Capítulo XII - Torbellino del presente

2 0 0
                                    


Ya no supe qué sucedió aquella noche. Es lo último que recuerdo.

Todos me miraban extrañados cuando me les acercaba, mi rostro no podía presentar otra emoción que no fuera seriedad, tampoco frente aquella persona que describo en el libro, a la cual ya veo como un humano más como cualquier otro, han habido veces en las que recuerdo cierto detalle pero sólo es como una imagen por un segundo y luego desaparece tan rápido como llega, y la olvido.

-Oye, tú. Necesito hablar contigo. -Varios me decían algunas cosas que les preguntaba, como el "¿por qué aveces me dicen que golpee al capitán?"

-Sí, capitán. -Caminé hacia él con toda la calma del mundo, pues no sabía lo que me esperaba.

Estando solos en un callejón vacío me dejó sin salida, tal vez sabía que yo sería capaz de salir huyendo si la ocasión era la correcta.

-¿No recuerdas nada, verdad?

-No.

-¿Qué dices de esto? -Sostuvo mi muñeca y me mostró una cicatriz- La hiciste la misma noche que perdiste la memoria.

-No lo sé. Es confuso intentar recordar cuando antes ya había perdido la memoria.

-¿Recuerdas que me odiabas?

-No. No recuerdo nada, es como si todo se hubiera borrado de mi, pero estos escritos... -saqué el libro- hablan de distintas emociones que no logro comprender. -Estaba confundida, no podía ni esbozar una maldita sonrisa en ese instante- Hablan sobre hechos que no sé que pasaron pero se expresan de una manera que me gustaría volver a experimentar.

-¿Leíste todo?

-¿A qué vienen tantas preguntas?

-¿Lo hiciste o no?

-No. Sólo hasta el día veinte.

-Te diré una cosa, -presté la mayor atención posible- lee del día treinta en adelante.

Se marchó, me dio la espalda, tal como era de esperarse, pero obedecí a lo que me pidió para saber por qué me lo dijo.

¿En realidad pude olvidar todo eso?
Ahora era cuando me sentí completamente decepcionada de mí misma, me sentía algo molesta conmigo por haber sido tan estúpida, me sentía vacía después de descubrir el por qué me hablaba de esa manera tan calmada y a los demás un tanto más frío.

Estaba sentada sobre un tejado, pensando en todo lo que había leído e intentando imaginarme junto a él de semejante forma... en semejante posición. Llegó una imagen repentina a mi cabeza, en la cual sentía rabia y lo intentaba golpear.

-¿Acaso así nos llevamos, Shigeko? -Hablaba de mi como si fuera otra persona, pero misteriosamente alguien me respondía con mi misma voz- No, así escondían sus aventuras nocturnas, pero tú lo odias con tal de no aprender una nueva emoción, Tomoko, aquella tan despreciable conocida como amor.

Una parte de mí sentía su presencia, la otra se sentía exactamente igual.

-Parece que sigues sin recordar y vienes aquí con tal de ver algo que te recuerde algún momento, ¿no es así?

-Sí. -No lo negué.

-Empezaremos de nuevo, ¿te parece? Te ayudaré a recuperar esos días perdidos. -Sé sentó a un lado mío- Este era un niño llamado Ichiro, el cual perdió a su madre a una temprana edad; Ichiro conoció a un hombre que le ayudó a sobrevivir, él aprendió distintas cosas gracias a él, pero, igual que con su madre, éste lo abandonó.

-Eres tú. El niño llamado Ichiro eres tú.

-Me agradabas más cuando eras agresiva. Bueno, es tu turno de contarme tu historia, o lo que recuerdes.

-Está era una niña, se llamaba Tomoko, la cual nació en un pueblo lejano de la capital donde vivía con sus padres, hasta que repentinamente apareció un titán que devoró a todos, menos a ella. Tomoko creció con una familia adoptiva, y perdió la memoria de todo lo que sucedió en ese entonces.

-Tenemos algo en común, no voy a negarlo.

-¿Y qué es ese "algo"?

-Ambos hemos pasado por muchas cosas.

Tal como describía el texto del libro, sus ojos cautivaban, me sentía extraña al mirarlo directamente a los ojos y sentir que intentaba ver más allá de mi inexpresiva mirada.

-Me humillaste. -Repentinamente sentí un impulso extraño por destruir todo a mi paso, pero no lo hice, sentía que no era lo correcto- Ahora entiendo el por qué de ese odio.

-No humillo a nadie. Lamento que la verdad te haga sentir así.

-Me golpeaste en público. -Sénti cómo poco a poco una sensación se apoderaba de mí, quería golpearlo, era como volver a ser la que todos describían como "agresiva", o "la que se atrevió a golpear al capitán". Y así lo hice, lo abofeteé.

-Me alegra que recuerdes. -Sonrió de lado.

-Sólo recuerdo que me hiciste mucho daño, no sé cómo pude escribir tan bien de ti. -Le arroje el libro con desprecio, el cual atrapó sin problema alguno.

-Te veo aquí después del anochecer. -Sé marchó llevándose el libro consigo, ahora no tenía dónde escribir o cómo entenderme a mí misma leyendo.

Tuve que bajar a merodear un poco.

-Oye, Sasha, -fue la primera persona que encontré, así que le robé un poco de su tiempo- ¿puedo hablar contigo?

-Claro. -Sé veía feliz al escucharme preguntar- Hace meses que no hablábamos.

"¿Meses?" Tal vez esté bromeando.

Caminamos una al lado de la otra hacia una dirección sin sentido, sólo mantuvimos un ritmo neutral.

-¿Hace cuánto fue el incidente?

-Hace ya un par de meses. -Su mirada se volvió seria- Me dijeron que te golpeaste la cabeza y que perdiste la memoria, me recomendaron que le dijera a los demás que no te molestaran mucho.

-¿Quién te dijo?

-Annie.

-No confío en ella.

-¿Por qué?

-No lo sé, algo dentro de mí me lo advierte. Iré a hablar con ella, debo preguntarle algo sobre ese día.

-¿Acaso no te dijeron? Ella era la traidora.

-Jules

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 12, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Adrenaline || SNK (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora