S E I S

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El inconfundible olor a alcohol llega a mis fosas nasales, el olor es tan fuerte que hace que arrugue mi nariz con disgusto e incomodidad.

Confundida ante tal olor, abro mis ojos con pesadez dándome cuenta de mi alrededor rápidamente.


Joder ¿Me desmayé? ¿Enserio?


—¡Al fin despiertas! Enserio que nos asustaste Camila. — Dice Ronald sosteniendo dramáticamente su pecho dejando salir un suspiro de alivio.

—¿Qué pasó? —Pregunto.

Me doy cuenta que tengo la voz ligeramente ronca y me duele decir esas palabras sintiendo una presión molesta en mi garganta.


—Suponemos que se te bajo la presión, de un momento a otro dejaste de cantar y mirabas un punto fijo de la habitación completamente pálida como el papel y cuando empezamos a actuar ya estabas tendida en el piso. —Dice Amelie, mostrándome una sonrisa que en lugar de mostrar alegría mostraba preocupación.


Amelie es una mujer que forma parte del equipo de sonido, mi equipo.

Usualmente se comporta como una madre conmigo, una clase de mamá oso que, aunque suene feo sustituye a mi mamá de alguna forma y me hace sentir querida cómo el amor de una madre.


Amelie me toma de los brazos y restriega sus palmas contra estos haciendo que entre en calor.

—Estas muy fría, sudaste frío querida. —Dice sin dejar de restregar para al poco rato envolverme en sus brazos. —¡En verdad nos asustaste Milita!

—Lo siento...—Digo en un susurro apenas audible, que al parecer solo Amelie alcanza a escuchar pues me aprieta aún más fuerte para si.


— Definitivamente te estoy presionando demasiado. — Reflexiona Ronald. —Se cancela todo.

Todos sorprendidos lo miramos esperando a que diga que rayos se cancela.

—A pocos días del concierto no quiero que te pase algo. No dejaremos pasar esto. Nos vamos al hospital a que te hagan un chequeo.

Y como niña pequeña solo me dejo llevar por él, pues donde sea que me lleve sé que es por mi bien... O eso creo.

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Definitivamente mi desmayo fue provocado por la presión que se me estaba dando, clase tras otra, tareas y ensayos, más aparte dormir a altas horas de la noche hizo que terminara explotando.


El doctor que me atendió me recomendó reposo, cero presiones.

Ronald al escuchar su recomendación dijo que sólo atendiera a mis clases, los ensayos se suspenderían unos días.

Mientras tanto yo tenía que ser la alumna ejemplar que suelo ser.


Es por ello que me encuentro en la sala de medios escuchando atentamente la clase del señor Zaidí.

En verdad que las clases de este profesor son completamente singulares, son completamente ajenas al de tipo de clases a las que estoy a acostumbrada, además del idioma impartido de este, la forma de enseñar y expresarse es totalmente diferente, definitivamente me tiene hechizada con su forma de trabajo.

El ritmo del placer [CDMU]||| PAUSADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora