catorce

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La pizza seguía intacta sobre la mesa, ya fría al igual que la bandeja con el pollo frito. La cerveza y el refresco, en cambio, se habían calentado en sus respectivos vasos debido a que nadie bebió ni comió nada en lo que iba de la noche. El departamento entero se había sumido en un silencio sepulcral en el que lo único que se oía eran los sonidos provenientes de la calle amortiguados al encontrarse en un tercer piso, en realidad el ruido parecía más un murmullo lejano desde que Jooheon había terminado de hablar hacía ya varios minutos. No debí contarle todo esto fue lo que pensó ante la falta de respuesta de Minhyuk, y en cuanto se atrevió a volver la vista al pelinegro lo encontró con la mirada fija en sus propias manos sobre el regazo, jugueteando con sus dedos. Hasta ese momento y desde que había comenzado a hablar Jooheon no había mirado a Minhyuk ni siquiera por un segundo, no se atrevió porque sabía bien que no hubiera sido capaz de contarle nada si miraba en esos ojos almendrados tan honestos y transparentes, y además no quería que Minhyuk lo viera llorar. No directamente, al menos.

Su cabeza dolía, recordar todo eso no era fácil y mucho menos lo era decirlo en voz alta. Llorar al final del relato no era parte del plan original pero ahí estaba, después de romper en sollozos en mitad de la historia y ahora que ya había pasado un rato desde que había terminado y había tenido un poco de tiempo para recuperarse, se encontraba más tranquilo gracias a darse unos minutos para respirar profundamente y tomarlo con calma. De todos modos e incluso con nada más el resto del llanto en forma de lágrimas solitarias, su cabeza dolía producto de los sollozos. Estaba familiarizado con el concepto del dolor de cabeza post-lágrimas pero hacía un tiempo ya que no lloraba tanto y tan patéticamente, y sin embargo se sentía un poco liberado después de contarle al fin toda la verdad a Minhyuk, por lo que no se sentía tan avergonzado como creía que se sentiría en caso de que el pelinegro lo viera llorando. Estaba avergonzado, sí, pero no tanto.

Oír todo lo que había contado al parecer tampoco era fácil a juzgar por la reacción de Minhyuk, o mejor dicho, la no reacción. El menor seguía en silencio, la mirada baja, inmóvil, y eso nada más lograba poner a Jooheon nervioso hasta el punto de dificultarle un poco la respiración. ¿Por qué Minhyuk no decía nada? Ya habían pasado varios minutos en silencio, y aún así el chico parecía no reaccionar. ¿Lo habría asustado con todo lo que le reveló? ¿Y si todos esos miedos que había tenido en el pasado no eran tan locos después de todo y Minhyuk realmente estaba asqueado ahora por lo que acababa de descubrir sobre él? El mero pensamiento lo agobió, haciéndolo jadear.

-Bueno, di algo -pidió mirando de nuevo a Minhyuk, e incluso si trató de sonar indiferente su voz se quebró-. Sabía que no tenía que co-

Antes de que Jooheon terminara de pronunciar aquellas palabras, Minhyuk había tomado su mano y lo había jalado hacia sí, rodeándolo con los brazos fuertemente e impidiendo que el mayor se pudiera zafar de aquel abrazo tanto repentino como desesperado. Desesperado, era un abrazo realmente desesperado en el que Minhyuk lo estrechaba con fuerza mientras hundía el rostro en su cuello y llevaba una mano hacia su nuca para acariciarle el cabello. Jooheon se paralizó, aquel acto lo tomó totalmente por sorpresa, y aún así en cuanto reaccionó atinó a quedarse inmóvil y dejar que el menor lo abrazara de esa manera mientras suspiraba. Después de todo él también lo necesitaba y no podía mentir, se sentía reconfortante estar así entre los brazos de Minhyuk.

-No puedo creer que hayas pasado por todo eso -susurró Minhyuk en su oído sonando alterado-. Es horrible que tú de verdad... ¡No tenía idea, ni siquiera puedo imaginarlo ahora! -continuaba divagando-. De haberlo sabido yo realmente hubiera... ¿por qué no me buscaste? Pensar que tú... ¡Es terrible! -lo abrazó con más fuerza, no parecía querer soltarlo-. Que pasaras por todo esto tú solo... dios, hyung... y yo todo este tiempo pensando... nunca creí que... mierda...

Pyeonji-Joohyuk Donde viven las historias. Descúbrelo ahora