Los planes estaban hechos, los preparativos completos, en el dormitorio mas pequeño un solo cabello negro, largo y grueso (tomado del jersey que Hermione había estado usando en la Mansión de los Malfoy) estaba enrollado dentro de un pequeña ampolleta de cristal sobre la repisa de la chimenea.
-Y estarás usando su propia varita así que considero que resultaras muy convincente.- me aseguró Harry.
-Odio esta cosa. Realmente la odio. Se siente tan mal, no funciona bien para mí... Es como un poco de ella.- musité mientras levantaba la varita, la cual parecía querer morderme o picarme.
-Sin embargo, tal vez te ayude a meterte en su personalidad. Piensa en todas las cosas que esa varita ha hecho.- comentó Ron.
-¡Pues ese es mi punto! Esta es la varita que torturo a la madre y al padre de Neville y quién sabe a cuanta gente más... ¡Esta es la varita que mató a Sirius!- exclamé con horror.
En mí fue creciendo un impulso brutal de querer romper la varita por la mitad.
-Extraño mi varita, desearía que el Sr. Ollivander me hubiera hecho otra varita a mi también.- susurró Harry débilmente.
Esa varita y toda su maldad acumulada me mareaba levemente.
Esa mañana el Sr. Ollivander le había enviado una nueva varita a Luna.
En ese momento ella estaba afuera en el jardín trasero probando sus capacidades bajo el sol del atardecer.
Dean, que había perdido su varita con los Merodeadores, estaba mirándola un tanto melancólico.
Bajé mi mirada hacia la varita de espino que alguna vez había pertenecido a Draco Malfoy, aquella varita que parecía estar llamándome, como si quisiera que yo la agarrase aunque la tenía Harry en su poder.
Varias veces había estado tentada de pedir a Harry un cambio de varitas pero no sabría cómo explicarle al chico que quería la varita de Draco por encima de la mía.
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Bellatrix Lestrange caminaba a zancadas sobre el césped hacia ellos acompañada por Griphook.
No pude evitar un temblo de repudio hacia mí misma al contemplarme como Bellatrix Lestrange.
Era más alta que Harry y que Hermione, el cabello largo y negro me bajaba ondulado por la espalda y mis ojos claramente desdeñosos se posaron en Harry.
-¡Ella sabe horrible, peor que gurdirraiz!- exclamé hablando con la voz aguda de Bellatrix.
-Ron, acércate.- le ordenó Hermione.
-Bien, pero recuerda que no me gusta la barba muy larga.- le comentó Ron a Hermione.
-Por Merlín, esto no se trata de lucir bien.- musitó Hermione.
-No es eso, ¡se pone en medio! Pero me gustaría mi nariz una pizca mas corta, trata de hacerla igual que la vez pasada.- pidió Ron.
Hermione suspiro y empezó a trabajar refunfuñando bajo su aliento mientras transformaba algunos aspectos de la apariencia de Ron.
Iba a recibir una identidad completamente falsa y confiábamos en la malévola aura de Bellatrix para protegerlo.
Mientras tanto Harry, Hermione y Griphook iban a estar ocultos debajo de la capa de invisibilidad.
-Listo, ¿qué tal se ve?- preguntó Hermione.
Era posible distinguir algo de las facciones de Ron bajo el disfraz pero solo debido a que lo conocía muy bien.
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La Hermana de Ron Weasley (Draco Malfoy y tú) //8//
FanfictionOctavo libro, ambientado en Harry Potter y las Reliquias de la Muerte. "Dos miradas que no pueden evitar chocarse, dos almas destinadas a encontrarse aunque no lo quieran." *AVISO 1: Los comentarios de ésta historia pueden contener spoilers dejados...