Capítulo 2

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No podía dejar de pensar en él.
Alby había estado a punto de suicidarse justo frente a sus narices en un vago intento de hablar con Thomas sobre algo que seguramente, ignoraba en gran parte. Se sentía dolido de que Alby le hubiese hecho a un lado de aquella manera, pero a ese punto ya no le quedaba duda alguna que Thomas era una parte importante del rompecabezas, no solo eran Ben y Gally, ahora también Alby se había unido a la fila de larchos que afirmaban haber visto a Thomas antes de su visita al Laberinto. Como diría Chuck: todo era una enorme montaña de plopus.

Dejó aquel torbellino de pensamientos de lado al segundo que arribó con Tommy a la cocina. Sartén por supuesto, no les había mirado con buenos ojos, pero al final habría terminado por acceder a entregarles un poco de comida; después de todo, seguramente estaba tratando con su corredor favorito por aquel segundo. Debía hacer una nota mental de recordar cómo era que el cocinero miraba a Tommy, con tanta admiración, que joder, estaba casi seguro que tenía puestas tantas esperanzas en él como el otro cincuenta por ciento de los habitantes. Newt por su parte, se limitaba a observar de reojo cada pequeño gesto proveniente de Thomas, cada lunar, casa sonrisa, cada mechón de cabello que se acomodaba detrás de sus orejas de tal manera, que siempre parecía estar recién levantado. Apretó los labios en una fina línea cuando fue capaz de notar los pensamientos que habían comenzado a instalarse en su mente, terminando por soltar apenas un suave y ligero suspiro mientras caminaba a lado del corredor hacia una pequeña área al aire libre contra la pared Oeste, dispuesto a improvisar un pequeño "picnic" y tratar de revisar un par de puntos con el chico de los lunares.

Sus ojos rápidamente se centraron en un par de habitantes que llevaban unos canastos en las manos, con lo que casi podía asegurar, se trataban de papas y un poco de zanahorias recién cosechadas. Se apoyó contra la enredadera de la pared que se hallaba justo detrás suyo y simplemente, comenzó a devorar el sándwich de queso con verduras que Sartén había sido tan amable de brindarles. Podía sentir la presencia de Thomas a su lado, el larcho había estado demasiado callado durante aquellos minutos, dándole a entender que se encontraba tan perdido como lo había estado en el medio de la Asamblea.
No le sorprendió en nada cuando el ahora corredor, había cuestionado sobre la transformación y sobre Alby, pero Newt intuía desde sus entrañas, que aquello había sucedido porque el líder había sido el primero en querer hablar acerca de sus recuerdos en el proceso. Con la simple explicación otorgada por el rubio, Thomas pareció aclarar sus dudas, quedándose apoyado contra la pared durante un largo minuto, al menos parecía que estaba meditando antes de volver a abrir la boca por aquel instante.

—Tommy, así es como siguen las cosas, te quedas conmigo el resto del día pues hay muchas cosas por resolver—. Extrañamente, su propia decisión había logrado que su cuerpo se relajara, que sus facciones se suavizaran y que finalmente, sus ojos se perdieran dentro el color miel de la mirada del corredor a su lado—. Mañana, el cuarto Oscuro, después, Minho se ocupará de ti. Y quiero que te mantengas alejado de los demás shanks por al menos algún tiempo. ¿Entendido —mantuvo el escaso cruce de miradas por unos segundos no pudiendo evitar en reparar en el breve destello que se había asomado por los ojos de Thomas por aquel segundo. Newt terminó por suspirar y simplemente, regreso su achocolatada mirada hacia los demás habitantes del área.

—Minho me va a entrenar —. Aquello sonó como si el novato aún no se creyese ni sus propias palabras, ocasionando por supuesto, que el líder actual sonriera casi de manera instantánea. El efecto Tommy.

—Ahora eres un corredor, shank. Espero te deslomes trabajando, porque no voy a consentir que andes durmiendo y dejando tus tareas de lado —finiquitó sus palabras al segundo que daba la última mordida al sándwich y terminaba por hacer una bolita de basura con el envoltura del mismo.

Muchas cosas habían comenzado a instalarse en la mente del ahora líder, incluyendo el hecho de que Gally andaba como un loco poseso y que había amenazado con matar a Thomas de ser necesario. Bien, el Encargado de los constructores jamás la había agradado: era un larcho miertero que no dejaba de tirar plopus en cada palabra que decía, y todo había detonado a una escala mayor con la llegada de Thomas. Arrugó el entrecejo y juntando las cejas, finalmente se había decidido a hacer una pausa en sus pensamientos.

¿Es tarde para admitirlo? | Newtmas | Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora