➡¿Conocías el dicho "Toma tu comida como su fuera tu medicina, porque después deberás comer tu medicina como si fuera tu comida. . ."
Bueno, ese es el caso de Issei Kira; gracias a un síndrome que la condena a cumplir con citas médicas semanales, i...
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Estaba sola, de nuevo. Igual, para el a no era molestia, era un placer.
Ver como muchas personas pasaban frente a ella sin prestarle atención, la observaban con temor y otras con simple indolencia le entretenía, después de todo, no le importaba para nada.
—–¡Cuidado! Ahí está la fenómeno...—exclamó una chica, apartando a otra que caminaba con ella, antes de mirar a Kira con desdén.—–Seguramente te dará mala suerte si te le acercas.
Kira bajó su cabeza, pensando por un momento en lo que ellas decían. Quizás tenian razon, quizá ella daba mala suerte. ¿Pero acaso crees que a ella le importa? Ni en lo más mínimo.
Las chicas rieron un poco al darse cuenta de que ella estaba "dolida". Pero desconocían que Kira siempre tenía haces para responder a insultos.
—–Eso es extraño.—murmuró Kira, al levantar la mirada.—–Por tu rostro diría que la mala suerte ya te alcanzó.—respondió secamente,y volvió a su comida,iniciando de nuevo con comer. Escuchó que las amigas murmuraban cosas indignadas y se iban, aveces mirándola conforme se alejaban. A ella no le importó, simplemente era parte de su día.
Estaba acostumbrada a ese tipo de tratos. Después de todo, sus padres siendo las personas que más debieron prestarle atención, amarla, cuidarla y demostrarle que la vida si valia la pena, jamás lo hicieron. Le demostraron que por sólo ser ella, las personas la odiarían, y que nunca podría cambiarlo. Si ni fuera por tu querido Tío Tadaomi Karasuma, ella no conocería que se siente ser amado y que se preocupen por ti.
Simplemente, para todos era un error.
—–Tío...—se escapó de sus labios en un bajo murmullo al ver una foto de el collar de corazón que llevaba. Un guardapelo, obsequio de su tío Tadaomi de hace algunos años.—–Eres el único que se preocupa por mi...
Recogió sus piernas continuando con la comida, ya había terminado su almuerzo. Tomó entre sus manos una pequeña caja y observó los dangos, sonrió levemente y comenzó a comer los sobrantes.
Observó al frente, no se esperaba ver a esa persona. ¿Se estaba acercando a ella? Negó mentalmente, era imposible.
Llevó otro Dango a su boca, cerrando los ojos por unos segundos. Para cuando los abrió, el tipo que tanto odiaba estaba frente a sus ojos con una sonrisa altanera y un semblante arrogante. Kira levantó una ceja, sin sacar el palito de su boca, estaba más que confundida. Después de todo, ese tipo nunca se le había atrevido a coquetearle.
—–¿Se te ofrece algo...?—preguntó Kira, con cierto tono de sorna, observando al chico más alto.
El castaño de medio lado rapado y ojos oscuros hondeó su cabello a un lado con una sonrisa petulante y engreída, inclinando su cuerpo hacia el suelo para observar mejor a la chica. Kira yacía completamente confundida de sus acciones, ¿Qué hacia él hablándole? No por el hecho de que nadie pudiera dirigirse a ella, sino por el echo de que él nunca se le ha acercado de esa forma. Casualmente pocas ocasiones, y de estas siempre han sido esporádicas. Una vez intentó coquetearle con sus habilidades de donjuán y poéticas, pero nunca se volvió a repetir. Se sentía extraña, quería que él se fuera, la sola presencia y aura vanidosa de ese chico le incomodaba demasiado. Sólo quería irse.
