Claus miró a su hijo nervioso, ya sabía lo que quería. Tenía los brazos cruzados, cerró los ojos un segundo y luegos los abrió.
—Bien... Siéntate...
Leónidas tenía una expresión un poco seca, frunció el ceño y fue a sentarse al lado de Mithr. Cuando se sentó apoyó su espalda en el respaldo de la silla, miró fijamente a su padre y cruzó los brazos.
—Quiero que me digas... Que tiene que ver todo esto contigo...
Claus lo vio detenidamente, se sintió un poco intimidado por su hijo, casi nunca lo veía enojado o serio y eso le inquietaba.
—B-bien... Te lo contaré...
El ambiente se había hecho mas pesado, a Mithr le dio un escalofrío. Annaisha estaba nerviosa y ansiosa.
—Hijo... Hace unos dos mil años yo fui un gran guerrero de la raza de los demonios, era conocido como: El demonio de la injusticia.
Claus tenía una mirada sería y decidida.
Leónidas estaba impactado, se notaba desesperación en sus ojos, quería decir algo pero no podía, estaba totalmente paralizado. Se puso a pensar en ese nombre.
—C-claus... —dijo Mithr aterrado—, ¿U-usted es ese de-demonio?
Mithr estaba temblando, al igual que Leónidas no se podía mover.
—E-entoces... ¿¡Tú eres ese demonio!?
—Parece que ya me conocen...
—Papá, tú eres de lo que nos hablan en historia...
Leónidas cayó en sus pensamientos, puso su mano izquierda en su cabeza sujetando su cabello y se hecho un poco hacía al frente. No podían creerlo.
—Pe-pero, ¿cómo?
Mithr lo miraba con asombro, seguía aterrado pero necesitaba escuchar más.
—Desde pequeños, a los demonios nos enseñaban a batallar y a no tener piedad contra el enemigo, las mujeres no siempre se utilizaban para la batalla, algunas eran mas poderosas que otras. Las mujeres mas débiles solían ser las que cuidaban a los niños en sus primeros dos años de vida, las artesanas o herreras. Las más fuertes eran sometidas a fuertes pruebas de resistencia mental y física, luego llega la prueba de la fuerza, las que superaban todo se volvían guerreras; estas pruebas empezaban a sus ocho años.
Yo empecé mis pruebas antes del segundo año, fue a petición de mi padre, él decía que yo tenía un gran potencial en la batalla y que sería de utilidad. La palabra de mi padre fue tomada muy en cuenta y antes de que me diera cuenta ya estaba en las pruebas. Muchas eran peleas, otras eran para aumentar la velocidad física y mental, resistencia, fuerza y oscuridad. Esta última era la peor, peor que lastimar a mis compañeros, estas eran torturas y castigos, debíamos derramar la sangre de nuestros compañeros mas débiles, si no cumplias eran asesinado, tú y tu compañero. Lamentablemente tuve que hacerlo... Asesine a mas de cien compañeros de batalla, todos ellos murieron en mis manos. Llegó un momento en el que eso ya se había vuelto algo "normal", todavía sentía pena y quería llorar por matar a mis compañeros, pero no podía hacer nada. Los líderes de las aldeas estaban atónitos, mi poder, mi frialdad... Eso les gustaba y antes de que me diera cuenta ya tenía veinte años, estaba en mi primer guerra. Se podría decir que los derrotamos, pero estaría equivocado, todos los guerreros orcos enemigos estaban muertos, degollados, empalados, partidos a la mitad o desmembrados, todo esto en tan solo media hora.
La verdad no recuerdo haber sentido mucho al asesinarlos a todos, un poco de pena y miedo, recuerdo sus rostros llorosos rogando por sus vidas...
Cuando volvimos me recibieron de la mejor forma, me habían ascendido a una de las clases más altas entre los demonios, la clase de los imperdonables. Esa clase estaba llena de adultos poderosos, fui el primer adolecente en entrar en esa clase tan rápido.
Y así fue mi vida, llena de guerras y sangre, todas las guerrad que tuve salí victorioso. Casi cada noche lloraba en unos pastizales a unos kilómetros de mi aldea. Lloraba por todo lo que hice y lo que no, por mis compañeros y todas esas familias separadas.
Más o menos diez años más tarde estaba caminando por las praderas, necesitaba aire fresco después de un duro día. Mientras caminaba vi algo que se movía entre el pastizal, fui a ver que era, estaba en guardia por si algo pasaba, sostenía el mango de mi espada preparado. Me acerqué y pregunté "¿quién está ahí?", lentamente una chica se asomó desde esa zona. Ella me vio, noté su miedo en sus ojos, se tapaba la cabeza y parecía que lloraba. Solté mi espada y me acerqué lentamente, "¿que pasa?" Le pregunté un poco serio; estaba muy cerca y pude verla bien, era totalmente hermosa, la mujer mas bella que había visto. Ella estaba aterrada y me dijo: "¡No me mates!"; yo sabía porque decía eso, debía de hacerlo pero... Algo dentro de mí me dijo: "no es necesario, ten piedad en ella". No dejaba de mirarla, era un hermosa mujer de pelo rubio, ojos color morado, llevaba puesto una armadura en mal estado y sangraba de un brazo. Ella seguía rogando por su vida, yo no dejaba de mirarla de arriba a abajo, luego le pregunté "¿que te paso?" Ella me vio algo asombrada pero sin bajar la guardia, "me escape" me respondió rapidamente, me sorprendió lo segura que estaba. Le estire mi mano para ayudarla a levantarse, ella me vio otra vez, asustada y confundida, yo tenía una sonrisa por primera vez en mucho tiempo. Me dio la mano lentamente, cuando la levanté se cayó sobre mí, la sujete así no caía, estaba mal herida del brazo y las piernas estaban sin energía. Decidí llevarla a un lugar seguro. Le saqué todas las hojas a un árbol de una ráfaga y las acomode de tal forma que ella entre. Cuando la recoste fui corriendo a mi aldea lo mas rápido que pude, llege en dos minutos. Corrí a mi casa y tomé una botella de savia del arbol de luz, un árbol curativo. Lo tomé y regrese lo mas rápido que pude, muchas personas me preguntaron que había pasado pero no podía reaponderles. Cuando volví ella seguía ahí, me arrodille a su lado y abrí su boca, destape la botella de savia y se la coloqué en la boca así bebía.
Pasaron tres minutos y la savia ya había hecho efecto, sus heridas empezaron a sanar. Durmió una hora, le quite su armadura así no estaba incomoda. Se estaba haciendo de noche asi que decidí hacer una fogata así no tenía frio.
Luego de un rato me puse a pensar en "¿por qué estoy haciendo esto?" Mi mente no lo entendía pero no podía parar, no podía hacerle daño.
Cuando despertó gimio un poco, se vio su brazo y se lo toco un poco, estaba sorprendida, rápidamente me notó y su mirada de preocupación volvió; "¿¡Qué haces aquí!? N-no me mates, te lo ruego" parecía no recordar nada, era un poco tonta o solo era el cansancio. Estaba sentado en un tronco sin mi armadura, llevaba unos pantalones marrones, zapatos negros y una playera blanca. Ella llevaba un manto blanco, muy conveniente si quería escapar.
"No te haré daño, tranquila" ella se sorprendió y me miró detenidamente, no dejaba de mirarme a los ojos, "¡gracias por ayudarme!" Parecía que recordó algo. Me levante del tronco y me acerqué a ella, me sente a su lado, no dejaba de verme a los ojos. "¿Po-por qué tú me ayudaste?" Me preguntó tocandose el pelo, estaba nerviosa, "no lo se" ella me vio confundida. No parecía entender nada "¿cómo qué no sabes, tonto?" Me impresionó su carácter y en la forma de la que me hablo, "¡lo-lo-lo siento mucho! No fue mi intención" ella estaba muy avergonzada y sonrojo, no pude evitar reírme, de repente la expresión de ella cambió a una de confusión. La única persona que me habló así fue un viejo amigo y compañero de batalla, Krauser, al cual asesine en mitad de batalla sin intención. Que me hable así me hizo feliz, "no pasa nada..." ella estaba paralizada, no sabía que decir. "Sabes, eres linda" ella se avergonzo y se sonrojo, luego me dijo: "¿¡Que!? ¿Solo por eso me salvaste? ¡Pervertido!"esta vez no se disculpo, se cubrió el cuerpo con sus manos aún que no se veía nada, yo me reí y le dije: "si fuese eso, ya estarías muerta". Su expresion cambió a una de miedo, tenía una sonrisa de duda "¿Q-que?". "Por alguna razón te salve, todavía no se porque..." ella me miró conmovida, "muchas gracias, señor Claus" no me sorprendió que me conozca "dime Claus" me sonrió "Claro, mi nombre es Hiriko", al escuchar su nombre mi corazón empezó a latir muy rápido.
—¿Mí madre? —interrumpió Leónidas conmovido.
Claus lo vio con una sonrisa y asintió con la cabeza.
El silencio y la atención que prestaron fue impresionante, escucharon con atención cada palabra.
—Pero... No me has respondido...
Claus lo vio confuso.
—¿Que tienes que ver en esto? ¿Quién es Gladimor?
—¿Estudiaron la guerra del apocalipsis?
Mithr y Leónidas se vieron entre si.
—Sí, claro.
—Bueno, se cree que esa guerra se acabo hace dos mil años, pero solo se retraso un poco...
Mithr y Leónidas quedaron atónitos, un escalofrío recorrió el cuerpo de los dos, estaban temblando.
—Entonces... Ese Gladimor... ¿Quiere seguir con la guerra?
—Exactamente... Pero yo no puedo hacer nada, ya no soy el mismo que antes, gracias a tu madre cambié... Y los años se ven reflejados en mí, ha ha.
Mithr, Leónidas y Annaisha no pudieron evitar soltar una risa.
—Entonces... Si el vuelve... ¿Que haras?
Claus vio con decisión a Leónidas.
—Si no vuelvo a ser el mismo de antes no quedara oprtunidad, y mis antiguoa compañeros estan en la misma situación que yo.
—¿Quienes son eso compañeros, señor?
—Eramos un grupo de rebeldes hace muchos años. Thez, madre de Dakota, Jiroko, padre de Yelen, Trecis y Ferdol, padres de Kaliz y tu padre, Angelo. Junto a ellos conformamos un grupo de guerreros muy poderosos, nos hacíamos llamar "los caballeros del apocalipsis".
Mithr se emocionó al escuchar eso, estaba totalmente impresionado.
—¿¡Lo dices enserio!?
—Claro que sí, Mithr...
—¿¡Nuestros padres fueron los integrantes de los caballeros del apocalipsis!? —preguntó Leónidas confundido y exaltado.
Mithr y Leónidas se vieron uno al otro con una sonrisa en la cara, luego se vieron a los ojos y dieron un grito de felicidad.
—Se ven felices...
—Claro que sí, señor. ¡Somos hijos de los guerreros del apocalipsis!
Mithr y Leónidas chocaron sus manos.
—No les afectaron mucho los años...
Claus lo vio un poco indignado.
—Claro que no, somos de razas muy fuertes y resistente, podemos vivir muchos años, entre tres mil y seis mil años.
Leónidas se puso a pensar en eso, penso en lo genial y horrible que sería vivir, prácticamente, por siempre.
—Si no logramos volver a secomo antes debemos recurrir a los seres mas confiables que conocemos.
Mithr y Leónidas estaban confusos, se preguntaban quienes eran esos seres.
—¿Quienes, señor?
—Ustedes, Mithr... Solo ustedes pueden...
Mithr y Leónidas estaban totalmente fuera de si, emocionados y asustados al mismo tiempo, tenían muchas preguntas.
—Por hoy dejémoslo aquí, ya está oscureciendo, ¿te quedaras a dormir?
—Tengo que preguntarle a mi padre...
Mithr y Leónidas seguían muy contentos con lo que escucharon.
—¿Quien lo diría? He he...
—¿Qué cosa hijo?
—Nada padre... —le dijo mientras se levantaba de la silla—. ¡Gracias por hablar papá!
Claus miro a su hijo a los ojos y sintió su felicidad, verlo feliz lo hizo estar tranquilo.
—Pero... ¿Cómo haremos eso?
—¿Que cosa?
—Fortalecernos, entrenar y... ¿Tener nuestros poderes?
—conozco a un viejo amigo, solo no se si sigue vivo... Pero por ahora no pienses en eso, no es necesario.
—¡Bien!
—¿Quién tiene hambre?
Mithr y Leónidas levantaron la mano lo mas rápido que pudieron.
—¡Yo! —dijeron al mismo tiempo.
—Emmm... Yo también... —dijo en voz baja Annaisha.
—¡Perfecto! Iré a cocinar.
Claus se levantó y empezó a buscar que cosinar.
—Leo...
—¿Si, Mithr?
—Usaré tu teléfono así le digo a... Mi gran padre que dormiré aquí hoy.
Mithr se sentía orgulloso.
—Ha ha, claro.
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LOS CABALLEROS DEL APOCALIPSIS
AdventureMayores de 13 años... En este relato se cuenta como un grupo de jóvenes fueron encargados para salvar el planeta y todo lo que vive en él. acompañalos en esta larga aventura llena de emociones junto a Leónidas y sus amigos, ellos deberán darlo to...