➡¿Conocías el dicho "Toma tu comida como su fuera tu medicina, porque después deberás comer tu medicina como si fuera tu comida. . ."
Bueno, ese es el caso de Issei Kira; gracias a un síndrome que la condena a cumplir con citas médicas semanales, i...
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Al salir de la oficina del consejo estudiantil, Kira pudo respirar nuevamente. Diablos, ni ella misma se creía que había dicho eso, pero, aunque sabía bien que se había ganado una fea sentencia por parte de Asano, finalmente podría continuar en paz su tranquilo día; de hecho, debía llegar pronto al punto de encuentro, en la enfermería, donde su tío la estaría esperando para que pudieran platicar en lo que quedaba de su tiempo libre y recoger sus medicamentos. Además, era hora de que le aplicaran la dosis intramuscular.
Arrastrando los pies en los pasillos, disfrutaba demasiado que la gente la mirara con desprecio, incluyendo algunos chicos. De hecho, ahora que lo recuerda, ya era hora de que esa tonta banda de muchachos de la clase 3-D la molestara.
—–Vaya, vaya, vaya. . . ¿Pero a quién tenemos aquí?
Bingo. Los había encontrado otra vez. Demonios, ¿por qué no la podían dejar tranquila?
—–Es la chica “fenómeno”
—–Si. . . ¿Que haces aquí, chica plana, no tienes algo mejor que hacer más que estorbar?—insultó uno de ellos, inclinándose hacia un lado de la violeta.
Kira lo miró de reojo, sin decir nada. De hecho, su postura no podría ser más relajada que nunca.
¿Ya mencioné que no le importaba en lo más mínimo?
—–¿Y a ti qué?—soltó ella frívola, volviendo su vista al frente.
—–Oh, por favor.—se mofó él, tomando un mechón del cabello morado de ella.—–Nos debes el almuerzo. Y, tus padres siempre te envían mucho dinero mensualmente. Así que, ¿por qué no pagas y te dejamos ir?
—–Pudrete, Sora.—dijo, sin expresión, y sin más, continuó su camino.
Claro que, los bravucones no se quedarían así. De hecho, no pasó unos segundos y ya Kira era empujada contra la pared del pasillo, chocando su espalda fuertemente. Por supuesto, la violeta no sintió absolutamente nada, por lo que sólo se dedicó a mirarlos seriamente. En sus ojos no había nada, ni temor, ni piedad, simplemente un ser sin emociones. El chico por nombre Sora gruñó leve, mirando a Kira con odio y repudio.
—–Vamos. Danos el dinero.—dijo.—–Ni siquiera mereces tu vida, niña tonta.
—–Hola, tío Tadaomi.—saludó esta vez Kira, en un tono inocente y bastante sereno.
Al decir aquello, los tres chicos que molestaban a Kira se giraron temerosos; notaron entonces que ella decía la verdad, y el susodicho maestro de la clase 3-E los miraba de brazos cruzados y con seriedad. Bueno, ni siquiera seriedad, parecía realmente molesto.
