Apego [DoPil]

t r e s

-Wonpil, ¿qué demonios te pasa?

Wonpil miró a Jae, con una mirada impasible mientras le metía un palito de helado a Chanmi en la boquita. La hija de Younghyun se había enfermado los últimos días debido a la ola de frío que azotaba la ciudad, y no era la única: ese día, Wonpil tenía su agenda llena por lo menos durante una semana más.

No le importaba demasiado, porque Wonpil amaba a los niños.

Siempre había querido un niño dentro de su familia, y el sueño de adoptar uno seguía ahí metido en su cabeza a pesar de la inestabilidad con Dowoon.

Inestabilidad. Como si fuera eso. Como si estuvieran pasando un mal momento y no le hubiera pedido el divorcio oficialmente tres días atrás.

En esos tres días, Wonpil no había tenido noticias de su todavía marido, pero no lo iba a llamar para presionarlo.

Wonpil conocía a Dowoon lo suficiente como para saber qué decisión iba a tomar finalmente.

—Tose, cariño —le pidió dulcemente a Chanmi, que obedeció.

La hija de Younghyun, que había sido producto de su exnovia Ayeon, era un encanto con todo el mundo. Era educada, bonita y tierna, criada por sus dos padres a pesar de que no estuvieran juntos ya que todavía conservaban una gran amistad aún cuando hubieran sido novios en el pasado.

Ayeon no tenía problemas en que Chanmi pasara semanas completas con su padre pues tenía un trabajo pesado como gerente de una empresa de moda y solía viajar durante largos períodos de tiempo; sin embargo, no era una madre ausente como muchos solían pensar.
Llamaba a Chanmi cada noche preguntando como le fue en el día, y cuando Ayeon estaba en casa, le ponía atención a su hija. Además, conocía a Jae también, la actual pareja de Younghyun, y no ponía reparos en que Jae fuera un segundo padre para Sohyun.

—Has estado comiendo helado a escondidas de tu tío Jae, ¿no es así, enojona? —se burló dulcemente Wonpil de la pequeña niña, que enrojeció por la culpa y vergüenza.

—No me cambies el tema —reclamó Jae detrás de él—. Wonpil, demonios, ¿cómo se te ocurre...? ¡Dowoon no merece ninguna oportunidad! ¡Te engañó con su asistente!

El breve recuerdo de ver a Dowoon tomándole la mano a Sungjin en su oficina, hablándole al oído mientras provocaba que se riera, causó una punzada de dolor en su corazón, pero fingió una indiferencia que no sentía para que Jae no siguiera rentándolo.

Wonpil nunca se había considerado a sí mismo como una persona celosa, no así como Dowoon. Mientras Dowoon era todo posesividad y gruñidos, Wonpil era calma y silencio, porque Dowoon nunca le había dado motivos para dudar de él en esos ocho años que estuvieron juntos.

No hasta ahora.

—Bronquitis aguda —le dijo a Jae—, sólo descanso, mucho líquido y acetaminofén para bajar la fiebre.

Jae murmuró por lo bajo mientras comenzaba a abrigar a Chanmi.

—Deberías firmar sus tontos papeles —regañó Jae—, y deshacerte de él. Le pides la casa, el dinero y lo mandas al diablo.

—Jae —dijo Wonpil con la voz seca —, sigue siendo mi marido y el hombre que amo. Tú no lo entiendes, así que te diré de una forma fácil: Dowoon me sigue amando, lo sé, sólo tiene que darse cuenta de eso y lo ayudaré para que luego no se arrepienta por haberse divorciado.

—¿Arrepentirse? —farfulló Jae con rabia tiñendo su voz—. ¿Cuándo Yoon Dowoon se ha arrepentido de algo?

Nunca. Dowoon era una persona que pensaba bien las cosas antes de hacer algo. Si le estaba pidiendo el divorcio, no era por una decisión apresurada, sino porque tuvo que pasar semanas pensando en si era lo correcto o no.