Park Jimin era la definición de chico perfecto ante los ojos de los demás, era hijo de uno de los hombres más importantes y millonarios del país, asistía a la escuela más prestigiada de Corea, era un excelente alumno, tenía las calificaciones más altas de su clase, además de ser el más popular en la escuela junto con su mejor amigo Jungkook, ambos eran respetados por todos los alumnos debido a que sus familias eran las más importantes, las chicas morían por ser novias de alguno de ellos y todos querían formar parte de su grupo de amigos ya que esto significaba tener popularidad y prestigio.
Todos lo envidiaban, Jimin tenía la vida perfecta, era guapo, millonario, inteligente, popular, tenía todo lo que un chico de 18 años podría desear.
Pero había algo más, algo que absolutamente nadie sabía, ni si quiera los propios padres de Jimin, él tenía un secreto que sabía que si salía a luz toda esa vida de ensueño que tenia se vendría abajo, sabía que todo cambiaría radicalmente para él, sabía que era mejor quedarse ese secreto solo para el pero no podía más, cada vez se sentía más presionado por tener que cargar con aquello él solo, sentía que en cualquier momento iba a colapsar y terminaría gritándolo.
A pesar de que había salido con cientos de chicas, había algo que no terminaba de convencerlo, algo que ni el mismo lograba explicarse que era, simplemente no sentía nada por ellas, trataba de corresponderles pero simplemente no podía, no cuando en lo único en lo que podía pensar mientras estaba con ellas era en su mejor amigo.
-¿Qué era eso tan importante que tenías que decirme Jimin?.- ambos entraron a la habitación de este último.
-Jungkook es que creo que...- Jimin miro sus manos y se percató que estas no dejaban de temblar, al levantar la mirada se encontró a su mejor amigo usando su celular, no le estaba prestando atención.- Jungkook es importante.
-Te estoy escuchando Jimin.- dijo sin despegar la mirada de su celular a lo que jimin se limitó a simplemente suspirar para tomar valor y poder decir aquello que tanto le atormentaba pero que le era necesario decir.
-Jungkook es que... creo que... creo que me gustas.- al escuchar aquellas palabras el menor despego rápidamente su mirada de aquel aparato ya que pensó que se encontraría con un Jimin riendo mientras le decía que era una broma, pero no fue así, se encontró con un Jimin con ojos cristalinos lo que indicaba que en cualquier momento se tiraría a llorar, sus manos no se dejaban de mover y eso solo era señal de que estaba sumamente nervioso.
-Jimin, yo... no sé qué decirte.- la habitación quedo en total silencio, Jimin no lo soporto más y algunas lágrimas se deslizaron por sus mejillas.- Yo jamás pensé que tu fueras gay... menos que tu sintieras algo así por mí y...
-No tienes que decir nada Jungkook, solo me era necesario decirlo, no podía soportarlo mas, no podía seguir haciéndome daño a mí mismo al simular que todo estaba bien cuando en realidad me dolía cada que te veía con alguna chica, sé que no sientes lo mismo que yo y está bien, acepto eso.- su corazón no dejaba de latir desesperadamente, jamás había estado tan nervioso.- Tenía miedo de arruinar nuestra amistad, que decidas dejar de hablarme por esto que te estoy diciendo.
-Eso jamás pasara Jimin.- debido a que el mayor de los dos no dejaba de llorar no pudo darse cuenta que su mejor amigo se acercó más a él y lo tomo por sorpresa que lo rodeara con sus brazos, formando un fuerte abrazo.- Te quiero mucho, tal vez no de la misma manera en la que tú me quieres pero ten por seguro que eres muy importante para mí y jamás te dejaría.
-Por favor promete que no le contaras a nadie sobre esto.- apenas fue entendible ya que su boca permanecía en el hombro de Jungkook.
-Jamás lo haría, tú sabrás cuando será el momento de decirlo a los demás, será nuestro secreto.
Al escucharlo Jimin se sintió como si hubiera sido liberado de un gran peso sobre sus hombros, no soportaría perder la amistad que tenían por algo como esto, tenía que buscar una solución para dejar de pensar en su mejor amigo pero por ahora le hacía feliz que todo seguía igual entre ellos.
Dos semanas, dos semanas pasaron para que todo el instituto terminara enterándose de aquel secreto que Jungkook prometió guardar, para que la vida de Jimin cambiara tal y como él lo había imaginado, todos lo tomaron muy mal, jamás se les paso por la mente que el inalcanzable y perfecto Park Jimin fuera homosexual así que comenzaron a alejarse de él, nadie quería estar en el mismo lugar que él, nadie quería hablar con él, incluso comenzaron a insultarlo y amenazarlo dejándole notas en su casillero y mandándole mensajes diciéndole que querían que se fuera de la escuela, que no lo querían volver a ver y que si no lo hacía le contarían a su familia.
Jimin no podía permitir que aquello pasara, no podía soportar la idea de que por su culpa su familia se viera afectada por un error que el cometió, sabía que afectaría a la imagen de su padre delante de todas aquellas empresas con las que trabajaba, sabía que afectaría en las vidas de su madre y su hermano, no podía hacerles daño a las personas que el mas amaba en el mundo.
Con respecto a Jungkook, el no volvió a hablarle ni antes ni después de lo que sucedió, al día siguiente de haberle dicho que lo quería simplemente se alejó de él, lo saludaba de vez en cuando por los pasillos pero evitaba tener una conversación mas allá, Jimin había perdido la esperanza de que su mejor amigo se disculpara por lo que había hecho pero internamente no podía creer que aquel chico del que había estado enamorado durante dos años se comportara de esa manera con él.
-¿Estás seguro que quieres cambiarte de escuela Jimin?- a su madre le parecía demasiado extraño que su hijo quisiera dejar el colegio al cual había asistido desde el jardín de niños, jamas se había quejado, todo lo contrario, parecía que él era feliz ahí.
-Si mamá, no me gusta la manera en la que los profesores dan la clase, quiero salirme de ahí.
-De acuerdo, mandare a mi secretaria a buscar opciones para que te cambies mañana mismo.