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Cansados del arduo trabajo en equipo, los hombres salieron de uno en uno de los vestidores, encantilados, refregándose los ojos, bostezando, desperezándose y echando tal cual escalofrío luego de una ducha fría.

-Pónganse ahí, todos juntos.-indicó el entrenador, luego se dirigió al entrenador del equipo contrario y le dijo:

-Tienen la cancha desocupada.

No del toda; yo todavía no me duchaba, casi eran las cinco de la tarde y prometí a Tzuyu que tendría que ayudarla a preparar la cena especial, ya que hoy era cumpleaños de mi padre. Los celebramos con primos y tíos, hoy nadie vendría solo estaríamos los dos dentro de ese gran hogar. Tzuyu tiene el día libre y lo único que me quedaba era ver cómo me daba alientos a seguir participando en el equipo, ignorando la mueca constante que no se me borraba en la cara al pronunciar el tema.

Los zapatos con toperoles pesaban al tiempo que no ejercía algún movimiento. Fui apresurado a los vestidores, quería sacar la ola de sudor que me cubría. Comprendí entonces qué era demasíado tarde pues, venían a cambiarse y desde ya se podía escuchar los murmullos además del cantó de ánimo que decían casi gritando antes de ir al campo.

Todos comenzaron a salir, algunos se dirigieron a la mitad del pasto y se colocanron e u círculo para disponerse a dar el calentamiento previo antes de comenzar, mientras que los otros jugadores se quedaron atrás ajustándose las canilleras y los cordones. Pasé entre ellos, hasta llegar al interior fácilmente ya qué la puerta estaba abierta.

El capitán Kris Wu, yacía sentado en las bancas terminando de colocarse la camisa de algodón y acomodarse el pantalón que le llegaba bajo la rodilla.  La verdad es que era mucho más alto que yo, estaba confuso de su nacionalidad.

Suponía que era chino, su acento siempre fue distinto, y todos lo halagan por su buena práctica. Usualmente los hay jugadores que vienen desde China. Allá son muy estrictos y hacen cambios espectaculares al interesado en el deporte. En lo que respecta a otros asuntos no tengo nada por lo que objetar.

Las medias amarillas captaron mi atención, tenían algunos detalles en las líneas superiores, qué hizo que me por inercia me rascase la nuca y hiciera una mueca.

Al darse vuelta y mirandome, me ruborise puesto que me inspeccionó detenidamente (como sí estuviera dándome una repasada sin ninguna vergüenza) lo me provoca ganas de vomitar. Detestaba las insinuaciones para nada burgares e provocativas.

Me inquiete cuando se hacerco más de lo que debían, hasta estar a un paso lejos de mi anatomía. Tuve que mirar hacía arriba, donde sus largas pestañas lograron desconcentrarme.

Otra vez.

—Hola, bonito.

Susurró mientras olía mi cabello,–nada discreto–. Traté de desprenderlo, pero seguramente pesaba el doble a lo que yo disponía de unas verduras y ensaladas que estaba acostumbrado a comer.

—Hueles a un bebé. Dime eres el defensor de tu equipo ¿No?—dijo—admitó que eres bueno en lo que haces.

En ese momento me encontraba debatiendo sí llorar de la felicidad por haber recibido un cumplido y hacerme bolita en las sagradas frazadas de Tzuyu y comerme un bote de helado o retorserme de risa porqué lo más probable–cierto–que lo halla dicho con la idea de conquistarme. Estuvo a punto, pero no me desmaye ni me bajo el azúcar por su voz ronca.

—No me encuentro disponible galán, déjame pasar.—me mantuve firme, era un hombre después de todo ¿No?.

Me miró a los ojos, como examinando me, entrecerré los ojos y no pude desapercibir el pircing en su oreja, la cual lo tapaba con su pelo que le llegaba hasta el hombro.

Já, esos accesorios no se permitían con el maestro Minho, los detestaba. Seguramente se le 'olvido' quitárselo.
Ya desde ahora podía percibir que era un veintiañero rebelde que asistía a fiestas y se embriagaba.

Aunque estaba siendo muy detallista con la vida personal de las personas me dí la vuelta, para irme por la puerta. Dejando la necesitada ducha que quería; ya luego a llegar a casa la realizaría con más comodidad.

Calor D' Hivern [ChanHun/SeYeol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora