Capítulo 25: Cosquillas

15 7 33
                                    

Nuevo capítuloooooooooo. Comenta y vota :D

***********************

Me despierto sin poder respirar con normalidad. Mi cabeza arde. No otra vez. Tanteo en la oscuridad hasta dar con Eve y la sacudo.

—¿Qué...? —pregunta medio dormida reusándose a despertar.

No respiro. Necesito llamar su atención, me impulso logrando golpearla al caer de la cama y hacer suficiente ruido.

—¿Erin...? ¿¡Erin!?

Jadeo en el suelo, apenas siento el aire llegar a mí. No me puedo levantar. Eve está a mi lado pero no puedo más. Me voy a desmayar. No sé con exactitud qué pasa a mí alrededor. Apenas puedo mantener los ojos abiertos, veo a Owen y me sostiene dándome una bolsa de sangre, la bebo enseguida y el dolor se hace menos intenso. Bebo hasta la última gota logrando sentarme mientras inhalo profundo. Aún estoy cansada y mareada. Owen me carga para dejarme en la cama.

—¿Cómo te sientes? —pregunta y apenas logro distinguir su cara.

—Mejor... —digo vagamente.

—Trae otra bolsa. —escucho y Owen se aparta de mí para seguir la orden. Pronto veo a mi padre, se acerca sentándose en la cama y toca mi cabeza. —Debes descansar. —susurró dando a entender que no tengo otra opción.

Lo sé. Sé que debo descansar.

...

Me desperté antes del amanecer y aunque me sentía como la mierda bajé las escaleras, lamentando que hubiera tantos escalones, bebí otra bolsa de sangre y terminé durmiendo en el sofá por la falta de ánimo en recorrer el ascenso a mi habitación.

El día fue largo y cansado, tal parece que tomé un resfriado cuando estuve tan débil. No es nada fuera de lo común entre híbridos: al ser mitad humana, soy frágil, soy susceptible a cosas comunes que afectan a todos los humanos cuando estoy tan debil, sin embargo esto no suele pasar, el consumo constante de sangre ayuda excepto cuando te vuelves demasiado dependiente, como ahora. Aunque tome sangre me tomará unos dos días mejorar por completo.

Hice que Owen nos llevara a Eve y a mí al departamento en la tarde del siguiente día. Por fin, aun con la nariz congestionada y una leve fiebre me sentí cómoda en mi sofá, comiendo pizza, cubierta con dos cobijas, con Ricky acostado sobre mí dejando que lo acariciara y hablando con las chicas. Recibí un mensaje de Alux que me preguntaba si estaba mejor. Fue lindo saber que estaba preocupado por mi estado.

Terminé yéndome a dormir temprano. Ricky vino conmigo.

...

Sé que es de mañana pero el sueño se adueña de manera intermitente de mí. Veo la ventana brillar con la resplandeciente luz y gruño volviendo al sueño, me giro para no verla, doy con una almohada no muy suave, escucho una respiración y creo que seguro Eve está tras esa almohada o tal vez Ricky está bajo ella. Me acerco más a la almohada y me acomodo sobre esta pero al mi mano colarse bajo la funda entro en pánico un momento.

—¿Qué tanto más piensas tocar? —escucho la voz de Alux llena de diversión como si aguantara una carcajada, me siento avergonzada hasta que uso la lógica.

Es un sueño.

Alux no puede estar aquí. ¿Por qué lo estaría? Debía estar en Seattle trabajando. Levanto un poco mi cabeza para verlo.

—Es un sueño. —digo admirando los pedazos de cielo que tiene por ojos.

—Oh, también lo creí pero me hace feliz que no sea así. —dice sonriéndome con picardía y un leve sonrojo. Ante eso me doy cuenta que es verdad y solo quiero morir. —Por cierto, no me molesta pero ¿Cuánto más dejaras tu mano ahí? Empiezas a hacerme cosquillas.

Dos muertes al atardecer ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora