Habían pasado los meses y mi vida, mi rutina, mis pensamientos y mis sentimientos seguían totalmente iguales, a las construcciones nuevas solo habían llegado un par de familias y todas ellas de gente mayor, ninguna mujer de mi edad que se pudiera inscribir al mismo colegio que yo, parecía que mis esperanzas estaban acabadas completamente. Pero aún recuerdo con mucha exactitud el día que vi entrar al pueblo una camioneta blanca, repleta de equipaje y atrás de ella lo que parecía ser una mudanza, se detuvieron frente de mí y con una sonrisa me saludaron y me pidieron que si les hacía el favor de guiarlos, sin pensarlo yo accedí y les mostré los hogares recién construidos, algunas partes significativas del pueblo, así fue el recorrido por unas cuantas horas hasta que decidieron que era hora de ir a cerrar el trato para que pudieran ya dormir ese día en su nuevo hogar, me ofrecí a ayudarles con el equipaje y en ese momento la magia del amor me invadió por completo, ahí estaba ella, una joven que en realidad me cautivó totalmente en ese momento, sabía que la podría ver en la escuela pero tenía miedo a que le contaran el pasado que yo tuve, pero después de ayudar con el equipaje simplemente me despedí de todos con un hasta luego y les dije que para cualquier cosa yo vivía en la casa azul frente a la plaza. Me cuestioné si sobre lo que estaba sucediendo era normal, tal vez yo solo estaba desesperado por encontrar a alguien o simplemente era un amor de verdad, mi cabeza estaba tan confundida pero mi corazón enamorado, ahí comprobé que el amor a primera vista también es una realidad, en fin, había que esperar el inicio de semana para poder ver a la joven en el colegio así que en ese tiempo traté de aclarar completamente mis ideas y pensamientos para no quedar como un acosador o un chico raro frente a ella. El día había llegado, ella era tan bonita que yo sabía perfectamente que no iba ser el único que se pudiera enamorar de ella, pero si podía tener muy claro que era el que mejor la pudiera querer. En la escuela solo había dos salones de mi generación ¡y vaya suerte!, al llegar ella estaba ahí sentada aunque alejada de donde yo me sentaba pero ella estaría a unos cuántos metros de mí, en la primera clase recuerdo que el profesor le pidió que se presentara y eso sí, no recuerdo lo que dijo, solo puse atención a su nombre y después de eso me perdí totalmente en su belleza, así pasaron unos días y a mí me faltaban las palabras y el valor para hablarle y sí, lamentablemente ella me habló primero a mí, me dijo:
-Fue muy lindo de tu parte el que nos hayas ayudado a mi familia y a mí, pero aún necesito ayuda para acoplarme en esta escuela y bueno creo que tú eres el único que me va agradar de aquí.
Por dentro estaba lleno de emoción, pero sabía que debía comportarme, yo le respondí que, claro, que yo podía estar con ella el tiempo que quisiera y que en cualquier cosa que necesitara ahí estaría yo para ayudarla, eso fue a la salida así que me pidió que si la podía llevar a su casa porque no recordaba bien el camino, la acompañé y charlamos por una hora o incluso creo que fue un poco más, todo fue acerca de la escuela no me quería ver muy obvio y preguntarle sobre sus gustos o el cómo era ella. Llegamos a su hogar y se despidió de mí con un adiós y me agradeció por acompañarla. Ya era algo tarde y yo no podía dejar de sentirme tan feliz por lo que había sucedido, no podía dejar de esperar ya el día siguiente para volverla a ver y volver a hablar con ella. Me fui a dormir y ya había pasado varios meses desde la última vez que me fui a dormir tan feliz. Al día siguiente se llegó la hora de ir a la escuela y bueno lo primero que vi fue algo que me pasmó por unos segundos, ahí estaba ella, pero estaba hablando con las personas que aún se burlaban de mí, estaba hablando incluso con la persona que jugó conmigo, eso me preocupó y yo ya no sabía si hablarle de nuevo o no, lo más seguro es que se burlara de mí o le daría pena que la vieran hablando conmigo. Durante las clases yo no le dirigí la palabra pero a la hora de salir me llené de valentía y la fui a saludar, ella me dijo que le daba gusto verme otra vez y que si nuevamente la quería acompañar a su casa, yo me sorprendí y claro que le dije que sí. Durante el camino ella me fue interrogando mucho sobre porque dejaba que se burlaran de mí, me dijo que a partir de ese día odiaba a la joven que jugó conmigo, y que nunca más les volvería a dirigir una sola palabra. Me sorprendí aún más, y fue más mi felicidad cuando me dijo:
-Tú eres un chico que me ha parecido muy lindo, tu forma de ser te hace especial, espero te pueda conocer más, espero que te animes a hablarme más en clases, no dejes que te sigan humillando, tu eres mucho más que ellos, y eres la persona que más me agrada de este pueblo.
Con una gran sonrisa dibujada en mi rostro le agradecí, ella se tenía que meter a su casa y ahora se despidió con un abrazo, yo sabía perfectamente que por fin algo bueno se acercaba a mi vida, por fin podría olvidar todo lo pasado y volver a ser feliz de nuevo, eso era lo que creía.
Pasaron los días e incluso los meses, y todo seguía igual de bonito, hasta iba mejorando, la fui conociendo poco a poco y nos fuimos tomando cariño de una forma tan sincera y tan bonita, habíamos superado e ignorado todo lo que decía la gente, fui varias veces a su casa y con sus padres me llevé muy bien, y ocurrió lo que tanto esperaba, ella me confesó que se había enamorado de mí, ha sido de las mejores sensaciones que he tenido en mi vida, ha sido de los momentos más felices que he pasado y sin dudarlo le pedí que fuera mi novia, lo mejor, ella aceptó. Lo había logrado, había logrado ser feliz de nuevo, y ahora estaba dispuesto a no fallarle, a darle lo mejor y convertirme en su todo, ella y yo lo sabíamos, todo era perfecto, el amor a primera vista que tuve se había convertido en mi más grande amor, que bonito fue eso. Pero no todo lo bonito puede durar siempre, al paso de un año y medio ella me dio una noticia que me partió el corazón, me destrozó por dentro y sinceramente yo no lo podía creer.
Su padre le había dicho que se tenían que ir del pueblo, y era urgente, se tenía que ir a una ciudad que estaba a diez horas del pueblo, para mí era muy difícil poder viajar hasta ahí, ni siquiera puedo explicar lo que sentí aquella noche, lloré junto con ella sabiendo que tal vez no la volvería a ver en mucho tiempo y la perdería de mi lado, me aferré tanto a abrazarla, eso fue un sentimiento que no se lo deseo a nadie, pero tenía claro que yo no podía hacer nada, esperé con ella toda la noche hasta que ella subió de nuevo a aquella camioneta blanca donde la vi por primera vez, me quedé parado en medio de la carretera, y aún no comprendía claramente que ella se había marchado, nuevamente la vida me alejó de un amor. Al día siguiente de que ella había partido de mí yo seguía muerto por dentro, no tenía ganas de absolutamente nada, ni siquiera podía asimilar lo que había pasado y es que todo ocurrió en tan poco tiempo, ninguno de los dos se lo esperaba, pero yo sabía que era por el bien de toda su familia y que ella iba a estar bien. No asistí a la escuela por una semana, sabía que nuevamente se iban a burlar de mí, que los comentarios ofensivos regresarían, pero eso no importaba tanto, el amor tan bonito que había formado con ella se había acabado, yo podía ir a buscarla a esa ciudad pero no tenía dinero, no sabía dónde vivía, no supe si en realidad se fue a vivir ahí, mi única esperanza era que yo pensaba que habían comprado la casa en el pueblo y algún día tal vez regresaría, pero no, solo la habían rentado por el tiempo que ahí permanecieron, regresé a la escuela y escuchaba comentarios sobre que ya no era divertido burlarse de mí, que incluso yo les daba lástima por el ánimo con el cual llegaba, fueron de los peores días que marcaron mi vida, y ahora, había dos cosas que superar, la humillación de mi primer amor, y la partida del más grande amor que había tenido, pensé que realmente el amor no era para mí, pero ni siquiera estaba cerca de lo que me sucedería en un futuro. A pesar de todo lo que me pasó, yo no perdía la esperanza de que la volvería a ver, yo sabía que no necesitaba a nadie más que a ella, yo a la amaba y no dudaba en que ella no me olvidaría.
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La Ruta Del Pasajero Enamorado
RomanceEste escrito relata la historia de Casberg, un hombre de 60 años que su vida no ha sido nada fácil, la historia se desarrolla en el pueblo de BlueStone un pequeño lugar muy especial para él. Casberg nos hará parte de los momentos más significativos...