N U E V E

1.5K 127 35
                                    

No me sorprende que Castiel esté aquí.

Ya es algo de mi día a día.

Últimamente me lo encuentro hasta en la sopa.

—Oh mierda. —Susurra Bridget lo suficientemente fuerte como para que Castiel la escuchara y alzara una ceja, notando por fin su presencia. ¿Cómo es que no notas a la persona que está enfrente de ti?, ¿es que acaso me esperaba?

Mi cerebro se desempolva atando cabos.

Anna le contó todo... ¡Pero que conveniente!, ahora se enojara aún más conmigo por estar todo este tiempo en sus narices y ni siquiera atreverme a decirle un mísero hola.

Esquivo con dificultad a Bridget para estar al frente y mirar directamente a Castiel.

—¡Castiel! —Saludo un tanto efusivamente, hecho que me sorprende internamente.

Si estuviera completamente sobria, seguramente hubiera huido como la completa cobarde que he sido desde... siempre.

Sin embargo, estoy aquí, fuera de mis cabales brindándole una sonrisa de oreja a oreja y sin ninguna clase de pena o remordimiento.

Estoy consciente de lo que hago sin embargo es como ver acciones de otra yo, como ver una película en primera persona, sin poder elegir las acciones o respuestas.

Una yo en automático.

Y no sé si asustarme o agradecer el hecho de que el modo idiota esté tomando posesión de mi cuerpo.

—Camila...—Dice lentamente sonando sorprendido, hecho que me da gracia y no dudo en mostrarlo con una sonora risa. Me le acerco lo suficiente a él alzando mis brazos para tomar su sorprendido rostro entre mis manos y con mis pulgares tratar de desarrugar su fruncido ceño.

—Creo recordar decirte que no arrugues tanto el ceño, antes de que cumplas cuarenta tendrás unas muy marcadas líneas de expresión. ¡Te verás aún más viejo!

Él toma mis muñecas con brusquedad sobresaltándome, alejando mis manos de su rostro que se muestra aún más confuso.

—Tenemos que hablar Camila...—Dice serio. Aun sin soltar mis muñecas.

Me toma algunos segundos reaccionar, segundos en los que seguro parecí estúpida parpadeando una y otra vez.

—Uhhh que miedo... Esas palabras no le sientan bien a nadie Castielito —Digo negando la cabeza. —Está bien, hablemos.

Tiro mis muñecas para que me suelte, tomo la mochila que reposa en mis hombros y se la lanzo a Bridget, dejando en claro que nos deje solos.

—Bueno pues yo me voy, ¡Te espero! —Dice Bridget dirigiéndose a la puerta de mi departamento para que en un santiamén desaparezca dejándome completamente a solas con Castiel. Capto la indirecta.

Muy bien, todo perfecto.

¿Y ahora?

—Siempre estuviste aquí...—No pregunta, es una afirmación. La seguridad en sus palabras hace que trague saliva con nerviosismo.

¿Dónde quedaron las agallas?

—Sí. —Digo sin más. — He estado aquí más de tres meses.

Castiel asiente sin decir nada metiendo sus manos hechas puños en las bolsas de su pantalón.

—¿Y no se te ocurrió buscarme o sí? —Pregunta sin mirarme a la cara.

—¿Tenía que hacerlo? —Pregunto.

La estas cagando Camila, la estas cagando muy fuertemente.

—Mínimo—Dice para por fin mirarme aún más ceñudo de lo que estaba. — No había necesidad de intentar buscarme si quiera porque siempre estuve en frente de ti y ni tan solo te acercaste a saludar. ¿Es que aun siendo nada tengo que ser yo el que hace todo?

El ritmo del placer [CDMU]||| PAUSADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora