➡¿Conocías el dicho "Toma tu comida como su fuera tu medicina, porque después deberás comer tu medicina como si fuera tu comida. . ."
Bueno, ese es el caso de Issei Kira; gracias a un síndrome que la condena a cumplir con citas médicas semanales, i...
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Durante la clase todo pasó muy lento. Lo único que Kira oía era a la molesta y chillona voz del maestro dictar nombres de la historia, leyendo animosamente. Ella odiaba historia.
Apoyada en su mano, con casi los ojos cerrados, Kira hacía lo posible por no quedarse dormida; pues le prometió a su tío que iba a portarse bien y también que intentaría asesinar a Koro sensei con todo su esfuerzo. Bueno, son las típicas promesas ¿no? Asesinar a alguien. . .
Chistes negros y hueseros solamente aquí.
Retomando, la violeta sin no poder más, cerró sus ojos completamente, cansada, aburrida y con muchas ganas de dormir, recostando después su cabeza en el pupitre. No le importaba ya que el pulpo amarillo continuara explicando tonterías, en realidad, no le interesaba. Es historia, todas esas personas ya estaban muertas y no hicieron nada más que arruinar el mundo; ¿por qué deberían hablar de ellas? Bueno, así lo consideraba Kira. Sus suaves ronquidos no tardaron en llamar la atención del pelirrojo que la miraba con entre curiosidad y ternura; sus largas trenzas moradas colgándose de un lado le hipnotizaba, quería jugar con ellas como si fuera un gato.
—–Y eso es. . . Todo. . .—balbuceó finalmente el pulpo amarillo, mirando a un punto fijo. Un punto violeta.—–¿Kira-chan? ¡Kira-chan!
Al ver que no había respuesta, comenzó a frustrarse un poco viendo como ella dormía tan plácidamente sobre su mesa. Nagisa también se giró, y observó con un poco de pánico la posible reacción de ella al ser despertada. O peor, las posibles acciones de Koro sensei.
—–Umm. . .—se escuchó finalmente balbucear de la boca de Kira, levantándose con pereza y tallando sus ojos.—–. . .—miró fijamente a Koro sensei, haciendo que éste se pusiera un tango nervioso.—–¿Qué quiere?. . .
—–¿Eh?—preguntó él, perplejo.—–Etto. . . Perdón, Kira-chan~ pero aquí en mi clase no puedes dormir.—se tensó un poco cuando vio que ella se levantó de repente, comenzando a acercarse y a arrastrar los pies.—–¿K-Kira-chan?
Ella realmente le daba miedo. Ella realmente daba miedo. Sólo despertaba más el interés del joven pelirrojo, que observaba la escena con diversión.
—–Discúlpeme.—escupió ella, primeramente ladeando un poco la cabeza.—–Pulpo-san.—murmuró, e hizo una reverencia leve.
Koro sensei pareció relajarse entonces. ¡Solamente se disculpaba por su error! No había nada de qué preocuparse. O, quizás, ella tenia algo más bajo su manga.
Literalmente.
—–Descuida, Kira-cha. . .—el sonido de una pelotita se escuchó en toda la habitación entre el silencio.
