-Gracias otra vez por acompañarme. Mis padres no dejaban de decirme que viniera con alguien por que era de noche, otra ciudad, y demás.-Dijo rodando los ojos.
-No te preocupes, enserio. A nosotros no nos importa.-Dijo Jorge.
De camino a su apartamento no dejamos de hablar y de reír, además de planear ir a la playa al día siguiente.
-Abril, ven-Dijo Dani. Yo estaba delante con Bea, a la cual miré y ella me guiñó el ojo.
-Dime.-Dije poniéndome a su lado.
-Quería compañía.-Río.
-Anda que no tienes.-Dije señalando con la mirada a Jorge y a Bea.
-Bueno, pues, quería tu compañía.-Dijo mirando al cielo.
Sentí como mis mejillas cogían color y ardían. Intenté que no se notará mucho, pero creo que fue imposible, ya que él empezó a reírse.
Empezamos a hablar, de un momento a otro, pasó su brazo por mis hombros. Él hablaba como si nada, pero yo por dentro no pude dejar de sentir una estampida de mariposas. Mi cabeza empezó a rezar por que todas las noches, Tanía quisiera que la acompañáramos, y fueran así.
-¿Sabes? Jesús tiene suerte.
-¿Porque?
-Porque te tiene cerca. Vivís en la misma cuidad, estáis en el mismo grupo de amigos,... Sí, tiene suerte.
-Tonterías todo.-Reí.
-Si yo fuera Jesús, también me hubiera fijado en ti, pero no sería tan callado como él. ¿Desde cuando os conocéis?
-Pues llevamos siendo amigos... unos cinco años.
-Entonce si yo fuera él llevaríamos juntos dos años.-Di una carcajada a la cual él me miró y alzó una ceja.
-Estas loco.
-Puede ser. Pero sería así, lastima.
-¿Y porque no lo puede ser igual?
Justo cuando me di cuenta de lo que dije, él me miró, quitó su brazo separándose de mí y se quedó perplejo.
-Yo... No quería decir eso. Yo... me voy, buenas noches.
Y sí, salí corriendo de ahí. Muerta de la vergüenza y odiándome a mí misma.
¿Porqué debí decir eso? ¿Porque no me callé? ¿Porque pensé antes de hablar?
Mi móvil vibro y recé para que no fuera él, por suerte no lo era, era Bea, pidiéndome que saliera, estaba fuera.
-¿Qué ha pasado?-Dijo una vez salí.
-Yo... Dios, que vergüenza tía.
Le conté todo lo que pasó, desde que dejamos a Tania hasta ahora, y ella rió impresionada.
-¿Qué he hecho?-Dije tocándome la cabeza.
-Has hecho bien, enserio. Al igual que él te la dado indirectas con las de Jesús, tú le has dado una directa. No te preocupes.
-Pero, ¿Y si mañana no esta igual que siempre? ¿Y si en verdad él no quería escuchar eso? Seguro que la he cagado, como siempre.
-Deja tus peros. Si no quisiera escuchar eso, no te habría dicho nada de lo anterior, ¿Esta bien? Mira, mañana habla con él, ¿Vale?
-Esta bien. Gracias.-Nos abrazamos, ella se fue a su parcela y yo volví a la mía.
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Tu segunda opción
RomanceAbril Rodríguez, 17 años, vive en Castellón. Le apasiona leer libros, escuchar música y bueno, todo lo que a todo adolescente le gusta. Cómo toda chica, busca a su amor verdadero, pero, no resulta tan fácil como a ella le gustaría. Hace unos años, s...