SHÖNEN-AI LOVE YOU

5. segundo intento: rescate romántico

–Es una estupidez.

–Es una genialidad.

–Estoy de acuerdo con Jeongguk –le dice Nayeon a Taehyung, sonriendo. –Pero tampoco puedo esperar a que lo intentes y que al final consigas que te salga bien. Estoy encantada.

–Eh, cállate ya. –Puede que lo de ir sin camiseta no fue exactamente como lo había planeado, pero a pesar de ello, Taehyung cree que al final acabó en una mejor posición que la inicial. Jimin piensa que es mono. O... que su marca de nacimiento es mona, y su marca de nacimiento es parte de él, así que lo más razonable es pensar que Jimin también piensa que Taehyung es mono, que es lo que Taehyung siempre ha querido.

Jimin ahora le sonríe por los pasillos de vez en cuando. Taehyung sigue esperando el momento perfecto para devolverle su sudadera. Ha desarrollado varios temas con los que sacarle conversación para cuando ocurra, pero nunca lo hace. El momento nunca llega. Jimin parece tener un millón de sudaderas, así que Taehyung cree que no la está echando demasiado de menos. Ya huele más al detergente de Taehyung que a Jimin, porque su madre es terrorífica durante los días de limpieza, pero aun así le gusta simplemente tenerla.

A pesar de todo, la situación no ha cambiado mucho; aunque al menos ahora Jimin le dedica una milésima de su tiempo. Aun así no se sienta con ellos en la hora de la comida, pero tampoco piensa que Taehyung le está mintiendo. Es hora de poner en marcha el siguiente paso.

–Entonces, a ver si me entero –Seungcheol cierra cuidadosamente su libro de texto. –Vas a... hacer que se caiga... y aterrice en tus brazos para que os beséis accidentalmente.

Taehyung se sonroja. –Básicamente. –Puede que la parte del beso sea un poco demasiado, considerando que no han hablado mucho, pero los accidentes pasan. Incluso aunque estén un poco planeados. –Es algo que ocurre a diario.

Jeonnguk observa a Taehyung con incredulidad. –¿Literalmente cómo?

–Magia gay –dice Nayeon con seguridad.

–Sí, claro que sí. ¿A ti te funciona bien esa magia?

Ella se echa el pelo hacia atrás. –Yo no necesito magia –dice decididamente. –Sé ligar.

–No os hacéis una idea de lo que estoy odiando esta conversación –dice Jeonghan, volviendo a leer su libro.

En los manga siempre sucede con naturalidad, pero Taehyung no cree tener precisamente la suerte de su parte, así que ha hecho planes. Jimin siempre pasa junto a él por pasillos casi totalmente vacíos en el descanso entre matemáticas e historia. En esa zona hay una pequeña alfombre que siempre acaba amontonada y con pliegues. La gente se tropieza a diario.

De modo que Taehyung arruga la alfombre y espera. El plan de ir sin camiseta no fue suficiente, pero esta vez va a dar en el clavo. Sin duda. Va a salvarle la vida a Park Jimin.

Jimin aparece corriendo por los pasillos, de acuerdo a su plan. Taehyung observa como su pie entra en contacto con el tapete y avanza para sujetarlo.

Aquí es donde las cosas se tuercen.

Jimin va avanzando bastante rápido y Taehyung no es particularmente débil, pero definitivamente no calculó el impulso añadido de la velocidad o la forma en la que las piernas de Jimin se enredaron con las suyas, o el modo en el que la alfombra se escurrió bajo sus pies y entonces se está cayendo hacia atrás y pensando, vale, menuda puta mierda.

Su cabeza choca contra las baldosas del suelo.

–Joder... Dios, joder –Jimin parece angustiado, pero Taehyung está demasiado aturdido para procesar nada. Jimin está encima de él. Ha merecido la pena, probablemente. El chico está intentando bajarse de su cuerpo, pero las manos de Taehyung se niegan a liberarlo. –¿Estás bien? Mierda.

–¿Qué? –pregunta Taehyung, pero más bien suena como un gruñido.

Jimin retira los dedos de Taehyung de su camisa y solo entonces éste se percata de lo que está intentando hacer y lo libera. Jimin le aparta el pelo de la cara con una mano y con la otra le alza la nuca, levantándole la cabeza del suelo delicadamente. –¿Cuántos dedos ves?

–Em... –Taehyung entrecierra los ojos. –Eres como muy precioso.

Jimin hace una mueca. –Te has jodido la cabeza, tío.

–Em. –Es verdad que le duele. –Probablemente.