Capítulo XI - Torbellino del presente

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El momento más esperado de mi día nunca llegó, sólo lo vi llevarse el libro.

-Te dije que siempre saldrías decepcionada, Tomoko. -Alguien más dentro de mi cabeza pasó sus dedos por los ladrillos de una pared- Un segundo... ¿Tomoko?

"¿Quién diablos es Tomoko?" Eso me des-ubicó por un instante. "Tal vez alguien que conocí y me estoy confundiendo."

No presté más atención al tema, sólo observé a esa bola de malhumor caminar por todos lados como si algo estuviera tramando, aún cuando ya era de noche.
Mis manos sostenían una de las cuchillas que traía en mi equipo, esta lucía muy filosa, como si me llamara para hacer un corte.

-Tal vez uno no me haga nada. -Mantuve la punta cerca de mi muñeca, en vertical, planeaba hacerlo- Pase lo que pase, moriré algún día. -Y presioné por un instante, dejando salir algo de sangre.

-Pero no el día de hoy. -La cuchilla me fue arrebatada.

-¡Devuélvemela! -Salté sobre él para arrebatársela.

-Sólo si me prometes que no volverás a intentarlo. -Gruñí ante su comentario, mi brazo seguía estirado hacia su mano, la cual alejaba.

-No. -Sus ojos observaban a través de los míos.

Esa mirada me convencería de hacer lo que fuera, pero no me deje llevar por mucho, era como si se estuviera convirtiendo en una droga que no podría conservar por el resto de mi vida.

-Está bien. -Siguió si devolvérmela- Quédatela si hace falta.

Caminó hacia el borde, antes de saltar me dirigió una mirada.

-¿Ahí te vas a quedar, o vas a venir conmigo? -Me tenté y le seguí.

Nuevamente había logrado convencerme con una sola mirada,  unos cuantos pasos más adelante me detuvo del brazo y me condujo a un rincón.

-¿Segura que todo lo que le pasa a los demás es por tu culpa?

-Sí.

-Pues yo no lo creo, llevas encariñándote de varios aquí y siguen vivos, deberías considerarlo como una coincidencia.

-Sólo piénsalo un poco más, -me solté de su agarre- todas esas personas eran cercanas y yo las quería, no necesariamente pasó un mes, pasaron años para que sucedieran cosas terribles.

-Entonces gocemos de esos años faltantes. -Evitó que me fuera- No creo que soportes tanto cuando me ves todos los días.

-Oh, pero claro que puedo. Sólo es cuestión de voluntad. Ahora déjame ir.

-No. -Fue el mismo tono que uso un día atrás, aquel que logró asustarme fuera de aquella situación- Es una orden.

-Las órdenes, normas y reglas fueron hechas para romperse. -Lo empujé y me retiré.

Me sentía pésimo al hacerlo, era como sentir una puñalada en el pecho, pero el volver a sentir su mano me tranquilizaba, creí que había sido una ilusión... hasta que en realidad sentí su respiración.

-Te dije que no me dejaras a la mitad. -Mató esa sensación en mí con ese contacto nuevamente- Quédate a mi lado.

  -¿Por qué yo? -Susurré.

  -Porque me apetece.

  -Quiero una respuesta verdadera.

  -Y ya se te dio. -Me dejó ir- Sólo te digo que nunca tendrás una mejor oportunidad.

Dudaba en aceptar, pero dudaba en rechazar.
Me sentía tan mal al escucharlo decir quererme cerca, me sentía mal al yo quererlo cerca, me sentía mal al odiarlo aún después de todo lo que me ha hecho que, siendo sincera, puedo jurar que no fue nada malo.

  -Lo haré. -Mi rostro se enrojeció, algo se sentía diferente- Con una condición.

-¿Cuál?

-Deja de leer ese libro. -Pude ver que cargaba con él como si de algo importante se tratase.

-No.

-¡Vamos! Necesito mi privacidad de vuelta. -Estiré mi mano, luego el cuero del libro lo sentí en mis dedos- Gracias.

-Creí que no conocías esa palabra.

-Pues hay cosas que aún no sabes de mí. -Sentí un escalofrío recorrer mi espalda- Como el darme cuenta de que algo va mal antes de que siquiera suceda.

Pronto escuchamos gritos por todos lados. Una oleada de polvo no tardaría en llegar para demostrarnos que algo andaba realmente mal.
El verlo dirigirse a gran velocidad hacia los demás fue alarmante, pues algo debía ir realmente mal como para que se preocupara de esa manera por los otros chicos, quienes estaban usando su equipo para alejarse de la zona por culpa de una explosión que había habido; todos parecían desconcertados, algunos tenían la mirada llena de terror.

-¿Qué sucede aquí? -Pregunté al tener al lado mío a alguien.

-Nadie lo sabe, lo único que vimos fue el fuego. -Su cabellera rubia y algo larga me hizo reconocerla.

-¿Todos están presentes?

-Eso parece.

Sentía que no había sido una casualidad, varios estaban medio dormidos, pues ya pasaba de medianoche.

-Alguien lo causó.

Lo supe desde un principio, algo andaba mal.

Adrenaline || SNK (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora