Capítulo 31: Ambiente romántico

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Hace mucho que no publicaba 

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—Recuérdame de nuevo por qué estamos aquí a esta hora. —pidió Alux frunciendo el ceño mientras entraba al estacionamiento de tierra de Sky Hill.

—Porque necesito entrenar.

Salí del auto metiendo las gafas de sol en la mochila y la puse sobre el capó del auto mientras revisaba las trenzas de mis zapatos. Alux apagó el auto salió para dejar una mano sobre la puerta y mirarme frunciendo el ceño. No me había tomado tan en serio con lo de entrenar y, aunque cargaba zapatillas deportivas y una camisa cualquiera, sus vaqueros no eran lo mejor para la situación.

— ¿Y no sueles hacerlo con...? No sé ¿cualquier otra persona? —inquirió cerrando la puerta y ver el sol con una mueca—. Tal vez alguien que duerma sus ochos horas normalmente.

—Sí pero todos decidieron abandonarme hoy. —respondí enderezándome. Alux levantó las cejas y solté un suspiro empezando a estirar mi cuello. —Los chicos decidieron jugar póker y beber hasta tarde y no son nada fáciles de despertar, mientras que los que sí estaban despiertos se negaron rotundamente a salir a entrenar con la resaca. —Alux sonrió de lado caminando para sentarse en el capó. — En cambio, Laia y Melody se quedaron en el apartamento y antes de irme Eve estaba roncando. Y sospecho que el que Zafiro me mandara al buzón tiene todo que ver con que no encontrara a Toni —sonreí un poco al verlo. —Ya estaba dispuesta a venir sola y en eso me llamaste.

Él sonrió de forma perezosa al levantar el rostro con los ojos cerrados al sol y decir: —Para serte sincero si hubiera sabido que hoy sería un día tan caluroso habría dicho que estaba ocupado.

— ¿Te molesta el ejercicio y el aire fresco? —pregunté casualmente rotando los hombros observando como su piel, algo bronceada, brillaba con el sol.

¿Cuándo me convertí en una persona "en forma"?

—Nah, me gusta pero hace tiempo que no tengo tiempo. O ánimo. —respondió dejando las manos en sus bolsillos, de pronto se veía muy solo. En paz pero solo. Atractivo pero infinitamente solo —Uno se acostumbra a la tranquilidad.

Quiero preguntar... pero tal vez sería mejor en otro momento.

— ¿Quieres hablar de eso?

—Tal vez luego. —dijo abriendo los ojos.

—Si quieres puedes quedarte aquí y esperarme. No tienes que ir si no quieres.

—Ya estoy aquí. No me voy a echar para atrás —se puso de pie, cruzándose de brazos con aire retador— y quiero ver que tan bien te defiendes.

Puse los ojos en blanco y me puse la mochila al tiempo que terminaba de ajustar mi cola de caballo.

—Bueno, entonces no te quedes atrás. —dije y eché a correr.

Sus gritos de protesta me hicieron sonreír mientras escuchaba la lejana exhalación, el insulto y luego los pasos veloces.

...

Alux tenía buenos movimientos. Sí, tenía buena técnica y velocidad. Sí, era bueno en el combate. Pero su resistencia era un asco y él mismo lo aceptó con sinceridad por el cansancio. Dio pelea pero tras los ejercicios de resistencia parecía que pronto caería inconsciente. Como ahora que en la posición de plancha. Ambos estábamos cansados y sudados de una manera horrible, era un consuelo que los dos apestaríamos de igual forma, pero el ángel aunque mantenía la posición con lo poco de orgullo que le quedaba, su dignidad la había tirad al caño hace tiempo. Más o menos cuando se dio cuenta de que se tardaba en levantarse cuando lo derribaba en combate.

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⏰ Última actualización: Aug 09 ⏰

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Dos muertes al atardecer ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora