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Lo único que quería era llegar ya a ese hospital, aparque mi coche y salí rápidamente, al entrar a la sala estaba el señor Ricardo hablando por teléfono, me miró por unos instantes intentando reconocerme

-Señor Ricardo- hable extendiendo mi mano, entonces el abre los ojos asombrado

-¿Gastón?- Le sonrío como puedo y las lágrimas no me dejan

-Si soy yo- me abraza, en un abrazo paternal, le correspondo de la misma manera y rompe el abrazo

-No sabes cuanto Nina te ha necesitado en este tiempo- lloro y sonrió

-Y yo a ella, ¿como esta?- inquiero

-El doctor me dijo que por ahora estará inconsciente, solo tiene leves raspones........aunque por dentro talvez puede llegar a tener grandes daños, falta que le practiquen más análisis- dijo llorando y me contagio, lloramos, ¿quién dice que los hombres no lloran?, por supuesto que si, lo único que podíamos hacer es llorar, me pongo a pensar en lo grave que esto podía ser, necesitaba de Nina.....la necesite todo este tiempo y ahora que regresé, no podía perderla.

-Matias resulto más grave, esta en la sala de urgencias y el doctor me dijo que....talvez....no haya buenas noticias- dijo, solo esperaba que los dos salieran bien de esto, ese chico por más patán que fuera no se merece esto, mucho menos Nina, ella tiene que salir de esto, por su familia, por sus amigos, por mi....

-Todo estará bien, Nina estará bien- hable tratando de alentarlo aunque estábamos iguales

-Por que estamos con ella, por que la amamos- trate de no seguir llorando, visualice a Matteo que venía casi corriendo

-Hermano, ¿como esta Nina?-Pregunto

-Me ha contado que esta inconscient...e pero falta que la examinen mejor, tranquilo- dije era imposible estar sin llorar, estaba tan angustiado que un nudo enorme estaba formando en mi garganta. Nunca había llorando tanto como ahora

Nuestros nombres en la arena. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora