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— Así que lo mandé a la mierda. —dice Olivia bebiendo un poco de su copa de vino blanco.

Yo miro su pelo rubio, y sus ojos azules todo el rato. Si tuviera que decir las cosas que más me gustan de ella serían la despreocupación, y lo segura de sí misma que es. No se preocupa por lucir bien todo el rato, de hecho, ni siquiera usa maquillaje. Y es mucho menos insegura que yo.

— Creo que en esta sociedad ya tenemos a muchos hombres que van de machitos y no son nada. Es que las feminazis... — murmura bajito— Las feminazis una mierda. Estuve a punto de tirarle mi bebida encima. Y eso que estaba muy bueno. Si no hubiera abierto la boca... — se queda unos segundos en silencio y después desliza sus ojos azules hacia mí— ¿Y tú?¿Alguien interesante en Ámsterdam? ¿O en tu vida?

Sus ojos azules me imponen y me encojo en mi silla. Es... No sé cómo explicarlo. Te mira fijamente y te sientes intimidado. Transmiten una seguridad que yo jamás transmitiré. Además, Olivia es una persona seria. Recuerdo que cuando la vi por primera vez, quejándose de todo, me impuso muchísimo. No sonríe a menudo. Me aparto el pelo de la cara e intento que mi voz suene lo más fuerte posible.

— No. — me encojo de hombros. — No realmente. Tuve un novio en el instituto, pero fue fatal. Lo dejamos. Luego me fui de viaje con mis amigas y nada volvió a ser lo mismo. No quería tener pareja. Hasta hace unos meses que en Oslo estuve con un chico. No fue nada serio, y solo fueron un par de veces.

Sonrío al pensar en Neal. Sí, Neal. Mientras Noora y mi hermano estaban en su mundo lleno de unicornios y arcoíris, yo y Neal estábamos en el nuestro. Realmente fue una persona que me ayudó muchísimo. A tener confianza en mí misma. Soy consciente de que tampoco soy una modelo y por eso nunca he pensado que ningún chico tuviera interés en mí. Con Neal fue distinto. Me hizo sentir como si fuera lo único que importaba. Además, no hubo drama entre nosotros, cosa que también está genial. Es una de las personas más transparentes que he conocido y creo que por eso todo fue tan bien entre nosotros: no había complicaciones. Desde el principio habíamos dejado claro que no había ningún sentimiento entre nosotros más que deseo. Neal me hacía sentir como que no tenía imperfecciones.

— ¿Y....? —pregunta con las cejas levantadas e ilusión en su voz.

— Me sentí muy a gusto con él. — la ilusión que tiene en escuchar sobre mi vida sexual me hace sonreír.

Bebo un sorbo de café. Sí, mientras Olivia bebe vino blanco, yo me decanto por el café. Siempre lo haré. El café es lo primero que bebo en el día y siempre que entro en un bar es para pedir café. Mi amiga tiene la misma obsesión con el vino blanco. Es decir, no bebe a todas horas, pero muchas veces entro a casa y la veo ojeando la revista con una copa de vino blanco. O simplemente viendo series.

— Esto suena como una historia de amor con un trágico final. ¿Qué pasó con él?

Me encojo de hombros. Paso que llegamos a Oslo y seguimos tonteando, pero los dos estábamos tan metidos en nuestras vidas que en un abrir de ojos meses habían pasado. Y bueno, además que yo no tenía ningún tipo de sentimiento romántico hacia él ni a al revés. Yo me fui a vivir a Ámsterdam y ya no nos volvimos a ver hasta ese día.

Ese día. Me encojo un poco más en el asiento y siento esa presión en mi pecho. No vas a llorar. No vas a llorar por favor.

— Nos distanciamos. — mi voz suena firme y lo agradezco, porque no me siento así—. No es como si tuviera sentimientos por él, nunca lo hice. Sin embargo, a veces pienso que hubiera sido genial si tuviera. Era como la persona ideal, ¿sabes? Todo era muy sencillo. Pero él se tuvo que ir a Nueva York. Me dijo mil veces que podía quedarse conmigo, y que si necesitaba algo le llamara, que siempre sería bienvenida con él, pero no podía hacerlo.

Tú y yo, en Ámsterdam.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora