XXIV: Ganbatte kudasai.

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El gimnasio en las tardes era un mundo muy diferente al que Emeraude veía de siete a ocho de la mañana

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El gimnasio en las tardes era un mundo muy diferente al que Emeraude veía de siete a ocho de la mañana. Entraban hombres fuertes y musculosos, uno tras otro, y golpeaban los sacos de boxeo con una fuerza impresionante. Sólo en una clase de JJB, la cantante vio tres dislocaciones de huesos y muchos más cortes faciales de los que en su vida imaginaría. No le producían asco, pero sí una admiración incontenible.

—Aquí estamos acostumbrados a huesos rotos y articulaciones salidas de sitio, Ems... si eres muy impresionable, te sugiero que no mires mucho hacia afuera. —Keira, la esposa de Braulio, a pesar de ser una de las maestras de karate, no parecía encajar en el gimnasio, pero de alguna forma le daba un toque muy especial al lugar. —Mira, niña. Tienes que ir el próximo lunes con el doctor Clip Matheson. Braulio quiere que te vaya como a los ángeles con tu embarazo, así que me pidió que programara una cita con el mismo doctor que nos atendió cuando Joanie nació. —la mujer le entregó una hoja de papel a Emeraude que ella guardó con cuidado en su bolso.

—Oye, Kei... ¿quién es la chica nueva? —un chico de unos veintitrés años que parecía haber perdido su camiseta, entró a la oficina y se acercó al escritorio de Keira mientras miraba a la nueva con una sonrisa que podría haber derretido a cualquier chica. La cantante se levantó de su silla y le tendió la mano.

—Emeraude Blanchard, relaciones públicas y manejo de redes sociales. Tú eres... —el chico no dejó de mirar a Emeraude con sus penetrantes ojos negros mientras le estrechaba la mano de vuelta.

—Parker Sarvankar. ¿Acaso dijiste relaciones públicas? —Emeraude asintió.

—Si tienes alguna idea para que el gimnasio mejore puedes decírmela, yo la haré real. —Parker sonrió y miró la mano de la joven, llena de costras en los nudillos.

—No me digas que entrenas aquí. —ella asintió.

—Lo hago.

—¿Por Dios, a qué hora? Nunca te había visto.

—De siete a ocho. Soy un pájaro madrugador. —el muchacho chasqueó la lengua con un gesto desdeñoso.

—En eso nos diferenciamos, linda. Prefiero entrenar en la tarde, evita que me duerma. ¿Quieres salir a tomar unas cervezas este sábado?

—Tal vez, Parker... pero no puedo beber durante el embarazo. Lo siento.

Parker miró a Emeraude con incredulidad mientras ella se acariciaba el vientre.

—Es la peor forma de rechazar una cita que he visto en mi vida. No me mereces, adiós. —la cantante respiró hondo mientras Keira le pasaba un vaso de agua.

—Él es así de intenso, Ems. Trata de montarse todo lo que menstrúe y odia que las chicas declinen sus invitaciones, más si son lindas como tú. Se convirtió en un chiste local, es Parker siendo Parker. Aunque no puedo negar que sí es de muy buen ver. —las dos mujeres volvieron a sus puestos de trabajo hasta casi las cinco. Al terminar de trabajar, Emeraude fue a casa de Arne, donde Laetitia la esperaba para ir a "The Stockpile".

Las Plumas del Pavo Real (Tomo Plumoso 1) - #LaHistoriaPlumosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora