me llamo a su oficina. – trato de sonar los más normal que puedo, pero él no ayuda mucho que digamos.

· Quería tenerte acá para mí por unos minutos ya que en todo el día seré indiferente contigo, sabes que tengo que separar mi trabajo de mi vida personal. – comprendo lo que trata de decir, él no es más que alguien a quien solo le gusta jugar nada más, pues entonces seremos dos en todo este juego.

· Comprendo, pero encerrándome acá no cree que es lo que el resto pensara sobre usted y más que nada sobre mí. – estoy a punto de abrir la puerta para irme y lo siento tras de mi con sus manos sobre mi espalda.

· Eso es lo que menos me importa, si no hubiera nadie acá tenlo por seguro que te hago mía. – caray el hombre tiene cierto efecto sobre mi pero también me niego a que ello suceda.

· En sus sueños Benjamín, siga soñando en que me tendrá en la cama algún día. – mi voz suena tan convincente que hasta yo me lo creo, lo cual me sorprende a estas alturas, una tiene que saber hacerse la interesante debes en cuando.

Cierro la puerta dejándolo con la palabra en la boca, y me dirijo a hacer mi trabajo sobre los planos ya que son un montón y no sé cuando termine eso pues a simple vista parece un arsenal de planos que a cualquier intimida hasta al más experto.

Llevo ya medio día con estos planos y aun me faltan y programación los necesita hoy, pero es hora de almuerzo y mi estómago sí que no está teniendo piedad sobre mi esta que ruge como si de verdad no hubiera comido algo en días, tanto que hasta el chico que esta frente a mi escritorio se ríe de mí.

Ya termino de almorzar y estoy regresando a oficina para continuar con mis planos pero veo a Jacqueline hablar con Violeta, me trato de acercar sigilosamente para poder oír algo pero nada así que mejor me voy a mi escritorio para continuar con mis planos ya que son demasiados, tantos que quiero morir y me agarra una pereza fatal de esas que hacen que me quiera lanzar a mi cama y no salir de ella nunca, mejor comienzo a realizar mi trabajo antes de que la pereza me gane e invada mi cuerpo entero de tal manera que me eche a dormir en el piso sin importar si alguien se me queda viendo.

· Gianna los planos ya están listos para entregarlos a programación? – Jacqueline me mira con esa cara que aun parece de un mapache lo cual me causa un poco de gracia aún.

· Aun no, estoy en ello, son demasiados. – le hago un puchero tratando de parecer un alma en pena con tanto trabajo, lo cual creo que funciono pues me sonríe.

· Está bien, termínalos pronto que programación los pide con urgencia para que le pongan fecha por que tienen que enviarlo a otro departamento para su aprobación. – bueno ahora sí puedo decir que me tengo que apurar o de caso contrario nunca acabare.

Me coloco los audífonos para escuchar algo de música así me concentro netamente en los planos y termino rápido, pasan 2 horas cuando de pronto mi estómago empieza a rugir, enserio creo firmemente que tengo una solitaria situada ahí, ya me dio hambre, mejor voy a comer algo ligero, aunque si les soy sincera no subo de peso muy fácil, no se los digo para que me envidien, quiero subir al menos unos kilos.

Estoy regresando de comprar, no sé por qué levanto mi mirada hacia el piso en el que se encuentra la oficina y lo veo a el parado en la ventana de su oficina, parece que tiene una acalorada conversación por teléfono, pues anda con el ceño fruncido, se dio cuenta que lo estoy viendo, hay señor trágame tierra por enésima vez, me sonríe y pide que suba, si no es obvio tengo que subir pues mi escritorio está en ese piso.

- Dónde estabas? – su voz suena muy incómoda.

- Fui a comprar que no ve lo que traigo. – su mirada se vuelve algo curiosa.

- Claro que veo lo que traes y me gusta. – porque no me sorprende eso.

- Si desea le invito un poco, tome es un enrollado de lechón, está bueno. – mientras muerdo un pedazo y se lo paso.

- No hablaba de eso, y no se haga la que no sabe, porque veo que lo entendió bien, su cuerpo la delata Gianna. – caray, pero si el hombre es más directo y sobre todo le doy cierto punto como que me pone algo.

- Disculpe, pero como ya le dije Benjamín, no pasara nunca. – quiero que mi mirada sea la más seria que se pueda o de caso contrario estoy acabada.

- Nunca digas nunca Gianna, ya verás que un día sucederá y no habrá marcha atrás para ninguno. – lo susurra tan bajo para que solo yo lo pueda escuchar, estábamos en las escaleras pues era obvio hablar lo más discreto posible, pero aun siento que puedo con todo este juego, no me dejare ganar tan fácilmente. 



Disculpen que no haya actualizado desde hace días pero he estado ocupada, pero prometo al menos ponerme al corriente, recuerden este tipo de relación la viví y se muy bien lo que se siente así que la use como inspiración para contarles un poco de lo que me paso, no todo es real por que fue hace un par de añitos, pero quiero que sepan que una relación de estas es tanto como complicada y divertida. 

Relaciones TóxicasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora