Capítulo 15: Sopa de helado y magdalenas

36 14 15
                                    

Es posible que tenga alguna incoherencia, luego corregiré con más calma.

********************************

—¿Es en serio, Owen? ¿Arrancar árboles? —le pregunta Laia cruzándose de brazos. — ¿Eso es lo que le has estado enseñando?

Han decidido entrenar con nosotros porque de seguro ya recorrieron el pueblo completo.

—Las personas necesitan una meta, esa es su meta por ahora. —se defiende el hibrido apuntando a mi árbol.

—Lo entiendo pero ella lo que necesita es aprender sobre defensa, ser más fuerte y más rápida que su oponente. —explica Laia.

—Sé un poco sobre defensa. —expreso desde mi posición en el suelo.

—Eso es bueno. Ven, levántate. —me pongo de pie dejando a Mel y me acerco hasta ellos.— ¿Hasta que parte de entrenamiento recuerdas? —interroga viéndome.

—No mucho en realidad.

Laia se pasa la mano por el mentón dando unos pasos pensando.

—A ver, atácame. —dice de repente caminando hacia atrás.

Definitivamente no.

—Vamos, hazlo. —insiste ella haciendo gestos con las manos para animarme.

—Esto lo quiero ver. —comenta Owen sentándose a un lado de Melody y le lanzo una mirada asesina.

—No te voy a atacar. —le digo con cara seria a Laia.

—¿Por qué no? —pregunta ella frunciendo el ceño.

—No tengo motivo, eres mi amiga y no me harás daño, no pelearé contigo.

—Lo harás de una forma o de otra.

Iba a responderle pero no pude al evitar que me golpeara la cara, volvió a intentar darme y yo esquivándola perdí el equilibrio cayendo sentada en la tierra.

—¿No estas enojada? ¿No me quieres atacar?

—¿Estás loca? —chillo levantándome muy molesta.

—No. Pero sé que tú puedes sanar con una bolsita de sangre y yo en menos de una hora. Vamos, Erin. Tú sabes que quieres golpearme, yo misma quiero golpearme por lo que te hice, así que hazlo. —expresa ella.

—¿Es idea mía o suena como...?

—¿Mi papá en las clases de la academia? Sí —responde Melody interrumpiendo a Owen. —Suele imitarlo cuando le piden ayuda en cuanto a entrenar.

—Aún recuerdo cuando Verónica te golpeo y tú respondiste, fue la primera vez que realmente te vi enojada. —Aprieto los puños al oír a Laia decir ese nombre. Quiero matarla. Que se calle.— ¿No queda algo de esa chispa en ti? Imagina que soy ella. Anda, te estoy dando permiso para explotar. No quieres...

Me doy cuenta demasiado tarde de que Laia no puede continuar porque mi puño ha impactado en su cara. Ella se tambalea tapándose la boca.

No, no, no.

—¡Dios, Laia. Lo siento! —me acerco más a ella.

Laia se quita la mano de la boca y escupe sangre para después mirarme.

—El lado bueno es que tienes fuerza. —sonríe con los dientes rojos, debe de tener el labio roto. Abro mi boca para disculparme otra vez pero ella se me adelanta. —Tranquila, estoy bien. Ahora sigamos con esto.

—Eso acaba de pasar ¿verdad? —pregunta Owen.

—Sip. — contesta Mel igual de asombrada que el hibrido.

Dos muertes al atardecer ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora