Parte 1
Usual sería narrar que se despertó temprano como cada mañana, y aquel desvelo habitual la obligaba a abandonar rápidamente la cama para, luego, cubrirse con su bata de lino. Usual sería continuar con su desayuno diario, un café para despabilarla del todo porque el mate me provocaba acidez y, tostadas con queso crema y mermelada casera que conseguía en el supermercado de la esquina. Sin embargo, lo usual una vez al año se tornaba inusual y, el café con tostadas eran reemplazados por magdalenas y donas de chocolate en el balconcito pintoresco del hotel Brisa ubicado a unos cuantos kilómetros de su hogar. No sabía si sería casualidad o no, pero justamente, tal como su nombre lo indicaba, una suave ventisca veraniega solía colarse en el balcones estrechos y se agudizaba en la terraza y los pasillos. Y hasta allí dirigió sus piernas largas, hasta ese rinconcito acogedor que le daba la bienvenida cada carnaval. A pesar de que estas festividades no eran de su agrado, le generaba una especial sensación placentera el hecho de jugar a ser otro aunque sea una vez al año, el carnaval abría las posibilidades de engañar y dejarse engañar por alguien que era y no era el mismo tiempo, la noción de otredad justamente permitía alternar las identidades y velarlas y revelarlas al antojo del otro o del mismo, o de alguno de los dos, permitiéndose a su vez mutar de personalidad aunque solo sea escondiendo su verdadero rostro tras una máscara.
Aquella noche se celebraría el primer día de carnaval, pero Agatha decidió salir a recorrer los bulevares de aquella encantadora ciudad antes de prepararse para los festejos, ya tenía preparado su antifaz al que hizo ella misma pegando plumas de colores, tras haber jugado previamente con ellas, había visto por YouTube un video de manualidades, y, después de unas tres reproducciones se supo capaz de realizarlo con los materiales de su propio gusto y elección: plumas de colores, algunas flores artificiales, nuditos de lana, es que en su canasta, ubicada en su cuarto, podía hallarse cientos de ovillos de lana de varios colores y grosor, se trataba de su mayor obsesión, el simple hecho de olerlas, tirarlas y estirarlas, apretujarlas, le permitía liberar sus tensiones y el estrés laboral con el que llegaba tras un arduo día de trabajo.
Las angostas callecitas repletas de cafeterías, almacenes y pequeños centros comerciales la invitaban a reflexionar continuamente y a preguntarse por qué no se mudaba cerca del hotel Brisa y respiraba, por primera vez un poco de tranquilidad. Los transeúntes parecían ignotos, pues ninguno hablaba siquiera del carnaval venidero "restan solo unas pocas horas" pensaba mientras andaba; en eso, llamó completamente su atención una máscara blanca con ojos extraviados pintados de negro, con una boca enorme sonriente, siempre sonriente. Su portador o portadora vestía con una capa oscura, como si para él o ella ya hubiese comenzado el festival. Durante años se había confrontado a los sucesos más extraños e inexplicables que no podían resolverse mediante la razón, es que nuestra realidad converge en otras realidades subyacentes, que se proyectan imperceptibles para el ojo mundano, pero Agatha había nacido con la capacidad de captar ondas, imágenes, voces que se repetían como ecos en su mente; por lo tanto, su instinto la incitó a seguir a aquella máscara._______________________
Cada uno de los capítulos, tendrá tres partes, los esperamos el próximo jueves con la segunda parte de "El otro yo".
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Agatha: detective paranormal
ParanormalEn un mundo donde nada es lo que parece, donde emergen realidades paralelas, donde lo paranormal está a la orden del día, vive Agatha, una joven detective paranormal, quien, junto con sus fieles ayudantes, enfrentará diversos peligros y situaciones...