Capítulo 4: Entrenamiento y playa.

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Dos meses antes de los 67° Juegos Del Hambre.

FINNICK

 No más tardar una hora después de enviado el mensaje, llegó la respuesta:

Para: Finnick

Mensaje: Te Extraño más. Necesito un abrazo.

Lo primero que hice ese día al llegar al distrito, fue darle un abrazo como me había pedido.

Me dijo, que sus padres habían estado en la casa el día anterior, y que habían discutido por su causa. No pregunté qué había pasado, no quería remover lo que le hacía mal.

Los siguientes dos meses fueron tranquilos. Nada de cartas del capitolio.

A India la veía cada tarde en la playa, donde nos quedábamos hasta que anochecía.  Durante algunas mañanas la cruzaba en el gimnasio de entrenamiento. Como casi todos en el distrito cuatro, nos entrenábamos durante los veranos para los juegos. Yo por ser mentor, prestaba ayuda en algunos puestos, que eran mi fuerte.

Una mañana cualquiera, sonó el ruido característico, que informaba que se había encendido el micrófono. 

Alguien carraspeó y dijo: - Por disposición gubernamental, este año, no puede haber voluntarios en la cosecha.

Nadie respondió, todos quedamos en silencio, procesando la información. Casi todos los años que eran favorables para el distrito, se presentaban voluntarios. Este sin duda había sido un buen año.

India me miró, estaba en mi puesto de nudos, éramos los únicos en el sector en ese momento. Pero desvió rápido la mirada.

Todos habíamos entendido.

 Este año los elegidos, no eran obra del azar.

Seguimos haciendo nudos. Amaba la forma en que sus ojos hermosos y azules, seguían lo que yo hacía con la soga en las manos. Tenía mucha facilidad para aprender, y también sabía algunos de antemano.

El sistema era sencillo: yo hacía los nudos, ella miraba, y copiaba.

En un momento, noté que estaba haciendo algo mal, asique la ayudé a arreglarlo. Me di cuenta que esa pequeña acción, nos había perdido. Seguimos  mirando nuestras manos juntas y permanecimos inmóviles.

Esa tarde, mientras jugábamos en el agua, me di cuenta que nunca, NUNCA, la había visto en traje de baño. Siempre llevaba puesto algo encima.

Le salpiqué mucha agua, mojando el vestido de playa. Ella permaneció inmóvil, contemplando que tanto dejaba ver su ropa mojada. Hice algo. Me saqué mi remera, tirándola a la costa. Seguido, agarré el borde del vestido, y lo deslicé por su cuerpo. India, estiró sus brazos para ayudarme con la tarea. No era voluptuosa, todo lo contrario. Extremadamente flaca, casi sin curvas, exceptuando su cintura.

Me encantaba, no sabía qué hacer para ocultarlo, sentía que era tan obvio.

Jugamos carreras, nadamos hasta lo más profundo, buceamos, buscamos caracolas, cualquier cosa era divertida con ella.

Cuando los últimos rayos de sol asomaban, le tomé la mano, y caminamos juntos entre las olas hasta la arena. Nos sentamos uno junto al otro. Ella distraídamente apoyó su cabeza en mi hombro.

La miré. Me miró. Se alejó apenas de mí. Acerqué mi cara a la suya. Pase mi nariz sobre la suya, en un beso esquimal. Ella sonrió. Su sonrisa me perdía. Posé mis labios en los suyos.

Nos paralizamos en esa simple unión de nuestros labios. Nos separamos apenas. Ambos miramos nuestras bocas.

La besé. Como nunca había besado a nadie.

No era un beso más. Era un beso necesario.

Secretos junto al mar [Vida de Finnick Odair]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora