UP-date ❀ Double B [iKON]

Capítulo 12

Estaba de más decir que la nueva mesa de dibujo era impresionante.

Igual que HanBin.

Echó un vistazo a la nueva adición a la sala de estar con cierta cautela. Se mordió el labio inferior y se acercó a ella, tocándola con reverencia.

—Es hermosa.

—Es una antigüedad de diecinueve años— le expliqué —Roble macizo, hierro fundido, ajustable... irrompible.

Él la miró por un momento, llevando sus dedos a lo largo de su estructura.

—Es indestructible, ¿verdad?

—Absolutamente— le contesté.

Sin decir una palabra más, HanBin simplemente desapareció por el pasillo solo para regresar con una botella de lubricante y un condón. Los puso en el borde de la mesa del comedor cerca de la mesa de dibujo y me miró con picardía en sus ojos, luego se estiró lentamente y agarró la parte superior del tablero.

—Eres ambicioso— le dije —Es esa cosa de la generación Y la que te mete en problemas.

Abrió las piernas y levantó su trasero.

—Es una cosa de estar cachondo— dijo con voz ronca —Pero no me ofrezco a mí mismo en mi fantasía— dijo en voz baja —Tú... solo me tomas.

Me acerqué a él y lo apreté contra la mesa.

—¿Así?

Gimió en respuesta, por lo que deslicé mis manos a su alrededor para desabrochar su cinturón y pantalón al mismo tiempo, luego removí su prenda rápidamente sobre sus caderas. Entonces liberé mi miembro. Froté mi pene desnudo a lo largo de la grieta de su culo, untando lubricante, cuando escuchó la rotura de la envoltura de aluminio, levantó la pierna en el refuerzo de madera.

—Por favor.

Cuando me empuje hacia él, deslicé mis manos por su brazo hasta la cima de la mesa y le agarré con mis manos sobre las suyas. Y lo follé. Como él quería. Él gemía y gemía, pidiéndome, rogándome.

Después, cuando ambos nos derrumbamos siendo un lío en el sillón, completamente saciados y pegajosos, le dije:

—Entonces, ¿realmente te gusta la nueva mesa de dibujo?

Él me miró y movió las cejas.

—Sí, sucede que amo las antigüedades.

Entrecerré los ojos, sabiendo lo que quería decir y él se echó a reír.

—Eres un pedazo de mierdecilla.

—Me amas.

Deliberadamente no dije nada, así que clavó sus dedos en mis costillas.

—¡Dilo! ¡Dilo!— dijo, riéndose.

—Sí, lo hago— solté entre risas —Te amo.

Sonrió victoriosamente.

—...pequeño pedazo de mierdecilla— añadí.

***

El sábado por la mañana, registramos nuestro equipaje en el aeropuerto y nos sentamos a tomar un café antes de nuestra llamada de embarque. HanBin sacó su celular, se desplazó buscando un número y pulsó llamar.

—¿Mamá?— preguntó —Sí, estamos justo en el aeropuerto ahora.

Podía oír a su madre diciendo algo, entonces HanBin sonrió.

—Sí, JiWon está aquí conmigo— dijo —En realidad, mamá, ya lo has conocido antes.

Puse mi café abajo.