❝Jungkook es un estudiante, el cual sufría de mucho estrés, ya que vivía solo y tenía que cubrir sus propios gastos. En la escuela no le iba muy bien que digamos, así que tenía que dar el doble de esfuerzo para poder subsistir, debido a esto cada no...
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"En el momento que te vi, supe que eras el indicado..."
☆
No supo ni como, ni por que, pero entre la calma de su sueños, Jungkook despertó.
Intentó moverse, ¡demonios!, ¡otra vez no!, la parálisis del sueño lo tenía cansado, exhausto.
No era solo por que no se podía mover, si no, por las terribles alucinaciones que traía consigo.
Al instante comenzó a sentirse nervioso, escuchaba ruidos extraños y podía ver rostros de personas asomándose por las entradas de su closet.
Cerró sus ojos e intentó calmarse, respirando profundamente y repitiendo en su cabeza "no es real". La parálisis no tardó en irse, durando tan solo unos minutos.
Jungkook suspiro aliviado y se acomodó nuevamente, para retomar su sueño. ¿Pero qué pasaba? Escuchó ruidos extraños provenientes de la sala, lo cual, lo puso alerta.
Al mirar un poco el suelo de la cama se dio cuenta de que estaba en llamas, un momento, ¡¿estaba dormido?!.
Su parálisis no había terminado, aún continuaba mientras el soñaba.
El piso era de un color rojo carmesí y desprendía calor de este, las llamas eran cada vez más altas, hasta el punto de estar al nivel de su cama.
Como pudo, Jungkook saltó hacia uno de los burós e intentó huir del fuego. Volteó su rostro a una parte no específica de su cuarto, pero ya no estaba allí, solo veía un túnel oscuro, donde al final se encontraba una tenue luz rojiza.
El sabía que no era una buena idea intentar averiguar que se encontraba al final del túnel, pero algo lo atrajo, un sentimiento que no podía dejar pasar, en menos de dos segundos ya se encontraba caminando rumbo hacía aquella particular luz.
Mientras más se acercaba el calor comenzaba a aumentar y se podía ver más claro.
Ya había llegado, el final, se detuvo un momento para observar lo que había frente a sus ojos, no sabía explicar lo que sentía.
Podía apreciar una figura masculina, alta, demasiado, ¿dos metros con veinte centímetros?, además, sobresalían dos cuernos de su cabeza y una cola larga que se enredaba en cualquier parte.
Aquel hombre se encontraba sentado en un trono, parecía estar hecho con los huesos de varias personas.
Alrededor de el lo recorría un pequeño río, de un líquido color rojo oscuro, el que desprendía un olor bastante desagradable, ¿acaso era sangre?.
¡Jeon Jungkook, tienes que salir de aquí inmediatamente!.
No lo pensó dos veces y comenzó a caminar rápidamente, pero sus píes lo traicionaron, provocando que cayera al suelo frente aquella tenebrosa criatura, que se percató del inoportuno accidente del castaño.
Jungkook estaba en pánico, alzó la vista para darse cuenta de que aquel demonio lo veía con malicia, dedicándole una sonrisa de lado, sus ojos ardían como el infierno, el demonio mordió uno de sus labios.
Jungkook despertó.
El sudor frío recorría su piel, sus cabellos castaños estaban pegados a su cara debido a este.
Inhalo tanto aire como pudo, para después soltarlo, pensando en su pesadilla, lo que había sentido, ese extraño demonio, aquella mirada curiosa y sonrisa maliciosa...
