Holis, disculpen la tardanza he estado algo ocupada, pero here we go!
Desde ya, muchas gracias por leer! Disfruten el capítulo.
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La Bella Durmiente
Capítulo 5: Azul, rosa ¡y verde!
SiWol hacía de las suyas con los cestos de manzanas. Entre masticada y masticada miraba al par de idiotas en el claro. Las espadas chocaban con furia, resonando el metal por sobre las copas de los árboles a la brisa.
HongBin retrocedía nerviosamente cuando Leo se adueñaba del combate. Con una agilidad asombrosa predecía sus simples movimientos y juraba que podría reventar su espada de una estocada. Era difícil estar atento a sus pies, manos, a sostener a Escoba y a fijarse en ese rostro concentrado y con gotas de sudor a las sienes. Su cabello rubio brillaba bajo el caluroso sol y el viento lo despeinaba sin problemas. El príncipe Leo era tan apuesto, por los dioses...
Un choque brutal de espadas le hizo tambalear.
—¡No mire al rostro, princesa! —le sacó de su ensoñación. HongBin asintió con torpeza, siguiéndole el compás como podía— ¡A las manos, es a las manos!
Se enfocó en ellas y la espada, sin embargo, Leo aprovechó eso para barrerle los pies con la pierna, derribándolo al suelo.
—¡Leo!
Leo se inclinó hacia él. Entre jadeos le dedicaba una enorme sonrisa.
—...Y a los pies —susurró a su oído, deteniéndole el pulso. Se enderezó y le ofreció la mano— Se confió demasiado, princesa —esa sonrisa arrogante con el cabello sudado y alborotado era magnífica. Y HongBin se aprovechó de ella para tumbarlo de espaldas de una patada— ¡Auch!—¡Y tú también! —burló, levantándose de un salto.
—¡Pausa! —carcajeó adolorido, soltando la espada y sobando tras su cabeza— Descanso, descanso —se levantó todavía algo aturdido. Su sonrisita impresionada se desvaneció al ver un moretón en uno de los pómulos de HongBin— ¡O-Oh! ¿Estás bien? —acunó sus mejillas acaloradas para mirar mejor el hematoma—Te golpeé...
HongBin ruborizó por la brecha que apenas separaba sus rostros. Su aliento cálido y acelerado chocaba contra su nariz. A manos temblorosas lo apartó y miró a otra parte.
—¡E-Estoy bien! Es parte del entrenamiento.
El príncipe sonrió y envainó su espada.
—Vayamos a la fuente a que se lave la cara. Aunque sea entrenamiento, sigue siendo su cumpleaños —propuso, comenzando el camino hacia la fuente de piedra a unos metros de allí. HongBin asintió y le siguió, mirando a sus pies para tranquilizar su corazón aún alborotado. No era por el entrenamiento, de eso estaba seguro.
Recogió agua de la palangana y HongBin tomó un poco, limpiando su cara sudada y sucia de tierra.
—Es una lástima por su vestido, es hermoso... —dijo, mirando a las manchas de tierra que curtían su falda y mangas.
—No me importan los vestidos —encogió de hombros, volviendo a enjuagarse la cara— Si fuera por mi usara una armadura como la tuya.
—Qué pésima idea...
—¿P-Por qué? —HongBin palideció. Su corazón contento se derrumbó hasta el suelo. Leo por su parte soltó una risita y negó con la cabeza.
—Las armaduras son un fastidio, y si es día soleado... ¡Lo menos que querrá será compartir tienda de campaña con cinco soldados apestosos! —entornó los ojos con la sonrisa en los labios. HongBin se tranquilizó y negó con la cabeza a su mismo nerviosismo— Pero, usted sería un maravilloso soldado... —le dijo, mirándole a los ojos. HongBin retrocedió hasta sus tobillos topar con la fuente de piedra. Leo volvió a acercarse, detallando ese rostro ruborizado e impresionado— Una maravillosa soldado —deslizó los dedos a ordenar tras su oreja un mechón rebelde— Aunque me apenaría obligarla a comer gachas de avena cinco días a la semana y limpiar las caballerizas si me erra una flecha —admitió encogiendo de hombros.
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La Bella Durmiente (LeoBin)
FanfictionEn un reino, alejado de la indolencia del Este y su tiranía, un gran baile se celebraba. El baile de bienvenida al pequeño Príncipe HongBin. En medio de la algarabía, el Rey Loco aparece y con una maldición inquebrantable sentencia el destino del be...