La ruta inesperada.

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Habían pasado unos meses después de lo sucedido, y aún seguía lastimado, destrozado, con mi corazón sin amor, todas las noches yo le pedía al cielo que ella volviera, leía las cartas que me dio y dormía con una foto de ella, era imposible olvidarla y no seguir amándola, al menos era consiente que el tiempo que duré con ella fui muy feliz y no tuvimos ningún problema, pero estaba a unos días de acabar la escuela y el siguiente paso era la universidad, yo tenía que tomar la decisión de a dónde quería partir, el pueblo es muy pequeño y la escuela más cercana está a dos horas de aquí. Me enteré que había una universidad dentro de una ciudad muy cercana a dónde ella se había ido, parecía la oportunidad perfecta para volverla a encontrar; sin embargo, yo no tenía dinero para irme a vivir ahí, el único apoyo con él que contaba era el de mi abuelo, sabía que tenía que buscar un trabajo para sobrevivir, pero es que yo pensaba que cuando un ser humano en verdad está enamorado, no puede vivir de puros recuerdos y es capaz de hacer hasta lo imposible para lograr estar con lo que ama.

Solo un año y medio de mi estancia en la escuela fui feliz, lo demás fue triste, y yo la pasaba solo, pero por fin había terminado, y yo me sentía preparado para lo que seguía, tenía en mente que iba ser muy difícil, pero no imposible. Dos meses me separaban de mi ingreso a la universidad, aunque me dolía dejar mi pueblo, un lugar donde los atardeceres eran hermosos, siempre acompañados de las dos montañas, los árboles tan grandes, el río de agua cristalina, y sobre todo la plaza, lugar donde pasé los mejores momentos con ella; no obstante, sabía que lo hacía por ella y eso me daba la fortaleza necesaria para poder lograrlo. Un día antes de partir salí a comer con mi abuelo y mi mejor amigo que fueron las únicas personas que me apoyaron siempre y nunca me dejaron solo. Aún recuerdo que mi abuelo me dijo que él iba estar orgulloso de mí, y que no dudara en volver si necesitaba algo, y mi amigo solo me dijo que buscara la mejor ruta, la ruta que me llevaría al amor y la felicidad que tanto deseo. Un pasajero llamado Casberg buscando la felicidad, y por lo que había ocurrido tal vez tomaría muchas rutas en mi vida, aunque no sabía si me rendiría en el camino. Llegué a la ciudad unos días antes de que entrara a la universidad, era algo totalmente nuevo para mí, había cosas que luego supe que eran muy comunes pero yo no conocía, llegue a mi nuevo hogar y pedía sugerencias a los que ahí vivían, tenía que saber usar el transporte o saber por cuáles caminos era seguro andar, pero lo único que me interesaba saber realmente era saber cómo llegar a la ciudad donde ella estaba, había pasado solo un año espero que aún siguiera ahí. Gracias a la ayuda de mi abuelo y de mi mejor amigo no tuve necesidad de encontrar un trabajo fijo, solo de vez en cuando le ayudaba a un señor fotógrafo y ahí obtenía algo para mis materiales de la escuela y no verme en situaciones muy limitadas, al paso del tiempo yo pude comprar un boleto de autobús que me llevaría a donde ella supuestamente estaba, el señor fotógrafo me dio unas cuantas recomendaciones para viajar y como le había platicado todo lo sucedido, él me deseo la mejor suerte del mundo. Eran vacaciones en la universidad así que no había problema en tardarme el tiempo que fuera necesario. Y ahí estaba, sentando en el autobús con el deseo de poder encontrarla, no me imaginé aferrarme tanto a una persona en mi vida, yo solo quería verla, el viaje era corto, solo de una hora y media, así que fui nervioso todo el camino, no paraba de ver su foto que le llevaba a todos lados conmigo desde el día que ella se fue, no dejaba de pensar en que quería abrazarla y darle un beso de nuevo, era un viaje corto pero a mí me pareció eterno. Por fin llegué a la estación de la ciudad, yo presentía que ella estaba cerca de ahí, yo presentía que por fin llegaría de nuevo con ella, pregunté por el centro de la ciudad y no tardé en caminar a ese punto, realmente estaba perdido no sabía para dónde ir, no me quedaba más que preguntar y para mi fortuna, a la primera persona que le pregunté conocía a su familia, pero me comentó que ellos se había marchado de esa ciudad hace algunos meses, y nadie supo el motivo, ni hacía dónde se dirigían, solo le agradecí y me fui con lágrimas en los ojos caminando rumbo a algún lugar solitario, busqué una plaza o algo similar y al llegar no pude contener más el llanto, la había perdido para siempre, se había marchado para siempre, se había alejado mi amor y yo me consideraba el hombre con la peor suerte y vida del mundo, eran tantos malos momentos que en mi vida había pasado, tardé unas horas llorando ahí y no podía más, puede ser que pudiera ser feliz sin depender de nadie, pero no era así, había dejado mi pueblo, había dejado todo por encontrarla, yo daba todo lo que fuera por ver su rostro tan bonito, pensar sinceramente ya no era bueno, todo era malo, solo quería verla de nuevo, mi corazón estaba tan destrozado, yo ya no sabía que más podía hacer, solo esperaba que ella estuviera bien, ojalá ella no estuviera sufriendo tanto como yo, nuevamente mi día se había convertido en uno de los peores, me di cuenta que tal vez cometí el error de enamorarme tan profundamente, pasaban las horas y yo seguía en la plaza de la ciudad, comenzó a llover y ni siquiera me importó, simplemente decidí caminar un poco hacía la estación y me sentía como algo que era inútil en un mundo lleno de obstáculos y dolor, al menos esa era mi forma de ver la vida en ese momento, aprecio tanto a mi abuelo, pero yo nunca tuve un padre que me enseñara a ser fuerte, tampoco tuve una madre que me diera el cariño que necesitaba al momento de crecer, tal vez por eso es que yo necesitaba ser amado por alguien, caminé esperando a que la lluvia pudiera borrar un poco de lo sucedido, yo nunca me imaginé pasar por esto, las esperanzas que yo sentí poco a poco fueron desapareciendo, si el amor es para enamorados, porque yo no siento realmente ese amor que tanto necesito, es que no amo lo suficiente, o simplemente ya me tengo que rendir. Regresé en el primer autobús que iba a la ciudad donde yo estudiaba para seguir con mi vida, y ahora ya no tenía ningún sentido pensar en el amor, ahora solo me tocaría enfocarme en mí .En mi vida habían pasado cosas inesperadas y todas ellas tristes.

La Ruta Del Pasajero EnamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora